Sabemos que Castilla y León destaca por su tradición, por una cultura milenaria arraigada de celebración de la Semana Santa, de la fuerza que le da que ciudades y pueblos de esta extensa Comunidad, la más extensa de España y la tercera de Europa exhiba fervor religioso y procesiones por los cuatro costados en las que se unen miles de cofrades.
Declaraciones de interés turístico internacional, nacional y regional dan buena muestra de esta trascendencia.
Estábamos todos deseando volver a las calles a seguir las procesiones, han sido dos largos años sin ellas. Sin poder seguir los pasos y volcarnos en disfrutar de las imágenes y en los pensamientos que al mismo tiempo tenemos y que nos conducen a la realidad del sentimiento de la vida y de lo que realmente significa. Son unos días de reflexión para los cristianos que nos permiten acercarnos a valores como la compasión, la humildad con mayúsculas, la gratitud, la esperanza... Se trata de los valores que nos deberían acompañar siempre en nuestro quehacer cotidiano.
Los cofrades estaban deseando volver a salir con sus pasos y se nota, hay una dedicación y un esmero especial estos días. Había una concentración de deseo por volver con sus pasos y se manifiesta, se siente. La calle es un hervidero de gente, todas las calles están repletas de personas que no quieren perderse ni el más pequeño detalle.
He podido recorrer las calles y ver las procesiones de Valladolid, desde el Viernes de Dolores y puedo decir algo muy repetido pero no por ello innecesario que cobra todo el sentido que es un Museo en la calle. La Semana Santa de Valladolid es un privilegio para cualquiera que pueda disfrutar de ella. Además, he podido conocerla mejor de la mano de una familia amiga vallisoletana que la sigue todos los años desde hace muchos y que me ha guiado y me ha ilustrado sobre todo lo que hay que saber. Cristina y Joaquín son unos verdaderos expertos. ¡Un auténtico lujo este ejercicio! Sería fantástico que los niños en Castilla y León tuvieran una unidad didáctica sobre la Semana Santa, como valor cultural, más allá del sentido religioso que tiene.
Se unen la sobriedad castellana al valor artístico de las imágenes, de grandes escultores como Juan de Juni o Gregorio Fernández, que llevan a su máxima expresión el significado cristiano de la pasión de Jesús. Estremece la Virgen de las Angustias en su avance solemne hacia el encuentro con Jesús Despojado frente a la fachada del palacio de Santa Cruz. Como también lo es la soberbia e imponente imagen de Cristo atado a la columna en su salida de la Vera Cruz o la impresionante Piedad con la fachada de San Martin de fondo. A cual paso más impactante y el fervor popular más emocionante.
El esfuerzo de las bandas, acompasando la música con la marcha de los pasos convierte las procesiones en una experiencia inigualable al aire libre. Gracias a los cofrades por el trabajo y esfuerzo que realizan durante meses con el empeño y la ilusión que ponen en ello para que podamos asistir a una demostración de fervor popular que acrecienta el valor cultural de un legado que debemos tutelar.
Se notaba este año que la gente quería volver a la normalidad, que todos queríamos estar en la calle. Salir de nuestra casa y disfrutar con amigos de un acontecimiento único en el mundo que nos sitúa en el epicentro de las tradiciones y de la historia mundial como nos sucede con muchas otras muestras de patrimonio, arte y cultura en las que se coloca España. No en vano somos el tercer país del mundo con más bienes patrimonio de la Humanidad. Podemos sentirnos realmente orgullosos de nuestra aportación, desde este pequeño punto geográfico en un mundo tan grande.
Confío en que esta Semana de Pasión haya contribuido a que sectores que han estado muy castigados por la pandemia hayan podido recuperar la posición. El sector turístico es uno de los que más ha sufrido las consecuencias de los cierres, en Castilla y León especialmente injustas y absurdas las decisiones de cierres y horarios, sin distinguir pueblos de ciudades, en una Comunidad en la que teniendo un extenso medio rural se podían haber tomado de forma más adaptada a sus posibilidades. En definitiva, espero que sea el despegue de un sector que desde el punto de vista económico es de los que más aporta al desarrollo y crecimiento, ya que varios de sus principales soportes son el patrimonio histórico, la cultura y la gastronomía.