Los españoles parece que han pedido más préstamos que nunca para irse mal de vacaciones. El crédito en junio se disparó en 11.240 millones en un solo mes de toda la serie estadística. A fecha de agosto no lo queremos ni pensar. La inflación subyacente al 6,2 por ciento y los alimentos se han encarecido en julio un 10,8. No vienen meses para recuperar las familias. De esta no llegamos a Navidad.
De los pactos para formar gobierno mejor ni hablar para que no caiga la bolsa y no podamos ni echar gasolina, que ya está más cara que cuando el descuento de los 20 céntimos. La paridad y las cuotas de género van, hasta que se ahoga tu hijo y tienes que rescatar también a la socorrista. Acuérdate de la Virgen y no corras, dice el dicho. Los días de solemnidad de la Virgen son días de gran alegría interior y exterior. Es lo bueno que tiene agosto a pesar que ya va apuntando septiembre.
En septiembre volveremos a ser delincuentes fiscales para hacienda, una patología andante para sanidad, para educación naceremos con la ESO aprobada, para consumo seguiremos siendo unos ignorantes sino comemos insectos, para transición ecológica un peligro ambiental, para la DGT unos locos al volante y para igualdad ni se sabe. Los niños esos sí al colegio como puedan.
Esperemos que el cambio climático que vale para todo solucione los 1,7 millones de parados fijos discontinuos este invierno, que no trabajan ni una hora a la semana, pues como sirve para cortar la mayonesa, producir infartos, reducir el cerebro, para que se mueran los gorriones, se pasa el arroz de la paella o te sale cal en la lavadora. Menuda tarea se le viene encima al que forme gobierno. El número de horas trabajadas no remonta desde la etapa prepandemia según el INE. Algún día tendrá que escampar, este año nos toca paciencia.