Seguimos y seguiremos por un largo tiempo sufriendo, como en otros países padecen, la barbarie humana de una guerra prevista, organizada, preparada y contra la que no se ha hecho nada durante años, más allá de blanquear al asesino y la ideología que lo sostiene.
Nuestro gobierno, como ya hizo con la pandemia -bueno, sigue en ello, años después- sin preparar, sin organizar, sin generar patrones o modos de actuación ante la crisis.
Sorprende, o no, que, aquellos cuya ideología parte de la intervención del Estado, de la creación de un sistema público de actuación y el desarrollo de políticas públicas que absorban todo el ámbito privado, cuando llegan los momentos en los que es necesario, por vital, la creación de planes de actuación urgente por sufrir un proceso crítico en lo social, en lo económico, en lo jurídico y en lo sanitario, en lugar de cumplir con sus postulados, dejan los brazos caídos, dejen al pueblo abandonado, eso sí, con soflamas vacías, y se nieguen a intervenir. Somos los que creemos en la libertad, en un estado pequeño que cumpla su función social, pero que no intervenga en la actividad de los ciudadanos, los que exigimos que, en procesos críticos, debe de intervenir ese Estado a favor y en servicio de sus ciudadanos.
Me pregunto ¿los que propugnan la intervención no intervienen para someternos? ¿quien no hizo nada, no ha creado ni un solo modelo de acción, no ha desarrollado planes de actuación frente a una crisis sanitaria en la que moría la ciudadanía, será capaz de evaluar la situación, generar planes de acción frente a una guerra?
La guerra la hemos comenzado a sufrir en la economía, pese a que aún no ha llegado el tsunami económico que el conflicto está generando y no hemos hecho nada, pero la sufriremos también en el ámbito social como efecto directo del económico, pero con un efecto colateral con los refugiados. Ello nos llevará a la necesidad de constituir modelos jurídicos de actuación en los que hemos de construir "ciencia jurídica ficción", pues los actuales no nos servirán y, Dios no lo quiera, podremos sufrirlo en el sanitario en la medida que padezcamos acciones militares directas.
Pues bien, si no se adoptan medidas, este gobierno volverá a reactivar los ICOs como solución (nos echa a los que ellos denominaban tiburones) y aplicará los ERTEs (aplicará medidas antisociales como las denominaba cuando la derecha creó la figura) o enviará unos pocos militares al conflicto (cuando otros apoyaron la guerra y enviaron un barco hospital los denominaban Asesinos), pero nos volverán a dejar solos ante el dinosaurio para afirmar que saldremos mejores y más fuertes (manda güevos).
Es urgente animar el sentimiento patrio como modelo de defensa, de apoyo social y de lucha contra el asesino comunista que ha provocado la crisis, es necesario fortalecer los modelos sociales de colaboración, de gestión de las crisis, crear planes de actuación en los que, con la intervención de los expertos en la materia militar, geopolítica, económica y social, se generen diques de contención al desastre que se nos presenta, para que sus consecuencias sean menores a las previsibles. Es vital, ahora que lo vemos, prevenir a la ciudadanía, proveer de medidas de acción y prever las crisis que vamos a sufrir; en definitiva, que generen los programas de prevención ante los riesgos a los que nos hemos de enfrentar.
Algún comunista que no quiera ver lo que nos trae el comunismo o algún socialista de plexiglás, ambos orondos por el pesebre, se permitirán no criticarme, sino calificarme de canalla o miserable por afirmar que nuestro gobierno, otra vez, nos dejará morir, pero a ver si, por una vez en su vida, en lugar de epítetos vacíos o soflamas demagógicas, presentan actuaciones concretas que adoptar en defensa de la libertad, de la vida, de la economía y de los ciudadanos de su país, de su Nación, de su Patria.