Hay varios tipos de hombres los que aprenden leyendo, los que aprenden observando, los que aprenden por experiencia y los que aprenden de las tres formas. En esta senda social de destrucción de la familia quedan pocos hombres. Pocos que quieran o se atrevan a formar una familia y menos que sean capaces de pensar. Hoy millones de ciudadanos no comprenden, no saben leer ni analizan. Reaccionan de forma inmediata para lo que les ha programado la ingeniería social. Piensan que creen en las ideas correctas.
Esta semana como hacía muchos años, el que quiera ver el infierno que vaya a un centro de salud. El Covid anda desatado, los resfriados y gripes no son más que ómicron, de la cepa correspondiente. Los médicos desbordados y enfermos. Prohibido dar la baja laboral a los que acuden con síntomas. Mientras en la calle ya han empezado los colegios, están en pleno auge las fiestas patronales de septiembre, el fútbol y los toros. A contagiarse toca por el bien de la humanidad y de las funerarias. No sabemos cómo vamos a acabar, pero lo que si es verdad que muchas ciudades y pueblos de nuestra Castilla están yendo a peor. Suciedad, negocios cerrados, parálisis de inversiones y despoblación. Purines y agua no potable aparte. España entera igual. Parece como si todo estuviera encaminado a que seas pobre, estés enfermo y seas una persona sumisa al sistema.
El suicidio económico viene de políticas interesadas. Se arrancan frutales, olivos y demás y ya los plantará Marruecos; se derriban las centrales nucleares, de carbón y ya las construirá Francia; no contamines que ya lo hace por ti China, la India o los EE. UU. Lo malo es que ahora con el terremoto de Marruecos ya veremos a qué precio vamos a comprar las verduras, los huevos y todos los alimentos que vienen de allí. De eso no se preocupa nadie. En el G-20 nadie ha condenado a Rusia, ni lo hará. Ucrania ha llamado a filas a los discapacitados y las mujeres porque van ganando la guerra.
El circo de la clase política nacional como siempre busca superarse. La diada de Cataluña, nadie lo sabe, parece que se remonta a 1886, claro ejemplo de como durante el siglo XIX se reinterpretaron los hechos históricos para crear nacionalismos políticos o chiringuitos como diríamos hoy en día. Para algunos en ese año España se anexionó Cataluña. Hay que ser muy ignorantes para creerse esa patraña. Los peor es que esas gentes viejas, cansadas de trabajar y enfermas de Cataluña creen que cobrarán sus pensiones igualmente, las pagará la Generalidad. Las pagarán ellos trabajando hasta que se mueran si se independizan y sus hijos a recoger cartones por la calle. Como dijo Unamuno "el nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia".
La justicia sigue llevando la contraria a Defensa y confirma que los militares desplegados en Afganistán merecen el distintivo de excombatiente. Debería ser igual para los participantes en otras misiones de guerra-paz. El Ejército español sólo ha ido de paseo estos treinta años por los cinco continentes. Parece que los hay que no les gusta la gente honesta, sencilla y educada; aquella que lo da todo por España, que por alta que sea la cima alcanzada, nunca olvida de donde viene ni lo que le costó subir; la que siempre está pero nunca estorba. España es el país de la eterna ingratitud. Lo que nos quedará por ver estas semanas.