Hace unos días, escribía sobre algunas de esas cuestiones de la vida que nos hubiera gustado saber el momento justo. Hoy quiero hablar de cuatro más, poniendo la vista en lo que, ahora a mis 28, de más de una decepción me hubiera librado.
La cuarta cosa que me hubiera gustado saber con 18 años es que los amigos que tienes en ese momento no son los mismos que tendrás a los 24. Cuando estamos con nuestro grupo de amigos a los 18 años, solemos pensar que nunca nos separaremos. Pero lo cierto es que esto sucede con el tiempo. No somos conscientes de los cambios que pueden ocurrir en siete años en nuestro círculo de amistades, pero a menudo son cambios positivos. Las personas que se alejan de nosotros, o desaparecen de nuestro entorno, lo hacen porque así tenía que ser. A veces, el problema somos nosotros y nuestra toxicidad, pero si queremos mantener una amistad por mucho tiempo, debemos cuidarla y valorarla.
En quinto lugar, me hubiera gustado saber que lo normal no siempre es lo correcto. Debemos juzgar las cosas por nosotros mismos y no dejarnos guiar por lo que hace la gente. A menudo, la gente hace cosas sin sentido, y sólo porque algo es común no significa que sea lo correcto. Debemos ser críticos con todo lo que sucede a nuestro alrededor, y más aún con lo que vemos en las redes sociales. Sólo porque alguien con un millón de seguidores diga algo, no significa que sea cierto. Piensa que no es necesario pasar un examen de moralidad para ser influencer o famoso. No importa cuántos seguidores tenga alguien, o cuán buena persona sea, siempre debemos juzgar las cosas bajo nuestro propio criterio. Lo que para una persona es lo normal, para ti no tiene por qué serlo.
En sexto lugar, he aprendido que el camino hacia la meta es mucho más divertido que la meta misma. Si logras todo lo que te propones, ¿entonces qué? ¿Cuál es tu siguiente objetivo? Si tienes 25 años y ya has cumplido todos tus sueños, ¿qué te motiva a seguir adelante? Pienso que es mucho más divertido luchar por algo que te importa que obtenerlo. No somos conscientes del desencanto que podemos sentir cuando alcanzamos nuestras metas, y no hemos disfrutado del camino. Si no eres feliz mientras luchas por lo que quieres, es muy probable que tampoco lo seas cuando lo consigas. Disfruta del proceso, aprende de tus errores, y no te desanimes ante los obstáculos. El camino hacia la meta es lo que te hará crecer como persona, y te permitirá disfrutar de tus logros de una manera mucho más satisfactoria.
Por último, me hubiera gustado saber que los contactos son muy importantes. Si tienes que elegir entre tener dos carreras o una buena red de contactos, elige lo segundo, sin dudarlo. Conoce a tanta gente como puedas e intenta mantenerte siempre en movimiento. Una buena red de contactos puede ayudarte a encontrar trabajo y a desarrollarte profesionalmente de una manera más efectiva. No se trata de intentar hacerte amigo de todo el mundo, sino de reconocer a aquellas personas que tienen habilidades y recursos que pueden ayudarte a alcanzar tus objetivos. Si encuentras a alguien que se mueve bien en su ámbito, no dudes en caminar cerca y aprender de él. Trata a las personas con humildad, respeto, lealtad y admiración, y verás cómo tu círculo de contactos se expande de manera natural.
En resumen, si pudiera hablar con mi yo de 18 años, le diría que no importa la etapa en la que se encuentre en ese momento, todas las experiencias, buenas y malas, son importantes para nuestro crecimiento personal. Aprender de nuestros errores, disfrutar del camino hacia nuestras metas, mantener una buena red de contactos, y no dejarnos guiar por lo que hace la gente, son algunos de los consejos que me hubiera gustado recibir entrada a la adultez. Pero, sobre todo, le diría que siempre debe ser fiel a sí mismo, seguir sus sueños y no tener miedo de hacer lo que le apasiona.
La vida es un camino lleno de altibajos, pero si seguimos adelante con confianza y determinación, estamos seguros de encontrar nuestro camino hacia la felicidad y el éxito.
Recuerda caminar a tu ritmo, todo estará bien.