Valladolid-Fuensaldana-Santos-Cronicas-Rurales-06

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Región

Crónicas rurales... y de vinos: Fuensaldaña

13 marzo, 2017 21:43

Mi amigo Miguel Ángel Benito, el sumiller de Peñafiel, me invitó a una jornada de vinos al castillo de Fuensaldaña, aunque esta vez sin toros de por medio. Hacía tiempo que no visitaba esta preciosa localidad vallisoletana, a tiro de piedra de la capital. Tiene un encanto especial por sus recoletas calles y por su historia; sobre todo por el magnífico castillo del siglo XV.

Como dato curioso la historia dice que aquí pasaron su luna de miel los Reyes Católicos. Fue sede de las Cortes de Castilla y León hasta su traslado al nuevo recinto en la Avenida de Salamanca. Propiedad de la Diputación, en estas salas se celebran habitualmente todo tipo de actos culturales, musicales y otros lúdicos como los de este lunes. Como anécdota he creído sentirme procurador, incluso presidente, al ocupar un asiento de lo que fue hemiciclo regional.

Volviendo al asunto vinícola que nos ocupa, quedé sorprendido al ver la importancia que tenía este evento, ya que era la primera vez que se convocaba un congreso dedicado exclusivamente al vino rosado. Junto a Miguel Angel Benito siempre está al quite Víctor Fernández, director del Museo Provincial del Vino, con sede en el castillo de Peñafiel; les invito a que lo visiten porque merece la pena.

Miguel Angel es un emprendedor en muchos aspectos, pero fundamentalmente en asuntos vinícolas; su agudo y fino olfato le permiten ilustrar a un ser humano (o extraterrestre) las características de un vino de cualquier región o país; no en vano es un gran sumiller y asesor técnico del Museo del Vino. En este congreso ha ostentado la dirección técnica. Y raro es el mes que no organiza algún tinglado en el castillo de Peñafiel.

Pues ambos, Víctor y Miguel Ángel, junto a la DO Cigales, pertenecen al comité organizador de este I Congreso Internacional del Vino Rosado que ha organizado la Diputación Provincial de Valladolid, cuyo acto inaugural estuvo a cargo del presidente, Jesús Julio Carnero, al que acompañaron su vicepresidente, Víctor David Alonso, la diputada y portavoz de Ciudadanos, Pilar Vicente y Frederic Galtier, del Concurso Mundial de Bruselas.

Este congreso formaba parte de un proyecto en el que comenzó a trazar su diseño Pascual Herrera, recientemente fallecido, y que ha culminado el promotor de la idea: Miguel Angel Benito.

El programa de este primer congreso dedicado al vino rosado ha sido amplio y, sobre todo, muy didáctico. Una serie de importantes personajes del mundo del vino han sabido ilustrar la importancia del rosado, que siempre ha sido el patito feo del sector. Pero ya es una realidad y su consumo a nivel mundial alcanza el 10%. Uno, que de vinos ni papa, sí pudo aprender que los rosados se elaboran a partir de tintos, sin el hollejo que, al parecer, es lo que da el color al vino. Mientras que los famosos claretes de Cigales se elaboran con tintos y blancos. Hasta ahí llego. Pero sí es cierto que mi vino preferido es el clarete o rosado…con casera.

Han sido ocho horas de sesiones espaciadas donde han desfilado enólogos de distintas denominaciones de origen, sumilleres y catadores, elaboradores, ingenieros agrícolas, restauradores con estrellas Michelín (Alvaro Prieto, del Club Allard y Marcelino Calvo, del Rte. Ermitaño de Benavente), así como distribuidores y representantes de clubes de vino gourmet. Los periodistas Miguel Castañeda y Julio César Izquierdo se encargaron de conducir los coloquios que rayaron a gran altura.

No podía faltar el buen yantar que se celebró en la conocida zona de las bodegas de Fuensaldaña (Bodega La Nieta) con un desfile de platos típicos de la tierra. Y obviamente se cataron distintos rosados de la zona donde predomina el “tempranillo”, y de tierras leonesas cuyo rey es el “prieto picudo”. Les confesaré que, por miedo al ridículo, solo caté varios culines de rosado, a pelo…sin casera (la conducción). Eso sí, estuve asesorado permanentemente por el buen taurino y restaurador palentino José Antonio (Restaurante El Chaval de Lorenzo).

En resumen una magnífica jornada que vivimos en Fuensaldaña junto a grandes entendedores de este clásico vino en el que hubo un acuerdo unánime: “Todos debemos meter el hombro para que este vino ocupe el lugar que se merece”.

Como dice la experta Liv Salguero en su blog: “Se cree que el vino rosado fue el primer tipo de vino en la historia de la vitivinicultura, ya que los antiguos que elaboraban vino ocupaban la técnica de presionar las uvas inmediatamente después de la cosecha, esto convertía el vino en color rosé”.

Ya saben, pues, La Vie en Rose (La vida en rosa).