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La Procesión del Encuentro culmina una Semana Santa de claroscuros

2 abril, 2018 08:49

La procesión del Encuentro entre Jesús Resucitado y la Virgen de la Alegría ha puesto este Domingo de Resurrección el punto y final a la Semana Santa de Salamanca, declarada de Interés Turístico Internacional. Singular broche en una abarrotada plaza de Anaya, junto a la Catedral, para una Pasión que en su conjunto tuvo claroscuros debido al mal tiempo.

Ha sido una Semana Santa con luces (primera salida del Cristo de la Humildad, primer desfile de la Virgen del Caridad con Jesús Despojado y madrugada histórica con la Hermandad Dominicana) y sombras (suspensión del Vía Matris, la procesión del Cristo del Amor y toda la tarde del Viernes Santo).

Este Domingo de Ramos, a las 10:45 horas partió desde la iglesia de la Vera Cruz la Virgen de la Alegría, imagen anónima que por su fisonomía parece ser del siglo XVIII. Antiguamente conocida en la cofradía como Virgen de la Salud. Es una imagen de vestir de dulce rostro. Anteriormente llevaba en sus manos un librillo, hoy perdido y sustituido por un ramo de flores. En su ajuar destacan la corona y el rostrillo en plata con incrustaciones de piedras preciosas, restaurados con motivo del quinto centenario de la cofradía.

A las 11:00 partió del mismo templo Jesús Resucitado, imagen del siglo XVIII, atribuida a Alejandro Carnicero y fechable entre 1724 y 1739. Se basa en la constancia de que la imagen fue donada por Manuel Francisco de Parada, al igual que el paso de Los Azotes, con el que comparte características técnicas. Representa a Cristo triunfante sobre la muerte, de delicada y alegre anatomía, bendiciendo con la mano derecha y llevando en la izquierda un estandarte con el Cordero Místico bordado. Antiguamente vistió la imagen capa encarnada, si bien ahora procesiona desnudo, cubierto sólo por el paño de pureza.

El encuentro se produjo en la plaza de Anaya, donde se llevó a cabo el tradicional acto de retirar el manto negro a la Virgen de la Alegría, dejando ver entonces saya y manto blanco. Tras los respectivos saludos por parte de los pasos que portan a hombro del hermanos, la comitiva partió hacia la Vera Cruz con un recorrido conjunto.

Y lo hizo junto al Lignum Crucis, una cruz de plata bruñida con armazón de madera realizada en 1675. El armazón de madera y ocho ángeles de la base son obra de Cristóbal de Honorato, la labor de orfebrería corresponde al platero Pedro Benítez y la policromía y dorado de la obra se ejecutó por Pedro Nieto. La cruz se alza sobre una base lobulada de la que emerge una pirámide cóncava con cuatro arbotantes mixtilíneos. En la intersección de los brazos de la cruz se colocó un relicario de cristal en el que se expone la reliquia de la cruz, Lignum Crucis, donada en 1724 por fray Juan de San Antonio, del convento del Calvario.