Mudos nos hemos quedado. A España no la enderezamos ni en verano, está a la venta por lo que le den a unos y a otros. Vamos a tener que atrevernos a caminar descalzos y a ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. Soplan aires malos. Vamos camino de lo peor y de repetir las elecciones en diciembre o de quedar en manos de los separatistas y nacionalistas. Al final todo van a ser más pérdidas económicas para los ciudadanos. Seremos devorados por el globalismo. El sueño de los dormidos es eterno, por lo que parece. El mundo empresarial ya ha afirmado que, vistos los resultados, viene una desaceleración de la economía.
Se ha retratado el nivel de fracaso social en el que vivimos, de adoración a un líder mediocre de todo el espectro político que se traga por un supuesto bien que no llega nunca. Una sociedad servil que prefiere la limosna y la nevera vacía a sufrir para avanzar que para ella el cambio climático es una prioridad. Somos paguita y chándal. Los resentidos sólo sirven para acabar con los países. Luego están los que van al gimnasio en coche para ponerse a andar en la cinta. Mediante la mentira el hombre aniquila su dignidad como hombre afirmaba Kant. A pesar de todo hay que felicitarse por la participación a pesar del calor.
Este año se habla de que la cosecha de naranjas no tiene salida. Tienen prioridad las de Sudáfrica, Argentina o Egipto. La naranja española no tiene precio de momento. Como en otros sectores agrícolas y ganaderos les dicen que abandonen y pongan placas solares. La próxima vez que alguien diga ecosostenible que se lo piense.
Deberíamos preocuparnos más por la elegancia. Ser elegante significa no ser vanidoso. Se puede vestir bien por respeto a los demás y a uno mismo, y ser humilde al mismo tiempo. La elegancia no es sólo en el vestir sino en la forma de comportarse y de pensar y no parecerse a un ser irracional. La elegancia suele marcar la senda correcta a las personas. Toca cambiar y aprender a dar los buenos días. De momento sobran las palabras, cada cual que sea feliz como pueda.
Del mundo nos hablan de una posible nueva guerra en el golfo pérsico que estaría preparando los EEUU. Kissinger de cien años de edad ha ido a hablar con el presidente de China de algo que nos afectará a todos. No se trata de la deuda estadounidense, ni de la guerra comercial, ni siquiera de Taiwán. Las guerras son grandes oportunidades. De lo que dice el "Pollo" Carvajal de nuestros políticos en EEUU de momento sabemos poco. El invierno viene atravesado.