Este sábado, finalmente, Sánchez, sin tapujos, ha afirmado “ En el nombre de España, del interés de España y en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña”. Le ha costado demasiado tiempo decir lo que quería hacer, expresar su voluntad y ha caminado todo este tiempo engañando, ocultando y no trasladando al ciudadano qué era lo que quería hacer, lo que demuestra, por más que a muchos les moleste, que considera a los votantes, a los ciudadanos, “perritos sin alma”, memos o estúpidos incapaces de saber lo que necesitamos o queremos, una suerte de despotismo ilustrado, pero sin ilustración, luces o neuronas en la cabeza.
Nuestra Constitución, por más que tocada, retocada, manipulada y retorcida, sigue siendo una gran norma que se obtuvo con un respaldo histórico que, además establece los modos, maneras y sistemas para su modificación o alteración de forma correcta y nunca utilizada por nuestros políticos.
En este momento, Pedro quiere efectuar una reforma constitucional en su título primero, en sus fundamentos básicos, alterando la soberanía nacional, el sistema de poderes y las bases que nos concedimos, y ello es lícito por más que me moleste, pero lo es siempre que se cumplan los modos y formas que nos hemos dado, de forma que si estamos jugando al mus, no podemos cantar las cuarenta, ni si jugamos al tute es posible echar un órdago a grandes, pues cada juego, cada norma, cada operación, tiene un modelo o forma de actuar y si en democracia debemos respetar la voluntad del ciudadano, lo debemos demostrar en cada momento y si este decidió que la constitución sea modificada por medio de unas fórmulas, el no cumplirlas es despreciar la norma, al ciudadano, a la democracia, lo haga Agamenón o su porquero, lo sea de izquierdas o de derechas.
La amnistía no está admitida en la Constitución, lo manifieste Pedro o sus sicarios, lo diga Pumpido o las manchas de su toga, que vergüenza debería de darle, y su regulación daña, en sus fundamentos, a la misma y al Poder Judicial, al que nuestros políticos, y algunos de sus miembros, siempre despreciaron.
Partimos de diferentes posiciones falaces. La primera, la afirmación mendaz de que el PSOE ganó las elecciones, lo que sucedió es que las perdió, pero es el único con la poca dignidad como para pactar con asesinos y delincuentes; la segunda, que el gobierno del PSOE, y sus delincuentes, es un gobierno de progreso, cuando, en la medida que sus socios son los que son, lo único que se recibe de él es el retroceso a dictaduras o intentos totalitarios ya superados, es decir es de regreso; la tercera, que con este gobierno se pacifica Cataluña, cuando lo que se hace es arrodillarse ante el delincuente, por lo que entrega su dignidad y perderá cuanto quiera el facineroso que es consciente de que con la coacción consigue su propósito ¿es eso lo que quieren los Españoles? ¿eso es pacificar o es humillarse?
Si quieres o deseas cambiar el marco de juego lo tienes que hacer dentro del marco de juego, todo lo demás es romper la democracia, el Estado de Derecho y el deseo de los ciudadanos a los que manipulas por considerarlos una basura necesaria para tus fines.
Si como ciudadano, del color o ideología que quieras, aceptas este modo de tratarte, estás entregando tu dignidad para perderla para siempre, repudiando el valor, los principios y los logros de tus padres para destruir los de tus hijos y nietos para no conseguir nada, y hoy te lo hacen los que se autoproclaman “progresistas”, pero mañana serán o se convertirán en los más crueles dictadores que repudiabas.
Si no hacemos nada, si no mostramos nuestro repudio con señales visibles, diarias, constantes, sencillas, en contra de este tipo de acción, no te quejes mañana, te estás entregando como aquellos que lo apoyan.