Espacio de Atención Integral, una vida digna hasta la muerte
Los avances de la ciencia han permitido a los profesionales de la sanidad prevenir y curar enfermedades complejas, o en el peor de los casos minimizar sus efectos. Pero, ¿qué ocurre cuando las pacientes ya no tienen solución y entran en fase terminal? ¿Cómo abordar este proceso? Para paliar las carencias psicosociales de la rama sanitaria surgieron los cuidados paliativos, donde médicos, psicólogos, enfermeros, trabajadores sociales y voluntarios están pendiente no sólo de que sus pacientes no sufran ningún dolor, sino de acompañarles y de dignificar sus últimos momentos. Salamanca es una provincia pionera y puntera en esta materia, uno de los cinco hospitales con un Espacio de Atención Integral dentro de la Unidad de Cuidados Paliativos y Tratamiento del Dolor.
“Había un déficit en el sistema sanitario para atender los aspectos psicológicos y emocionales del paciente y sus cuidadores principales, también en los propios profesionales, tanto en formación como en aspectos emocionales y éticos”, explica Francisco José Vara, jefe de la unidad ubicada en el hospital de Los Montalvos. Así, hace diez años la Fundación La Caixa puso en marcha un proyecto donde el hospital charro fue uno de los primeros equipos elegidos, interviniendo en tres niveles: pacientes, familiares y profesionales sanitarios. “Entonces se vio que funcionaba y se reducía la ansiedad de los pacientes, su depresión y sobre todo aumentaba la adaptación a la enfermedad”.
Porque, como explica el doctor Vara, “es algo que trasciende la religión, lo espiritual, es más atender los pensamientos de los pacientes y sus familiares, sus sensaciones, sus emociones, para prevenir posteriores duelos patológicos”. Y los resultados son positivos. Todas las unidades financiadas por La Caixa vuelcan sus datos en una plataforma tecnológica y las estadísticas dicen que un 45% de los pacientes proceden de familias con ingresos inferiores a los mil euros al mes, donde el cuidador es una persona mayor. Así, este programa de apoyo supone también un bálsamo ante la mezcla de sus problemas personales con una situación de dificultad económica para afrontarlos.
Y es que los pacientes terminales y sus familias, cuando están en sus casas, generalmente padecen crisis de necesidad, sufren situaciones que les desbordan. Esta unidad está para solucionar estos problemas, no sólo por ejemplo un ataque de apendicitis, también las necesidades sociales como ayudar a elaborar testamentos, pedir perdón, dar las gracias o saber decir adiós. Incluso se ha contratado a otra persona para atender a domicilio a las personas que fallecen solas, ‘Fin de vida y soledad’, un proyecto piloto de acompañamiento que se está llevando a cabo en los barrios Puente Ladrillo y El Rollo de Salamanca.
Una filosofía de trabajo referente para toda Castilla y León
Al ingresar un paciente en el hospital se realiza una visita a la habitación y se hace una historia psicosocial para actuar en función de la situación personal, porque cada caso es diferente. En algunos se trata de asimilar el diagnóstico, según avance la enfermedad se trabaja más el cuidado del cuidador y en la parte final del proceso el duelo del propio paciente, su acompañamiento. Incluso después del fallecimiento se presta apoyo a la familia, la normalización del duelo en procesos complicados. “No nos desligamos de las personas cuando muere el familiar”.
Una labor que también hace mella en los propios profesionales sanitarios. “El equipo se desgasta, hay un contacto constante con la muerte y las experiencias emocionales son continuas, muy intensas. Por eso también se cuida a los propios médicos y en esta unidad somos pioneros y referentes en este tratamiento”, explica el doctor Vara.
Dentro de la Unidad de Cuidados Paliativos se ha puesto en marcha el Espacio de Atención Integral, donde no sólo se trata a los pacientes y sus familiares, también se llevan a cabo talleres de espiritualidad, musicoterapia, conferencias, reuniones terapéuticas… “Lo importante es cubrir el déficit psicosocial”. Su distribución permite realizar distintas actividades: leer, conversar, escuchar música, mirar la televisión, conectarse a internet, celebrar encuentros familiares o simplemente estar solo. Además, semanalmente se programan actividades individuales o grupales dirigidas a promover la comunicación, la relajación y la creatividad, o simplemente evadirse durante un rato. Todo ello con el acompañamiento de un profesional o un voluntario experto.
El éxito de la atención prestada ha propiciado que La Caixa no sólo renueve su proyecto en Salamanca, sino que lo convierta en referencia para toda Castilla y León, formando a personal para Ávila, Zamora y Valladolid. “No es dar un recurso, es un programa inteligente, les estamos dando una filosofía de trabajo, una manera común de abordar los cuidados paliativos, atender a pacientes cada día más complejos”. Porque “no es cuestión de proporcionar una muerte digna, que también, sino más bien una vida digna hasta la muerte”.