Este domingo 22 de abril, cuarto de Pascua y festividad del Buen Pastor, se celebran conjuntamente la quincuagésima Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y en España la Jornada de Vocaciones Nativas, de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol.

En España, la Iglesia cuenta con 18.576 sacerdotes diocesanos y 55.367 religiosos (incluidos sacerdotes) y religiosas. También hay que destacar los monjes y monjas de clausura, que suman 9.154, según la última Memoria anual de Actividades de la Iglesia Católica en España. En la Diócesis de Salamanca son 22 las comunidades contemplativas, dentro de un proceso de cierre de conventos, el último Las Úrsulas tras cinco siglos de historia al trasladarse las monjas clarisas hasta Cantalapiedra.

El motivo ha sido el envejecimiento de las religiosas, un problema común en todas las comunidades. La escasez de relevo generacional provoca que la mayoría de las monjas no sólo pertenezcan a la tercera edad, sino a lo que ya se denomina cuarta edad, más de ochenta años. Así, unas no pueden cuidar de las otras y necesitan la atención de otras más jóvenes. Además de que los edificios donde residen precisarían una reforma, para adaptar la estructura a la accesibilidad de personas con movilidad reducida, que al final suponen un alto coste. Las Franciscas lo hicieron, pero otras comunidades no pueden afrontarlo.

Las clarisas de las Úrsulas no serán las últimas. De Las Claras también podrían desaparecer y Las Isabeles ya estuvieron a punto de marcharse. En los pueblos ocurre lo mismo, ya hubo traslados desde Ledesma hasta Cabrerizos, y desde Ciudad Rodrigo hasta Cantalapiedra, además de que las Bernardas se marcharon del monasterio ubicado en el barrio Prosperidad de la capital. Tal es la situación que incluso se ha llegado a plantear fusiones de comunidades religiosas, como ocurriera con las entidades financieras y cajas de ahorro, para economizar recursos.

Sobre esta situación se ha referido esta semana el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal Ricardo Blázquez, quien ha advertido de la "escasez extraordinaria" de vocaciones al sacerdocio en España, algo que achaca a la falta de continuidad en la formación cristiana, al "enfriamiento cristiano" en familias y colegios y a la "marea de la secularización"; pero ha pedido que no se busquen atajos "arriesgados" para compensar esta falta de vocaciones.

"Desde hace mucho tiempo venimos padeciendo una penuria seria de vocaciones para el ministerio presbiteral. Si hace varios decenios la abundancia era extraordinaria, actualmente la escasez es también extraordinaria", ha lamentado. Aquella abundancia en el pasado, según ha precisado, impulsó a la construcción de muchos seminarios, que "poco tiempo más tarde no fueron necesarios" porque "la floración vocacional no aconteció como por generación espontánea". "Antes y ahora diversos factores religiosos y socioculturales han influido en aquella abundancia y en la presente penuria; esta situación ya prolongada nos interroga sobre una debilidad de fondo", ha apostillado.

Crisis de sacerdotes

La situación de los seminarios diocesanos no es mejor que la de los conventos de monjas. "Nos vimos inmersos en perplejidades sobre el sentido del ministerio que condujeron junto con otras causas a numerosas secularizaciones", considera monseñor Blázquez, al tiempo que ha añadido que se pusieron a trabajar en solucionar esta situación que esperaban fuese "coyuntural" y se "enderezara" pronto.

Si bien, ha precisado que, más tarde, comenzaron a atribuir esta crisis de vocaciones a una crisis de "convocantes" o dicho de otra manera, a una "crisis de iniciación cristiana" en medio del "enfriamiento cristiano del ambiente y la secularización que, como una marea, sube afectando a las familias, a la educación y a la solidez de los valores morales". Por ello, reconoce que el panorama actual es "fuente de inquietudes y de sufrimiento".

Ante esta situación, ha adelantado que los obispos trabajarán durante esta plenaria para avanzar en el documento sobre los seminarios que el Vaticano ha encargado hacer a todas las conferencias episcopales. Blázquez considera que no pueden "resignarse a la administración de la escasez". También ha apostillado que deben procurar "que la fe no sea desacreditada desde el punto de vista social y cultural".

Pero Blázquez ha avisado de que "evangelización no es proselitismo, sino anuncio de la alegría del Evangelio" y ha subrayado que los miembros de la Iglesia no son "reclutadores de personal" para sus obras porque la llamada debe venir de Dios. También ha recordado que existen otras vocaciones además del sacerdocio como la vida religiosa o el matrimonio. En este sentido, ha indicado que "ser varón y ser mujer pertenece a la buena y rica creación de Dios" y que "la paternidad y la maternidad han recibido del Creador una bendición con el encargo de transmitir la vida".