Silván: "Hoy los afiliados deciden el PP del siglo XXI"
Llegó a las seis en punto a la sede del PP de León. Pantalón vaquero, americana azul marino y camisa azul claro con finas rayas blancas. Vamos, el clásico uniforme de los líderes del PP de fin de semana o en actos de campaña. Antonio Silván llegó relajado. La sede estaba abarrotada de afiliados que querían votar. La enorme cola avanzaba muy despacio. Los miembros de la mesa miran casi con lupa los requisitos del votante.
El equipo de Silván pide permiso a los primeros de la cola para que pueda votar de forma rápida y no hacer esperar a los medios de comunicación. Silván se coloca tres o cuatro puestos atrás de la mesa electoral. Mientras espera enseña a los periodistas la papeleta de su voto. Ríe a carcajada abierta. Sigue relajado. Delante de él una señora mayor no puede votar porque no ha traido el resguardo bancario de haber abonado las cuotas como afiliada del partido. La señora se resigna, pero antes hace una observación certera: si estoy en el censo es porque ustedes han comprobado que estoy al corriente del pago de las cuotas, entonces ¿por qué tengo que traer el justificante?. Los miembros de la mesa se miran fijamente, se interrogan con los ojos, pero el interventor designado por Fernández Mañueco y concejal del Ayuntamiento de Salamanca es tajante: "No puede votar". Todos asienten. La señora dice que no puede ir a casa y volver. Otro voto que se pierde.
Silván muestra toda la documentación. Los miembros de la mesa comprueban los datos. Puede votar. El interventor venido desde Salamanca baja la cabeza, frunce el ceño y pasa la hoja de su listado a la espera de un nuevo votante.
El PP el siglo XXI
Silván deshace el camino y observa la enorme cola que espera a votar. Atiende a los periodistas para insistir en sus mensajes ya archiconocidos: "Hoy es el día del afiliado; hoy los afiliados deciden el PP del siglo XXI". Y vuelve a reiterar el agradecimiento a todo el mundo, incluido a Fernández Mañueco, "mi amigo" por haber practicado "un juego limpio ejemplar". Agradece el compromiso incluso a los afiliados que no pueden votar y recuerda su lema: "Un afiliado, un voto". Será en otra ocasión; no en ésta.
Una periodista le pide que diga algo a los afiliados que no han podido votar. Y Silván no lo duda: "Que sigan confiando en el PP, que confíen en mí". Otra periodista -ésta es una profesión mayoritaria de mujeres- le pregunta qué va a hacer si no gana estas elecciones. Silván no lo duda: "Seguir trabajando". La sonrisa no se le congela. Y recuerda que hoy, el Día D, ha estado trabajando en el Ayuntamiento, ha presido actos oficiales, ha tenido tiempo para tomarse un vino con sus colaboradores y, luego, ha comido y se ha relajado en casa. Tras votar, se toma un respiro hasta las nueve de la noche. A esa hora se cierran las urnas, si es que antes se han logrado acabar con las colas.
Un dirigente del PP local se acerca al periodista y le susurra al oído "lo tenemos muy crudo". El periodista le iba a responder que quiénes lo tienen crudo, pero acelera el paso y se pierde entre el maremagnum de quienes esperan a votar.