La famosa campaña de los 80, “¡él nunca lo haría!”, parece que no tuvo nunca el efecto deseado. Siempre que llegan las vacaciones estivales aparecen en las noticias los abandonos de mascotas que se producen a diario.
Se deshacen, tanto de los propios animales domésticos como de los que nacen fruto de camadas no deseadas, debido a distracciones o falta de concienciación de sus propietarios. Ambos, son fácilmente prescindibles para sus dueños.
En el momento en que ya no te sirve, te cansas de él o te molesta acudes a la protectora más cercana, si te queda algo de corazón, o le dejas en cualquier cuneta, si no tienes ninguno, para volver a casa feliz, contento y con un problema menos.
Pues señores, ¡esto no puede ser así!
Cuando decides tener una mascota, sea la que sea, se crean automáticamente ciertas responsabilidades y obligaciones. Lo primero es que sea quien sea el miembro de la familia que “pida para reyes su nuevo regalo” tiene que recibir un trabajo de concienciación importante al respecto.
No es un juguete, es un ser vivo y como tal tiene necesidades, por lo que hay que realizar diferentes tareas para su cuidado y confort. Si no estás dispuesto a realizarlas, mejor no tengas animales de compañía.
Tienes que alimentarlo, sacarlo a la calle las veces que sean necesarias, educarlo, limpiarlo, cuidarlo en definitiva cual hijo querido. Los animales son igual de sensibles que nosotros, sienten y padecen de la misma forma que lo hacemos nosotros. Muestran rabia, tristeza, miedo o angustia y todo ello no debería ser generado por sus propios dueños.
Cuando el animal aparece en tu vida, tú eres el centro de todo su universo, lo eres todo, y tienes que estar a la altura. Normalmente viven menos años que los humanos, si hablamos por ejemplo de perros y gatos, así que estos años que va a estar a tu lado, que va a compartir momentos contigo, y que te acompañará en lo bueno y en lo malo ¡Hazle feliz!
Haz que sienta que le quieres incondicionalmente igual que él a ti. Cuando llegas a casa cansado del trabajo, está esperándote y se vuelve loco de felicidad al verte, como si hiciese meses que no te veía. Esa sensación solo la sentirás cuando tengas un peludo en tu hogar.
Si en verano quieres ir de vacaciones, no tienes por qué renunciar a ellas por tu mascota. Gracias a Dios, hoy en día, puedes compartirlas con tu amigo de cuatro patas.
Hay muchos apartamentos y hoteles donde dejan tener animales, ríos y playas donde son aceptados y restaurantes y bares donde les ponen su platito con agua para que ellos también se refresquen.
Si por causa mayor el viaje es largo y no crees conveniente que tu fiel compañero deba ir, intenta dejarle con alguien de confianza, alguien que le quiera como tú lo haces. No le dejes con cualquier amigo, porque por muy buen amigo que sea puede que no tenga afinidad con los animales y la experiencia sea un desastre. Valóralo antes y ten claro si va a ser capaz de cubrir todas sus necesidades.
También hay lugares donde puede quedarse, como hoteles de mascotas. Antes de dejarle en cualquiera de ellos, mira muy bien cómo le van a tratar, lee las reseñas y actúa en consecuencia.
No le dejes una semana metido en una jaula, pasando miedo y esperando a que tú vuelvas de pasarlo bien en Punta Cana. Procura el mismo bien para el pequeño peludo que le darías a tu hijo o a ti mismo.
Recuerda que ¡él nunca lo haría!, y aunque sea una frase de un spot de hace más de 30 años, es una verdad como un templo.