Ha sido una semana movida esta para un Real Valladolid que ha vuelto a los entrenamientos, tras la decepcionante temporada pasada, para intentar llegar lo mejor posible a una nueva campaña que se antoja, a priori y con los múltiples cambios tanto en el banquillo como en la plantilla, sumamente complicada.

A las órdenes de Luis César Sampedro y bajo un calor asfixiante con la ola de calor que azota a la capital del Pisuerga, el equipo blanquivioleta ha vuelto a la actividad con cargas de trabajo elevadas en el que el esfuerzo físico ha sido el protagonista.

También, pero lejos del pasto y en los despachos, lo ha sido el director deportivo, Miguel Ángel Gómez que ha cerrado cuatro contrataciones de una tacada para seguir apuntalando un equipo al que todavía le faltan retoques, el más importante el del nueve que aporte esos 15-20 goles tan necesarios para lograr el ascenso.

El lunes se anunciaba el fichaje de Sulayman, mediocentro internacional absoluto con Gambia que llega para aportar ese músculo a la medular pucelana. El miércoles se hacía oficial la vuelta de Borja y la contratación de un jugador con calidad como Pablo Hervías y una día más tarde Deivid completaba la línea defensiva.

También hemos conocido esta semana las nuevas equipaciones del club pucelano. Pocas novedades en lo que a la primera camiseta se refiere y regalo a los colores de la ciudad en una segunda que brilla por diseño y por lo que significa.

El Pucela arranca la temporada 2017-18 con ganas de mejorar una imagen deteriorada tras los últimos años y con la noticia, casi oficial de que el 20 de agosto echará a volar para intentar, una vez más y esperemos que esta sí sea la definitiva, abordar el tan ansiado ascenso. La ciudad y, sobre todo, la afición, lo merecen.