Qué poco ha disfrutado de su jubilación el bueno de Julio César. Fue en noviembre de 2021 cuando le dedicábamos un artículo felicitándolo por sus 37 años de servicio como policía municipal en su Pedrajas del alma.
Hace unas semanas hablábamos con su hijo Pablo por la recaída que Julio había tenido, y por ello estaba en el hospital. Pero no aguantó y se nos ha ido en la noche de ayer sábado. Comentábamos en aquel artículo que 37 años de servicio en su Pedrajas natal han dejado una huella perenne de ser buena gente, servicial y afectuoso.
Y es que Julio era de los tipos buenos, generosos y honestos que salen cada cierto tiempo, de ahí que, sin ser líder de nada, fue apreciado por sus paisanos y por otros foráneos como un servidor. Y todo por su bonhomía, por su grandeza de bien.
La humildad, la calidad humana y la responsabilidad, la ejerció desde siempre, pero a raíz de sacar su plaza de policía municipal en 1984 en Pedrajas de San Esteban, sus vecinos gozaron de un hombre ejemplar que siempre, siempre fue cercano a ellos.
Decía y mantengo en aquel artículo de 2021: “A Julio, igual te lo encontrabas dirigiendo el tráfico o tramitando expedientes, o ayudando al vecino a rellenar documentos, o de delegado de callejón en la coqueta plaza de toros. Siempre atento y dispuesto a servir a sus superiores, -ha “bregado” con seis alcaldes- y a sus paisanos”.
¡Ave César!, adiós en tu viaje eterno. Gracias por tu amistad.