La contracrónica: el espíritu de Unamuno
Ricardo Rivero ya es rector de la Universidad de Salamanca tras una ceremonia en el Paraninfo en la que estuvo respaldado no sólo por las autoridades académicas de toda Castilla y León, sino autoridades políticas. Bueno, casi todas, porque en esta ocasión se echó en falta al presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera. La Administración autonómica estuvo representada por su consejero de Educación, Fernando Rey, quien en su día también fuera rector en León. Provincia cuyo monarca, cuando era reino, fundó hace ocho siglos el Estudio Salmantino, germen de lo que hoy es una institución académica ocho veces centenaria. Porque en esta Comunidad Autónoma, aunque a veces parezca que sus provincias son reinos de taifas, todo al final está interconectado.
Unión que precisamente reclama Rivero tras un proceso electoral que derivó en un final de campaña enturbiado. Lo que trascendió a la opinión pública fue la denuncia de Corchado contra Rivero, desestimada por la junta electoral, pero en el trasfondo hubo algo más que justificó al final la ajustada victoria del actual rector. Las malas lenguas se pregunta cómo es posible que Rivero, con seis puntos de ventaja sobre Corchado y teniendo en cuenta que los partidarios de Serrano, descartada en primera vuelta, no eran simpatizantes de Corchado, al final se decantaran por él.
Porque la cantidad de votos fue la misma, incluso hubo una mayor participación en segunda vuelta. Por tanto, gran parte del electorado que en primera vuelta apoyó a María Ángeles Serrano se decantó en segunda, sorprendentemente, por Corchado. Dicen esas malas lenguas que durante la última semana hubo llamadas telefónicas por doquier transmitiendo un mensaje de miedo acerca de un Rectorado con Ricardo Rivero al frente. ¿Quién fue el responsable? Ahí las mismas lenguas callan. Se dice el pecado, pero no el pecador, aunque entre la comunidad universitaria ya sean vox populi todos los detalles.
Pero eso ya es parte del pasado y Ricardo Rivero mencionó en su discurso el espíritu de Miguel de Unamuno, quien inspiró su lema de campaña, ‘Unámonos’. Unidad reclama de la comunidad universitaria, representada en el Paraninfo por el rector de la Universidad de Valladolid, Daniel Miguel San José; la rectora de la Universidad Pontificia de Salamanca, Miriam de las Mercedes Cortés; el rector de la Universidad de León, Francisco García; el rector de la Universidad de Burgos, Manuel Pérez Mateos; y la rectora de la Universidad Católica de Ávila, María del Rosario Sáez Yuguero. Porque Rivero quiere cooperación entre universidad pública y privada, no confrontación.
Y quiere mirar al futuro sin olvidar el pasado, representado por los ex rectores Julio Fermoso, Ignacio Berdugo, Enrique Battaner y José Ramón Alonso, además del interino José Gómez Asencio (durante unos meses tras la dimisión de Alonso) y el saliente Daniel Hernández Ruipérez.
Pero Rivero reclamó también unidad de las instituciones, sobre todo ahora que llega el Octavo Centenario de la Universidad y es una oportunidad histórica para relanzar a la Usal. Así se lo dijo a la presidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente; al alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco; al presidente de la Diputación de Salamanca, Javier Iglesias; y al secretario general de Universidades, Jorge Sainz González. Y también a los alcaldes de Zamora y Ávila, cuyos campus adscritos a Salamanca serán mirados con más mimo.
Todos departieron en el ágape posterior sobre los nuevos tiempos que se avecinan. El espíritu de la Navidad, donde reina la concordia y la solidaridad, envolvió también a los presentes. ¿Durará? En sus manos está.