Ayer sábado día de reflexión, pero sobre todo sábado de verano, caminaba por Valladolid y paré en una frutería en la que tenían sandias expuestas en la calle y decidí comprar una, porque es la fruta que más me gusta en verano. Pienso que como a muchos españoles, hemos vivido con la sandía en casa durante los meses de julio y agosto, es la fruta más típica durante el verano.
Me parece tan rica o más que muchas de las frutas exóticas de nuevo cuño que hemos incorporado a nuestra mesa. Si no existiera habría que inventarla. No se entiende el verano sin sandia, como no se entiende sin el tinto de verano o sin el gazpacho. Todos son productos con origen en España, ampliamente valorados y reconocidos también por los extranjeros que nos visitan.
Multiplicado por tres
Cuando me dirigí a la dependienta de la frutería y le pedí la sandía me dijo: “pero sabes que esta muy cara” y le contesté: “si, ya sé que están caras, pero quiero comprar una sandía” y la mujer insistió “¿sabes que están muy caras?” Me parecía un poco increíble que me insistiera tanto y tuve que reiterarle que de verdad la quería, que lo tenía claro. Entonces la mujer me explicó que prefería contarlo antes de decirle el precio final al comprador porque estaban tan caras que había gente que se asustaba cuando se lo daba, después de pesar la sandía. Que incluso había tenido una sandía que costaba 40 euros por el tamaño que tenía y habían tenido que cortarla en varias piezas para poderla vender.
Realmente las sandias este año están por las nubes desde que comenzó la temporada y el precio de la que me lleve ayer ascendió a 18 euros, pesaba cerca de 5 Kilos y estaba a 3,50 el kilo. El precio para una sandia es astronómico, se ha triplicado con respecto al año pasado. Hemos estado acostumbrados, a comprar las sandias a precios muy bajos. Una fruta exquisita, que siempre se ha comprado a un precio muy económico. Este año nos ha roto todos los esquemas y se ha dado la “tormenta perfecta” que nos ha conducido a esta situación.
Sequía extrema en España
En esta campaña se redujo la superficie de cultivo de sandias y melones, y nos ha acompañado una sequía extrema durante 2023. Los embalses están muy por debajo de la capacidad que suelen tener en estas fechas si lo comparamos con la media de la década anterior. La situación es especialmente grave en la cuenca del Guadalquivir y por lo tanto afecta a la principal Comunidad Autónoma productora de sandía que es Andalucía, seguida de Castilla-La Mancha, donde la cuenca del Guadiana también está especialmente afectada por la falta de lluvia.
Tenemos la sequía más grave desde la de finales de los 80, y esto ha hecho mella en las producciones, lo que unido a los costes de producción: electricidad y abono, ha encarecido el producto.
En el caso de la sandía hay otro factor que la encarece y que es la mayor demanda del producto en otros países europeos, en los que el calor ha hecho que esta fruta sea más deseada debido a las altas temperaturas.
La inflación creciente
La situación al final es que la sandía se suma a una cesta de la compra que no ha dejado de encarecerse en lo que va de año y que todos vemos de manera real cuando pagamos en la caja. Me parece qué comprando lo mismo en los mismos sitios, ahora pago el doble que antes. Comprando carne, fruta, pescado, aceite, galletas, pan, bebidas…. el precio se ha duplicado.
Resulta curioso escuchar que la inflación se está moderando, cuando la realidad es que en el gasto en alimentación, que es un básico fundamental, pagamos el doble prácticamente.
A principios de año el INE modificó los criterios para calcular el IPC y ha introducido nuevas ponderaciones para conformar la cesta de la compra. En definitiva, criterios que han cambiado el resultado de la inflación. Se han cambiado las reglas de cálculo y por lo tanto la comparación con el año anterior no es equivalente.
Todos sabemos una cosa: que gastamos más en alimentación, en restaurantes, en viajes y como resultado tenemos menos poder adquisitivo.
Mientras escribía este artículo casualmente una amiga me mandaba un meme acerca de la sandía en el que se puede leer: “Ahora puedes comer sandía y pagarla en 12 cuotas sin intereses. A que esperas… No te quedes sin probarla”. Me pareció muy gracioso y francamente pensé que bueno es cuando tenemos los productos más ricos que nos da la tierra gracias al trabajo de los agricultores y que poco los valoramos.
Cuando escasea y cuesta tenerlo es cuando nos damos cuenta del valor que tienen. Seguro que es “ley de vida” pero deberíamos de ser más conscientes de lo importante que es cuidar de nuestros agricultores y ganaderos y pagar precios justos siempre para que no dejen de producir los alimentos que necesitamos y apreciamos.