La alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala, presenta en rueda de prensa la reorganización interna del equipo de Gobierno

La alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala, presenta en rueda de prensa la reorganización interna del equipo de Gobierno Ricardo Ordóñez ICAL

Opinión

Para el gobierno municipal de Burgos la convivencia va primero

"Si en un primer momento accedí a rebajar esa partida, rectifiqué la posición inicial, al ser consciente de que era una decisión caprichosa, injusta, incluso inhumana"

Cristina Ayala
Alcaldesa de Burgos
Publicada

Burgos empieza una nueva etapa de gobierno municipal, una en la que el Partido Popular tiene el encargo de mejorar la vida de los burgaleses con sus once concejales en solitario. Para ello, contaremos con apoyos puntuales a izquierda y derecha, para conseguir que el proyecto de ciudad que hemos diseñado siga haciéndose realidad y recuperando el rumbo de progreso de una de las ciudades medias más prósperas del norte de España.

Las elecciones de mayo de 2023 ofrecieron en Burgos un panorama en el que el centro derecha obtuvo el apoyo mayoritario de los burgaleses. Tras ellas, Partido Popular y Vox firmamos un acuerdo de gobierno para proporcionar estabilidad para cuatro años con un marco de actuación ambicioso, que no se pronunciaba en absoluto sobre la inmigración.

Ha sido un año y medio en el que han avanzado significativamente las medidas del pacto de gobierno y me atrevería a decir que la relación entre todos los concejales ha sido, no solo cordial, sino también de estrecha y leal colaboración. Cierto es también, que han surgido conflictos puntuales, que siempre han girado en torno a la inmigración, la bandera política que ha elegido Vox como la base de su diferencia con el Partido Popular.

Esa relación, insisto, cordial y de leal colaboración, ha hecho inexplicable la ruptura del pacto, que se produce tras la decisión de Vox de no aprobar los presupuestos que habíamos trabajado conjuntamente en los últimos tres meses. Y, como es evidente, la no aprobación de los presupuestos ha precipitado la natural salida de los cuatro concejales del partido de Abascal del gobierno municipal. Mucho más inexplicable, cuando se conoce que la partida que ha provocado la ruptura ha sido una partida de 119.000 euros, sobre un presupuesto total de 250 millones de euros, preñado de buenos proyectos para Burgos. La partida en cuestión consistía en retirar la aportación municipal a tres asociaciones que trabajan con la inmigración y que, fue impuesta desde Madrid, sin atender a ninguna de las justificaciones que trataron de hacer entender -sin éxito-, que la inmigración en Burgos no solo no es problemática, sino que ayuda a nuestra ciudad a prosperar, y que, a mayores, refuerza valores como la diversidad, la tolerancia, el respeto al diferente y la convivencia entre personas.

La inmigración en Burgos no solo no es problemática, sino que ayuda a nuestra ciudad a prosperar

Si en un primer momento accedí a rebajar esa partida, rectifiqué la posición inicial, al ser consciente de que era una decisión caprichosa, injusta, incluso inhumana. Y, aun siendo importantísimo para todo mi equipo y para mí misma aprobar el presupuesto más importante de esta legislatura, decidí que el valor de la convivencia debía de estar por encima de cualquier otro planteamiento. Al tomar esa decisión fui bien consciente de que ello conllevaría la ruptura del pacto de gobierno, al haber establecido Vox como condición necesaria para aprobar el presupuesto la retirada de esos 119.000 euros a las tres asociaciones. Y así fue: Vox decidió no apoyar el Presupuesto de la ciudad para 2025 y con ello marcó la ruptura del pacto de gobierno.

Milito desde hace años en el Partido Popular, un partido con una nítida vocación de gobierno. En los 46 años de democracia que cumpliremos estos días el Partido Popular ha gobernado 16 años en España, 37 años en Castilla y León y 38 años en Burgos. En esos años el Partido Popular en los distintos niveles de gobierno ha sido capaz de dejar una herencia que perdurará durante años y que ha marcado momentos clave para España, como la recuperación económica, la entrada en la zona euro y la modernización del país con los gobiernos de Aznar y de Rajoy. Con una Castilla y León que destaca hoy por una educación y unos servicios sociales líderes a nivel nacional, o, si hablamos de Burgos, los gobiernos populares han sido responsables de generar una ciudad moderna y netamente industrial, con un cuidado patrimonio, una rica oferta cultural y con unas magníficas infraestructuras de ciudad. Por eso, no soy capaz de entender que un partido que puede dejar su legado mejorando un país, una Comunidad autónoma o un Ayuntamiento pueda preferir estar en la oposición, donde es imposible materializar nada, donde la crítica es la única herencia que puede quedar, porque solo desde el gobierno un proyecto político se hace realidad. Nunca al 100%, porque por distintos factores, siempre se quedan cosas sin hacer, pero con la oportunidad clara, que solo ofrece la posición de gobierno de poder transformar tu ciudad, aportando parte de tu visión política y el privilegio que supone poder convertir esa visión en realidades para tus vecinos.

La idea que en este momento manejamos es la de ir pactando proyecto a proyecto, a izquierda y a derecha

Lo que nos espera en adelante en Burgos solo el tiempo lo sabe, pero la idea que en este momento manejamos desde el gobierno municipal es la de ir pactando proyecto a proyecto, a izquierda y a derecha con el partido político que desee hacerlo. Ya hemos dejado claro que no aceptamos el chantaje del PSOE burgalés, que “exige” (es textual) ser la única posibilidad de pacto, y que no se pacte absolutamente nada con VOX, como si el PSOE fuera de mejor condición que otro partido igualmente democrático que es VOX. Confieso abiertamente que no puedo con esa pretendida superioridad moral de nuestra izquierda patria, cuya exigencia resulta ya no curiosa, sino insultante, puesta en la comparativa de lo que el propio PSOE practica en Madrid con un Sánchez carente de traba moral alguna, tras haber pactado con Bildu, y tras hacerlo cada día con quienes solo desean que España sea un estado fallido. El hecho de que el representante local del PSOE burgalés verbalice esta exigencia suena tan ridículo como insostenible, a la par que incomprensible para cualquier ciudadano razonable, que espera que el partido al que votó colabore en los proyectos de mejora de su ciudad, sea este ciudadano de izquierdas o de derechas (en este razonamiento queda fuera la hiperventilación, que, aunque ruidosa, es afortunadamente minoritaria en la política española).

Tras haber priorizado la convivencia a la pervivencia en el gobierno, a los populares en el Ayuntamiento de Burgos nos quedan ahora dos años y medio apasionantes en los que once campeadores batallarán con un solo objetivo: dejar a los burgaleses un Burgos mejor, más próspero y con un proyecto sólido a medio plazo.

A ello.