Asociación Salmantina Contra Bullying y Ciberbullying, el pupitre que escucha
El acoso escolar, conocido también como ‘bullying’, se ha convertido en uno de los principales problemas de la sociedad. Cada semana saltan a la actualidad casos inimaginables que tienen lugar en centros escolares de toda España, a cada cual más cruel. Una lacra en aumento que padecen cientos de familias que no se sienten respaldadas por la administración, ya sea la educativa o la judicial. Para escucharlas y orientarlas nació la Asociación Salmantina Contra Bullying y Ciberbullying (Ascbyc), para ser ese pupitre que sí escucha.
Formada principalmente por padres y madres cuyos hijos habían sufrido acoso escolar, al no sentirse respaldados por la administración, esta asociación surgió hace año y medio, contando con la ayuda de profesionales especializados en psicología, criminología y trabajo social, que se han unido hasta erradicar esta conducta. “Se creó más por necesidad que por voluntad. Ahora parece que hay más iniciativa con el protocolo de actuación contra el acoso escolar que salió publicado el 14 de diciembre del 2017 en el BOCYL, pero se basan mucho en estadísticas sobre denuncias, y no en valorar una conducta, pues en muchas ocasiones es sólo la punta del iceberg, conductas basadas en el miedo y el silencio”, destaca la criminóloga Sandra Vanessa.
De hecho, las estadísticas oficiales dicen que el año pasado bajó el acoso escolar. En 2016 hubo diez casos denunciados, en 2017 seis pero hay que añadirle otros cinco de ciberacoso que ahora distingue la Consejería de Educación, por lo que al final suman once. “Y son sólo denuncias confirmadas, hay muchos padres que no lo hacen por miedo al ser el único colegio en el pueblo y no querer ser señalados, por no tener problemas con otros padres o simplemente porque consideran que aunque denuncien no va a servir para nada”. “Se encuentran con la explicación de que son cosas de niños, es algo normal, estaban jugando… se minimiza el problema”, añaden desde Ascbyc.
Pero no es cuestión baladí. La pérdida de valores de la sociedad y la irrupción de las nuevas tecnologías en los menores de edad, “muchos con móvil y tablet conectados a internet como regalos de la primera comunión”, está derivando en episodios de violencia escolar y persecución a través de las redes sociales con un acoso prolongado. Las consecuencias, lamentablemente, han sido ingresos hospitalarios y hasta suicidios. “Es triste que tengan que darse estos casos, teniendo en cuenta que los menores de edad son impunes ante la ley. Hay casos de suicidios que se saldaron con tres días de expulsión del instituto para las acosadoras”, explica Raquel, miembro de la Asociación Salmantina Contra Bullying y Ciberbullying.
¿En qué consiste la labor de Ascbyc?
La asociación tiene su sede en la calle Ramón y Cajal 5-7, bajo, junto al Campo de San Francisco, donde atiende en persona los jueves de 17:00 a 19:00 horas. Pero quienes deseen contactar con ella pueden hacerlo también a través del número de teléfono 644848609 y el correo electrónico ascbyc@gmail.com. Podrán mantener una cita donde les escucharán, estudiarán el caso concreto y orientarán sobre cómo poder actuar.
“Hay padres que nos cuentan casos pensando que son acoso escolar pero después no lo son y les sacamos de dudas, pero otros que quieren saber qué está pasando con sus hijos y descubren que el problema es más grave de lo que pensaban. Incluso hemos atendido a padres de hijos acosadores, Es un espacio para todos, padres, alumnos, profesores y trabajadores de centros escolares”, explica Sandra Vanessa. “Que alguien te escuche y te atienda hace mucho, luego cada persona puede tomar las decisiones que quiera, nosotros no somos quiénes para decirles lo que tienen que hacer, pero sí les orientamos y hacemos que se sientan arropados, eso es lo fundamental”, añade Raquel.
En la asociación se han tratado casos de niños acosadores desde los tres años, siendo los mayores problemas en el aula hasta los once, principalmente, pues entre los doce y dieciséis ya destaca el ciberacoso. “No hay un perfil de víctima ni de acosador, varía el motivo y la conducta, tampoco influye el nivel social y económico de la familia, cualquiera puede sufrir acoso escolar y cualquiera ser acosador”. Incluso no haber un acoso escolar manifiesto, de forma verbal o física, pero sí implícito, como “un caso de un niño que llevaba la mochila llena de cervezas para ser aceptado por un grupo, y se aprovechaban continuamente de él”.
Ascbyc es, en resumen, escucha y apoyo, orientación y asesoramiento. Ayuda a medio y largo plazo, con unas pautas de actuación y recuperación de la autoestima. “Es un proceso que lleva su tiempo, no es de una semana para otra, y la gente vuelve también porque quiere participar en fomentar la prevención”.
Necesidad de más prevención
Precisamente desde Ascbyc lamentan que el protocolo de actuación de la Junta de Castilla y León se hizo como consecuencia de una alarma social en lugar de por necesidad de atajar un problema social, se actúa a posteriori, no para prevenir. De ahí que reclamen más formación obligatoria a toda persona que trabaja con menores de edad, que no sea opcional, también para padres, para evitar que se llegue a minimizar el acoso escolar con esa frase tan manida como eufemística, “son cosas de niños”.
También desde la Asociación Salmantina Contra Bullying y Ciberbullying reclaman una reforma de la Ley del Menor, que los niños sean responsables de lo que hacen, “que no tiene que ver necesariamente con reducir la edad penal, sino que haya una consecuencia a determinado acto para que entiendan que lo que han hecho no está bien”. Y sobre todo, una mayor implicación de toda la sociedad, pues “éste es un problema social, no sólo escolar”. Así, “es mejor prevenir ahora que quejarse después”.