Libertad de expresión
Si hoy hay un concepto invocado y manipulado por unos y otros, este es sin duda el de la libertad de expresión, y es bueno aclarar de salida, que no es un concepto moderno vinculado a la democracia actual, y se cree que el concepto de la libertad de expresión arranca en el derecho ateniense de los siglos VI y V a.C.
Esta referencia a la libertad de expresión aparece después en todas las referencias a los derechos humanos, apareciendo en el derecho inglés de 1.689 y un siglo después en la Revolución Francesa. Nuevas referencias encontramos en la Declaración Europea de los Derechos Humanos, en la americana y en la carta africana de los derechos humanos. En todos los casos supone el derecho a recibir, buscar y difundir ideas.
Pero no se trata de un derecho ilimitado, especialmente cuando entra en conflicto con otros derechos, especialmente con la privacidad, el honor y la reputación de las personas. Y lo limita cuando incurre en la difamación, calumnia, obscenidad, pornografía, o afecta a la propiedad intelectual de terceros. Las limitaciones se realizan invocando el “principio de daño” o el “principio de delito”. A los interesados les recomiendo la lectura del artículo del Profesor Quijano en el Norte del pasado domingo. Como en tantos otros campos de la actividad humana, la aparición de internet ha supuesto una auténtica revolución en la interpretación de la libertad de expresión y el abuso impune que se comete en las redes.
Una variedad especial es la libertad de expresión artística y ahí las invocaciones a la libertad de expresión a veces resultan kafkianas, intentando vender como arte lo que no son sino expresiones de mal gusto, insultos, difamaciones, incitaciones al odio, la xenofobia y a la violencia,
Y así llegamos a la situación actual, en la que millares de manifestantes incendiaron, en el sentido literal del término, las calles de Barcelona, Valencia, Madrid, Bilbao y otras ciudades españolas, (lo de Valladolid fue una ridícula concentración convocada por la CGT en la que había más periodistas y curiosos que manifestantes, por cierto buena parte de ellos conocidos de la policía..), exigiendo la libertad inmediata de un rapero, delincuente multi reincidente que no está en la cárcel por hacer uso de la libertad de expresión, sino por reiteradas sentencias judiciales.
Pero la realidad es muy otra: el rapero llamado Pablo Hasél, no está en prisión por hacer uso de la libertad de expresión, sino por múltiples delitos: dos años condenado a prisión por enaltecimiento del terrorismo, nueve meses de cárcel y multa por injurias a las instituciones, seis meses de prisión por agredir a un periodista de TV3, dos años y medio por amenazar a un testigo en un juicio. Como vemos un auténtico artista... del delito.
Pues bien, el encarcelamiento de este delincuente es el motivo esgrimido para incendiar las calles de forma tremendamente violenta, agredir a las fuerzas de seguridad, destrozar el mobiliario urbano, reventar los establecimientos comerciales, bancarios e incluso periodísticos establecidos en el trayecto de las manifestaciones, invasión y rapiña de los establecimientos comerciales reventados, (todos recordamos al joven saliendo cargado de ropa de uno es estos establecimientos), mientras el portavoz de Podemos elogia a estos jóvenes valientes antifascistas, el vicepresidente Iglesias muestra su comprensión, y las fuerzas de seguridad nacionales y autonómicas se quejan del abandono material y moral a las que les tienen sometidos sus mandos políticos, el alcalde de Valencia pide que se investigue la actuación de los policías, y el presidente del Gobierno y su ministro del Interior se esconden y tardan tres días en condenar “todo tipo de violencia” (ojo a la frase), equiparando el terrorismo callejero a la legítima actuación de las fuerzas de seguridad.
Espero haber convencido a mis lectores de que ni lo del delincuente encarcelado es libertad de expresión, ni las brutales manifestaciones callejeras tienen razón de ser. Aquí te lo recuerdan los okupas del antiguo hotel del Marqués de la Ensenada, porque esa es la forma que tienen de hacer cultura los integrantes de la Molinera.
Y para terminar una pequeña posdata: hace una semana al comentar el desarrollo de las elecciones catalanes expresé mis temores por un recrudecimiento de las cifras de la pandemia en Cataluña. Pues lamentablemente a los 10 días así ha ocurrido. Esperemos que se imponga el criterio de la ministra de sanidad sobre el de la de Igualdad y no se autorice manifestación alguna el 8M.
La semana que viene veremos