La D.O. Tierra de León pasa a llamarse D.O. León
La Denominación de Origen Vinos Tierra de León cambia de nombre. Dentro de unas semanas su nueva denominación será D.O. León. El cambio está motivado para evitar confusiones con aquellos vinos sin denominación de origen, que se engloban en nombres genéricos de Tierra, como Tierras de Castilla o Tierras de Castilla y León.
Vinos de León tiene dos variedades nobles: Prieto Picudo, en rosados y tintos; y Albarín, blancos. Actualmente ocupa más de 1.400 hectáreas de terrenos en el sur y centro de la provincia leonesa y en el norte de Valladolid. Son tres zonas geográficas muy diferenciadas: Valdevimbre, Los Oteros y Ribera del Cea. En esta última se incluyen municipios vallisoletanos importantes como Mayorga de Campos. En total integran esta D.O. 42 bodegas, dos de ellas incorporadas recientemente. En total se producen al año unos tres millones de botellas.
Al frente de la D.O. León está Pablo San José, jubilado como gerente de unas empresas vinícolas pioneras en la zona, VILE. Hace tres años fue elegido por unanimidad para impulsar Vinos de León. Su principal reto es intensificar la comercialización de estos vinos, cuyo mercado se concentra en la provincia de León, Asturias y, en menor medida, en el resto de Castilla y León.
La añada de los vinos Tierra de León de 2016 ha sido calificada por los técnicos y catadores como de “muy buena”. La mitad de esa añada ya está vendida. El resto está en los mercados nacionales.
PRIETO PICUDO Y ALBARÍN
Los otros objetivos prioritarios son la potenciación de la marca Prieto Picudo y Albarín, fomentando la unión o fusión de bodegas y, por otra parte, impulsar la internacionalización de estos vinos, ya que actualmente su presencia en los mercados exteriores es muy baja.
“El Prieto Picudo es una variedad única, de León. La introdujeron los romanos de la Legio VII hace más de dos mil años. Es una variedad noble, tan buena como cualquier otra como la cabernet o tempranillo, por ejemplo. Con esta variedad se hacen grandes vinos, tanto rosados como tintos de guarda, crianza o reservas”, explica San José.
Esta D.O. elabora principalmente vinos rosados, en un 70%; los tintos representan el 20%; y los blancos, el 10%. El blanco Albarín es también una variedad autóctona de la provincia leonesa y está experimentando un rápido crecimiento, hasta el punto que está desplazando a la variedad Verdejo.
El rápido crecimiento de la D.O. León ha logrado asentar población en el mundo rural y, sobre todo, ha atraído a mujeres jóvenes, emprendedoras, empresarios y profesionales que se han puesto al frente de bodegas que han implantado alta tecnología y modernos métodos de comercialización. “Una de las fortalezas de nuestra D.O. es la presencia de gente joven, sobre todo mujeres, quienes demuestran mucho empuje, son luchadoras, que innovan y trabajan para poner sus vinos en el mercado”, asegura con orgullo San José.
INTERNACIONALIZACIÓN
Los vinos Prieto Picudo y Albarín acuden a todas las ferias especializadas. En Fenavín, celebrada en Ciudad real hace unas semanas, cosecharon algunos éxitos, entre ellos la firma de importantes contratos. Así y todo, la expansión internacional está comenzando. El reto es unir bodegas y crear marcas fuertes. Pablo San José lo tiene claro: “Tenemos que fomentar la unión. Hay que hacer marcas fuertes. En el mercado del vino predominan las marcas fuertes. ¿Y cómo se hace una marca fuerte?, pues invirtiendo, por eso hay que ir a bodegas de una determinada dimensión. Tenemos que crear bodegas de envergadura económica y comercial. Y eso cuesta dinero. Hay que invertir”.
El otro problema, general al sector del vino en España, es el escaso consumo de vino, sobre todo entre la gente joven. España es actualmente el penúltimo consumidor de vino, aunque es uno de los principales productores. “El vino español –puntualiza San José- es el que más se exporta a precio más bajo. Más de un tercio se exporta a 0,30 céntimos el litro. Y no puede ser. La uva se paga a precios de hace veinte años. De ahí que la solución pase por marcas más competitivas, que puedan ir a los mercados internacionales. Colocar un vino es relativamente fácil, lo complicado es la rotación”.
La otra propuesta es que los vinos españoles vayan a los mercados internacionales bajo el paraguas de Vinos de España, como se hace en otros países. Pablo San José lo tiene claro: “Yo he estado en China, donde hemos coincidido hasta quince o dieciséis oficinas comerciales de otras tantas regiones o provincias españolas, ¿cómo vas a un mercado como el chino de esa forma? No puede ser, necesitamos una única marca, Vinos de España, y a partir de ahí que cada uno venda su vino. Nos hace falta ese paraguas a nivel internacional”.