Creo no exagerar si digo que nadie medianamente sensato en este país tenía la menor duda sobre la victoria del Partido Popular en los comicios andaluces del pasado 19-J, algo que aseguraban con mayor o menor acierto todas las encuestas que venían publicándose desde la convocatoria electoral, el CIS de Tezanos incluido, si bien es verdad la victoria conseguida ha sido muy superior a la esperada y hasta El País la ha calificado de histórica.
El propio candidato vencedor pedía una mayoría suficiente para gobernar en solitario… y ¡vaya si lo consiguió! y al final, muy al final del recuento, cuando las pantallas sumaban el escaño 58 al PP, restándoselo al PSOE, el propio Juanma Moreno confesó que ni en sus mejores sueños había soñado ese resultado. Pero sí había una excepción que se llama Narciso Michavila y que a través de su empresa GAD 3, publicaba al cerrarse las mesas electorales el resultado de sus encuestas que clavaba el resultado final.
Habitualmente, cuando se abren las urnas y terminan los recuentos, todos los candidatos afirman haber ganado las elecciones y tratan de explicar, los más, por qué no podrán formar un gobierno. Pero también en esto, las elecciones andaluzas han sido una excepción y tan sólo uno de los candidatos se ha proclamado vencedor, mientras los demás han intentado justificar sus resultados.
Y si antes se decía que las campañas electorales no modifican el voto, a partir de las últimas elecciones habrá que pensar lo contrario: en Castilla y León en el inicio de la campaña se aspiraba a la mayoría absoluta del PP y al final, aún ganando las elecciones Alfonso Fdez Mañueco se vio obligado a pactar con Vox para poder formar gobierno. En Andalucía se anticipó hace tiempo el triunfo popular pero nadie (salvo Michavila), se atrevió a pronosticar la mayoría absoluta.
En la campaña, el tono elegido por Moreno y sus compañeros fue de moderación, sin insultos ni descalificaciones a sus adversarios, incluido los dos debates celebrados. En estos, conscientes de que eran todos contra él, excepto el candidato de Cs, mantuvo una postura de tranquilidad que desquiciaba a sus contrarios… y aburría a quienes tuvimos la paciencia de seguir en su integridad ambos debates. El resultado fue que los populares tuvieron más votos que la izquierda y la extrema Izquierda juntas.
El candidato socialista y alcalde de Sevilla, Juan Espadas, hombre moderado, tenía sobre él dos espadas: una más pequeña, a la que tan sólo se refirió de pasada Macarena Olona con la “trama del Word Perfect” que afectaba a la esposa del candidato, alcalde y secretario general del PSOE andaluz, y otra mucho más pesada, más pesada que la Tizona del Cid, que era la sombra de su amigo Pedro Sánchez, de quien el candidato era una apuesta personal. Al inicio de la campaña y a la vista de las CIS encuestas, “su sanchidad” pretendió volcarse en la campaña pero al ver la evolución de la misma y los pronósticos de las encuestas, decidió recortar su presencia en la campaña. Por cierto, se dice que los alcaldes socialistas andaluces no quieren que los acompañe en las elecciones municipales.
Y Vox, y bien que lo siento, se equivocó de medio a medio en estas elecciones que, por cierto, venía reclamando hace años y que forzó rechazando los presupuestos. Se equivocó con la candidata, que pasó de ser una de las más brillantes voces en el Congreso de los Diputados a una candidata paracaidista o cunera en una Andalucía que conocía de turista, forzando un empadronamiento esperpéntico en Salobreña donde, por mucho que digan, no residió en su vida. Por si esto fuera poco, su actitud tanto en los actos de campaña como en los debates no convenció, y remató el rechazo andaluz cuando aseguró aquello de que “si el PP necesitara un sólo voto de Vox, aunque fuera una abstención para poder formar gobierno, no lo conseguiría si Vox no entraba en el Gobierno”.
Sinceramente, en mi opinión, una de las mejores campañas, debates incluidos fue la de Juan Marín, pero la suerte de Cs está echada hace tiempo por mucho que Arrimadas se empeñe en lo contrario. Lo siento por él, que no por Cs, que no consiguió ni un sólo escaño, y que mantiene su lealtad a Moreno hasta el último día.
Otro batacazo de escándalo fue la de la coalición de seis partidos y grupos de la extrema izquierda, cuya composición y cabeza de lista fue conflictiva hasta última hora, en que Yolanda Díaz impuso a su candidata frente a la de Pablo Iglesias. Otro fracaso más de la política “más valorada en las encuestas de Tezanos” ya que Por Andalucía obtuvo tan sólo cinco escaños.
Y el grupo liderado por Teresa Rodríguez, Adelante Andalucía, obtuvo tan sólo dos, y es que los votantes de estas dos últimas listas no tenían claro cuál era la suya. Entre ambas listas de extrema izquierda han perdido 10 escaños.
En resumen, victoria histórica de Juanma Moreno y el Partido Popular, que pasó de 22 a 58 escaños, ganando en todas las provincias andaluzas, en todas las capitales de provincia y ciudades de más de 100.000 habitantes y en 550 de los 780 municipios andaluces en la comunidad más poblada de España.
Esperemos que siga gobernando con templanza para todos los andaluces, y no haga que ninguno se arrepienta de haberle votado. Lamentablemente, dicen que el nuevo gobierno tendrá dos consejerías más, algo que suele ocurrir cuando se pasa de un gobierno monocolor a uno de coalición, porque hay muchos que colocar. Y espero, eso sí, que siga cerrando chiringuitos.
Tan histórica como la victoria popular fue la derrota socialista después de gobernar 37 años aquella comunidad, perdiendo sus feudos más característicos y ganando tan sólo en 200 municipios, es decir la tercera parte de su resultado en las anteriores elecciones con lo que el candidato del “presimiente” obtuvo 30 escaños, el peor resultado socialista en Andalucía desde que llegó la democracia.
Vox, que reclamaba y forzó las elecciones convencidos de su victoria, (Olona llegó a ofrecer la vicepresidencia a Juanma Moreno) y que aspiraba a los 25 escaños, se tuvieron que conformar con un aumento de dos escaños. Y mucho me temo que han tocado techo.
Adelante Andalucía, muy a pesar de Yolanda Díaz ha sido otro rotundo fracaso a pesar de aglutinar a seis formaciones distintas. Y es que los andaluces ya están hartos de tanta izquierda…
Y Teresa Rodríguez no va a tener oportunidad de formar grupo con sus dos escuálidos escaños. Sin embargo, a las pocas horas de su “éxito”, se permitió asegurar que habían dado el “Macaronazo” y que gracias a ellos, Vox no entraba en el gobierno. Y es que puesta a decir tonterías, la “mamá de los menas” no tiene precio.
Y para terminar os recuerdo que Puente pide perdón por el desastre de sus calles de colorines. Bien está, pero… ¿Quién paga los platos rotos? Pues los mismos que seguimos sufriendo bicicletas y patinetes por las aceras.
Hasta la semana que viene.