La subida de los precios de productos básicos en España, es decir, de todo lo que de manera ordinaria necesita cualquiera para la vida diaria: comer, tener una temperatura agradable en casa, utilizar el coche para ir a trabajar o utilizar el transporte público. Todo ello se ha convertido en un artículo de lujo.
Ahora mismo los precios de la cesta de la compra, de los productos primarios necesarios para comer, que es algo que hacemos todos los días y de lo que no podemos prescindir, se ha duplicado. Cuando hice la compra la semana pasada me di cuenta de cómo con el mismo importe que compraba para 15 días solo podía adquirir lo necesario para una semana.
Mi amigo Óscar me decía que había necesitado el doble de dinero para llenar el depósito de gasolina de su coche. Los recibos de la luz y del gas se han puesto por las nubes, el precio de la electricidad ha llegado a las cotas más altas de los últimos meses.
El Gobierno ha anunciado la limitación del precio del gas con el objetivo de rebajar el precio de la electricidad. Ahora bien, la Comisión Europea tendrá que aceptar y autorizar esta medida, y con la amenaza cierta de que Argelia suba los precios por su rechazo al acuerdo de España con Marruecos acerca del Sáhara.
Viendo el rumbo que han tomado los precios, sólo vivir se está poniendo imposible. La inflación ha subido como no lo hacía en los últimos 27 años y todos hemos visto cómo los ahorros de los que disponemos y nuestra capacidad de adquisición se ha reducido en un 10%.
El jueves a mediodía paseaba por Valladolid y los bares estaban vacíos y los restaurantes también. Pregunté a mi amiga Lucía, camarera en un bar del centro de la ciudad, y me comentó que estaban todos los locales igual, que estaban francamente sorprendidos y desolados por la falta de clientela.
Me tomé un café y el camarero me dijo:"¡Está todo fatal!". Y ojo, que nadie quiere trabajar el fin de semana, me aseguró que no encontraban a nadie que quisiera trabajar en Semana Santa.
La verdad es que mientras todos los países de nuestro entorno a principios de marzo ya habían adoptado medidas relacionadas con los impuestos, con el precio de la electricidad, el gas o los combustibles, en España las medidas se han adoptado muy tarde y hemos tenido una huelga de transportistas que ha durado demasiado y que ha agravado aún más la situación económica.
La rebaja del precio de los combustibles que entró en vigor el viernes pasado ha causado desconcierto en las estaciones de servicio y también en los consumidores, ya que las primeras han visto cómo se convertían en las encargadas de adelantar el ahorro de los consumidores sin saber cuándo ni cómo lo van a recuperar.
Para desconcertar aún más a todos, el Ministro de Consumo, Garzón, que siempre que aparece es para añadir más preocupación, ha mandado una carta a las CCAA para que controlen los precios de las gasolineras. La verdad que no sé cómo lo van a hacer, con qué mecanismos automáticos van a contar para hacer esta tarea.
La realidad es que la medida ha sido improvisada y precipitada, con el dinero de todos vamos a financiar el gasto de los que tienen coche, ¿y los que no lo tienen o no lo usan?
Mientras, agricultores y ganaderos siguen viendo cómo se encarecen sus costes de producción y no pueden repercutirlo en el precio de venta de sus producciones, a pesar de que contamos con una ley que prohíbe comprar por debajo de los costes de producción, pero la realidad es bien distinta.
Las cadenas de distribución obligadas también por las medidas aprobadas por el Gobierno a limitar el cupo de determinados productos que se pueden adquirir por cada consumidor. Algo que no fue necesario hacer durante la pandemia y ahora se impone el racionamiento.
En Castilla y León seguimos esperando a que se constituya el Gobierno, llevamos ya desde el 20 de diciembre sumidos en la inacción. Es imprescindible que se adopten medidas que frenen esta debacle en la Comunidad Autónoma que ocupa los primeros puestos en las producciones más importantes por las que destaca nuestro país, como son los cereales, el porcino, la carne de vacuno, lechazo, conejo, huevos, leche de ovino, remolacha...
Si en esta región, que es la más destacada en la producción de alimentos de prácticamente todos los sectores, no se adoptan medidas de forma inmediata, la verdad es que es para preocuparse por el papel que tiene la administración autonómica.
En el plano internacional se anuncia la subida de los tipos de interés ante la posición del BCE y las decisiones de Christine Lagarde en relación con la paralización de adquisición de deuda pública a España.
Se avecina una crisis económica y una pérdida de poder adquisitivo muy muy importante para los que menos tienen. ¡Abróchense los cinturones!