El viernes se celebraba San Francisco de Asís, patrón de los veterinarios, y tuve la oportunidad de compartir una cena con ellos en Segovia, gracias a que tengo el reconocimiento de colegiada de honor de esta magnífica profesión.

Además de saludar a algunas de las personas con las que trabajé al inicio de mi carrera profesional, pude compartir algunas reflexiones sobre el encarecimiento de la cesta de la compra.

Los veterinarios juegan un extraordinario papel en el control de la sanidad de los alimentos que consumimos, tanto en la vigilancia de la salud de la cabaña ganadera como en la garantía del buen estado que los alimentos deben mantener siempre en los establecimientos hosteleros.

La mayoría de la población desconoce esta importante labor de los veterinarios, que casi siempre son conocidos por cuidar de la salud de los animales en general.

Volviendo a los alimentos, hacer la compra se ha convertido en una tarea compleja. Compras los productos básicos y el ticket se eleva a 200 euros, y no has comprado prácticamente nada más que lo imprescindible para contar con lo que necesitas para una semana.

El aceite de oliva, que es un básico, se ha puesto por las nubes, como todo el mundo ya sabe, y con él otros productos que también son imprescindibles en cualquier hogar.

El IVA de los alimentos

Por si no fuera suficiente, el pasado día 1 desapareció la rebaja del IVA de los alimentos básicos, que estaba en 0% y ahora es del 2%.

Algunos otros productos pasan del 5 al 7.5%. Esta rebaja se fijó para frenar la inflación de los alimentos provocada por la guerra de Ucrania y la subida que trajo de la energía, los fertilizantes y todos aquellos insumos que afectan al precio de los alimentos.

La cuestión es que, además, recientemente la OCDE ha publicado un informe en el que España aparece como el tercer país en el que, entre 2019 y 2024, mayor diferencia existe entre los salarios y el precio de la cesta de la compra.

El precio de esta última es 14 puntos más elevado que los salarios, y en países como Francia e Italia la diferencia es menor. Si salimos de Europa, en países como Estados Unidos y Australia la diferencia no supera los cuatro puntos.

No alcanzo a entender cómo no se mantiene la reducción del IVA, teniendo en cuenta el desorbitado precio de los alimentos y que están apareciendo otras amenazas en el horizonte, como la elevación del precio del petróleo.

La comida es un bien innegociable que todos necesitamos a diario. Se puede intentar comprar lo necesario e imprescindible al mejor precio que encuentres en el mercado, pero la realidad es que no se puede eliminar de tus decisiones de compra.

Podemos prescindir de cosas como la ropa o de tomar algo en un bar o restaurante, pero de comer, de momento, no podemos prescindir.

Niños sin comer carne ni pescado

He hablado ya de ello en alguna otra ocasión: tenemos el índice de pobreza infantil más alto de Europa, y es debido, entre otras cosas, a que hay muchos niños que no pueden comer ni carne ni pescado fresco con la frecuencia necesaria para tener una dieta equilibrada.

Al mismo tiempo, en nuestro país, el precio de los alquileres supera con creces la cantidad que debería representar en el sueldo medio de los españoles. Nuestra productividad está muy por debajo de la que tienen el resto de países de la Unión Europea.

Mientras todo esto sucede, escuchamos declaraciones del presidente del Gobierno diciendo que la inflación se ha frenado y que nuestro país va de maravilla.

Me gustaría mucho que esta afirmación fuera real, pero sinceramente no la veo en la calle.

Solo tienes que ir a la compra y pagar el ticket, o tener cerca a personas con salarios que se sitúan en el entorno del salario mínimo, para darte cuenta de que no les alcanza para cubrir todos los gastos básicos del mes: alquiler, comida, coche, luz...

No sé a quién se pretende engañar cuando los informes o conclusiones que se presentan están sesgados o realizan afirmaciones que no se corresponden en absoluto con una realidad aplastante.