Alegría, diversión y fantasía en el final del carnaval vallisoletano
Los desfiles de carnaval pasan por ser, en muchas Comunidades españolas, un acontecimiento arraigado y sumamente tradicional que hacen las delicias de unos peques que pueden convertirse por unas horas en su superhéroe favorito, en una persona mayor, o simplemente en un árbol o una planta.
No hay más que contemplar el espectáculo y el glamour que desprenden por los cuatro costados los carnavales de Tenerife o Cádiz que son retransmitidos incluso por la televisión y que no tienen, ni mucho menos (aunque salvando las distancias), nada que envidiar a los de Río de Janeiro, sin lugar a dudas los carnavales por antonomasia.
Valladolid no se ha querido quedar atrás este año y la verdad es que han sido miles las personas que se han disfrazado en estos cuatro días de fiesta (para los más jóvenes) y se han echado a la calle para buscar una diversión y un colorido que han invadido la atmósfera de una ciudad que se ha olvidado de quien es para ser quien quiere ser.
El entierro de la sardina ha puesto, en una noche cerrada con viento, lluvia y temperaturas fresquitas, el final a estos días de diversión. Este especial entierro ha consistido en un desfile que ha parodiado un cortejo fúnebre y que ha finalizado con la quema de la sardina, previo espectáculo burlesque. El propósito del acto pasa por simbolizar el entierro al pasado, a lo socialmente establecido, con el fin de que surja con mayor fuerza una sociedad transformada.
Desde el Portón de la Casa Zorrilla, con puntualidad británica y sobre las 20:00 horas de este martes ha comenzado un espectáculo que ha corrido a cargo de Kull d’Sac y en el que han intervenido la Asociación Cultural Sambadouro-La Torzida y el personaje de José Zorrilla, tan de moda por cumplirse el bicentenario de su nacimiento.
Los más pequeños, junto a sus padres, ojipláticos y con esa inocencia que desprenden por los cuatro costados han disfrutado de unos momentos fantásticos, con música pegadiza y gozando de las interpretaciones de unos actores entregados que han estado a la altura y que han tenido mucha culpa de que todo haya salido a las mil maravillas.
Por Cadenas de San Gregorio y Plaza San Pablo se ha desarrollado la iniciativa que ha terminado por poner punto y final a un Carnaval único, que ha cumplido las expectativas y que servirá para dar la bienvenida al próximo, el del año 2018, que calienta motores para volver a llenar de alegría, diversión y fantasía las calles de Valladolid.