Las estadísticas muestran que cada año que transcurre hay menos vocaciones religiosas. ¿Dónde está el origen? ¿Cuál o cuáles son las causas? El vicario general de la Diócesis de Salamanca, Florentino Gutiérrez, responde a estas y otras preguntas. “Es un momento de crisis, es la verdad, negarlo no sería prudente”, reconoce, de ahí la llamada que la Iglesia Católica realiza a la sociedad para “no resistirse a las invitaciones del Señor”.

El problema, a su juicio, está en la propia sociedad. En primer lugar, porque “nos falta un planteamiento vocaciones de raíz, no se trata de si hay más monjas, frailes o curas, sino de si hay más cristianos, aquí estamos para cumplir la voluntad del Señor, de quien nos creó y nos espera al final de la vida en la Tierra”. Por eso, “el problema no es sólo de la vida religiosa, en los laicos tenemos familias sin hijos, familias desestructruradas, y así es difícil escuchar al Señor cuando nos sigue llamando”.

Y es que para Florentino Gutiérrez la sociedad está desvinculada, “estamos rompiendo vínculos de manera alarmante, y así no hay manera. Si atendiéramos a la llamada del Señor, después cada uno se va situando donde le pide, pero si estamos más pendientes del interés personal, de las modas, del individualismo, el futuro es preocupante”.

Preocupante, pero no catastrófico. El vicario general de la Diócesis de Salamanca entiende que la Iglesia Católica se enfrenta a otro reto, “en veinte siglos de historia ha habido de todo, volverá a cambiar la situación”. Por ejemplo, ahora las comunidades comtemplativas sobreviven gracias a la llegada de personas de otros países, ya sea a los conventos, de puertas para adentro, o a las parroquias, de puertas para fuera, como es el caso de una comunidad de peruanos que atiende a parte de la Sierra. “En el pasado Salamanca exportó vocaciones y llevó a cabo una intensa labor misionera en países del tercer mundo, ahora debemos esperar la ayuda de fuera”.

¿Y si en lugar de mirar hacia fuera la Iglesia Católica debe mirarse a sí mismo y reflexionar? Florentino Gutiérrez responde a quienes consideran que la estructura del Vaticano debe adaptarse a los tiempos, a la evolución de la sociedad. “La Iglesia debe seguir a Jesucristo, está bien decir que hay que modernizarse, pero quien se casa con la modernidad pronto se queda viudo, porque la modernidad cambia rápidamente. Claro que hay que escuchar al mundo, el problema es si el mundo quiere dialogar. La oferta no es nuestra, es el mensaje de Jesucristo, y su oferta es lo más actual y lo que mejor puede ayudarnos. ¿Sabemos transmitir esto a los jóvenes? Pues puede ser, hay que hacer autocrítica, lo importante es saber transmitir y saber vivir. Pero lo más importante no es llegar a cura, monja o fraile, es seguir a Jesucristo”, concluye el vicario general de la Diócesis de Salamanca.