Varios estudios datan que el 40% de los docentes españoles sufren o han sufrido a lo largo de su trayectoria profesional ansiedad y agotamiento físico y mental que en muchos casos han derivado en bajas de larga duración e incluso en el abandono de la profesión.

Ser profesor no es tan sencillo como mucha gente cree, analizando las supuestas ventajas que vislumbran desde la observación banal de este oficio:

-“¡ Los meses de julio y agosto los tienen libres!”, dicen muchos de ellos. Aunque posiblemente desconozcan que el maestro está a disposición del centro el mes de julio para posibles cursos de formación o reuniones organizativas del curso siguiente.

- “¡Tienen las tardes libres!, apostillan. Otra de las grandes mentiras que acompañan a los profesores.

Si la jornada es continua, por la tarde el docente no tiene que dar clase a los alumnos. Pero es que los docentes no trabajan solo cuando imparten las diferentes materias, sino que ocuparán tardes y tardes en tareas varias como son:

Preparación de clases según las variadas metodologías que cada ley educativa impone, correos a familias o entrevistas presenciales con ellas, informando tanto de la evolución académica como actitudinal de los alumnos, escuchándolos, apoyándolos y haciéndoles ver que no están solos y que son sus fieles compañeros en la educación de sus hijos.

Reuniones de coordinación de docentes de la misma etapa educativa para determinar la propuesta curricular de la misma, la normativa de la convivencia, el plan de fomento de la lectura o el plan de innovación y digitalización entre otros muchos.

De tutores para consensuar el plan de acción tutorial, de coordinación pedagógica que cuide la verticalidad de los contenidos impartidos en las materias, de preparación de las fiestas del colegio, de coordinación de las actividades complementarias…

Corregir diferentes herramientas de evaluación, pruebas escritas, rúbricas, porfolios, etc.  de los alumnos, relacionarlas con los indicadores de logro que adecúen los contenidos a los criterios de evaluación que lleven a alcanzar las competencias específicas que redundarán en las competencias clave de los alumnos.

(Pido perdón a los lectores, el trabalenguas es cortesía de la LOMLOE).

Y podríamos seguir engordando, sin hacer ninguna hipérbole, esta lista de responsabilidades que se traducen en horas y horas de trabajo, la mayoría de las veces desconocidas y, por lo tanto, no valoradas, porque ya se sabe que lo no se conoce o visibiliza, no existe.

Y no nos olvidemos de que han de estar formados y ser capaces de diseñar estrategias educativas para diferentes necesidades que los alumnos puedan presentar o situaciones que puedan tener lugar en el marco educativo.

Bullying, necesidades educativas especiales, dislexia, trastornos del espectro autista, hiperactividad y déficit de atención, protocolos de suicidios…

Estas casuísticas no saben de festivos. Y los docentes, en numerosas ocasiones, anteponen sus momentos de ocio ante problemas graves que necesitan soluciones inmediatas.

-“¡Ganan mucho dinero!”, añaden algunos personajes que deberían revisar las nóminas del profesor por vergüenza torera, antes de lanzar esos comentarios.

Esto que se ha expuesto es la realidad de un docente, así que si alguien estaba pensando serlo por comodidad, mejor que elija otro camino.

Es una profesión 100% vocacional, si no te nacen las ganas de enseñar, de formar, si no tienes paciencia o empatía acabarás frustrado y dejando el oficio en menos que canta un gallo.

Tienes que saber que habrá muchos días que saldrás enfadado y frustrado de las clases por no haber conseguido llegar a tus alumnos.

Lejos de desmotivarte, tiene que salir de ti el ave fénix que llevas dentro y saber aprender en un continuo proceso de acción-reflexión-acción.

Los niños y jóvenes actuales en muchas ocasiones hacen muy difícil la tarea del día a día, pero un docente está hecho de otra pasta.

Un docente hoy en día es un superhéroe y debe ser tratado como tal.