El Barça da un golpe definitivo a la Liga
El FC Barcelona dio un paso de gigante en la pelea por conquistar el título de Liga tras derrotar al Real Madrid en el Clásico (0-3) gracias a los goles de Luis Suárez, Lionel Messi, de penalti, y Aleix Vidal, que sirven a los culés para estirar su ventaja al frente de la tabla y establecer una renta de 14 puntos con su eterno rival.
Solo quedan dos partidos para el final de la primera vuelta, pero parece, por lo que muestra, que el Barça tiene más de medio título en el bolsillo. Y lo hizo gracias al mordisco que le pegó este sábado al vigente campeón. Un gran arranque de la segunda parte fue más que suficiente para que los culés se llevasen el duelo entre los dos colosos del fútbol español.
Messi volvió a disfrutar en tierra hostil y lo hizo pese al marcaje de Kovacic, el antídoto de Zidane para frenar al argentino. La misma receta que funcionó en la Supercopa de España fue la que eligió el Real Madrid, imponente en los primeros minutos, pero descosido en el segundo acto. Esa fragilidad defensiva acabó tirando por tierra cualquier conato de reacción.
Y eso que el partido arrancó a las mil maravillas para los merengues, dominadores del espacio y de las mejores ocasiones. Cristiano, a los dos minutos, metió la primera que tuvo, pero su cabezazo fue anulado por fuera de juego. A partir de ahí, y a excepción de un latigazo de Paulinho, que también amenazó con un cabezazo posterior, el Real Madrid llevó el peso y Ter Stegen lo demostró con sus paradas, sobre todo una al '7' portugués en un tiro cruzado.
Para constatar la mala primera parte del Barça, Benzema alargó la nómina de ocasiones blancas con un cabezazo sensacional que terminó en el poste. El francés, que sigue negado con el gol, ganó la posición a Vermaelen y estuvo muy cerca de inaugurar el marcador tras un centro de Marcelo. Sin embargo, el dominio local no se tradujo al marcador.
En la segunda cambiaron los papeles. El Barça parecía el equipo necesitado y no tardó en buscar las cosquillas a un Real Madrid que bajó muchos enteros. Ni Cristiano ni Benzema se encontraban a falta de un socio en los metros finales que compensase la superpoblación de centrocampistas ideada por Zidane. El Madrid, en apenas cinco minutos, perdió su brillo de golpe.
El cansancio sumado el despertar blaugrana y la aparición de Messi terminaron por decantar el partido hacia el bando catalán. Primero fue Suárez quién avisó con un remate en el corazón del área y dos minutos más tarde llegó el gol del uruguayo.
El '9' culé culminó una gran jugada iniciada por Busquets y seguida por Rakitic. El croata encontró un pasillo ante la sorprendente actitud de Kovacic -no soltó a Messi- y entregó el cuero a Sergi Roberto para que este se la regalase a Suárez.
El charrúa colocó el 0-1 en el mejor momento del Barça, al que le hicieron falta diez minutos para silenciar el Bernabéu. Pero más callado se quedó el coliseo de Concha Espina cuando llegó la jugada del segundo gol. Carvajal paró con la mano un remate en una jugada llena de rebotes en el área. El árbitro expulsó al pepinero y el de Rosario no falló desde los once metros.
Asensio y Bale, últimas cartas.
No le quedaban muchos movimientos a Zidane, que decidió reconstruir la defensa metiendo a Nacho y buscar el mordiente perdido en los metros finales con Bale y Asensio. Era la última carta de un equipo que no encontró la manera de hacer daño a los de Valverde. Ni tan siquiera a la desesperada. No era el día para un Real Madrid al que tampoco le valió la épica.
No llegó ese gol que intimidase a los culés. Bale erró solo en el punto de penalti y Ramos se topó con el hombro de Ter Stegen. El Barcelona, por su parte, no perdonó la goleada pese a los fallos de André Gomes porque Aleix Vidal, recién entrado, marcó el tercero a pase de Messi.
La Liga se pinta blaugrana cuando quedan más de cinco meses para su conclusión. Catorce puntos, a falta de la visita a Butarque, se hacen una cuesta demasiado empinada para el Real Madrid, cuya defensa del título comienza a ser una quimera. El Barça, por su parte, sale del Bernabéu con el título de campeón de invierno y con el otro, el de verdad, en la buchaca.