Los Alambres, los corrales de ganado con alimento fresco
En un mundo tan célere y alocado como el actual apenas sobreviven los recuerdos que van más allá de un lustro. Ésa es la barrera que marca la pervivencia de la información en Internet, pero hay otra mucho más valiosa que aún se atesora en álbumes de fotos escondidos en recónditos cajones, esos que ya apenas casi se ven en familia, y sobre todo, una información guardada a fuego en la memoria de quienes vivieron cada momento. NOTICIASCYL tiene en marcha una serie dominical que repasa la evolución de los barrios de Salamanca a través de los recuerdos de niñez de sus habitantes.
Hoy es el turno para Los Alambres, una zona ubicada entre Chamberí, el Arrabal y Vistahermosa, que también surgió al hilo de la actividad ganadera en el entorno del Teso de la Feria, junto al Cordel de Merinas, lugar de paso de los rebaños. Allí se levantaron humildes viviendas en autoconstrucción en los años de la posguerra, ejemplo que siguieron otras muchas familias que llegaron en las décadas posteriores. Edificaciones con corrales para guardar el ganado, de ahí la denominación de Los Alambres.
Hasta no hace muchos años la calle principal que atraviesa el barrio estaba repleta de vacas lecheras. De hecho, era frecuenta en toda la zona trastormesina acudir allí en busca de leche fresca, incluso de los barrios junto a la Catedral, como Tenerías y Santo Tomás. Actividad ganadera aparejada con la comercial, de ahí que hubiera diversos comercios relacionados con la alimentación, lo que confería a este barrio de un aroma especial.
Posteriormente se fueron estableciendo en la zona algunas fábricas, destacando una de baúles, pero al llegar la expansión urbanística de los años sesenta y setenta para acoger en la ciudad a todos los habitantes del éxodo rural modificó la fisonomía del barrio. Las permutas de edificabilidad dieron lugar a la proliferación de parcelas sin construir que se han convertido desde entonces en focos de insalubridad. Al mismo tiempo, se deterioró la convivencia.
La vida en Los Alambres era como la de cualquier pueblo: trabajar de sol a sol y disfrutar de los días festivos con las tradiciones ancestrales. Los niños aprendían en la escuela y jugaban bien en los tesos cercanos, bien en el río Tormes, atravesando la vía del tren hacia Portugal. Décadas donde la imaginación y el espíritu de supervivencia primaban sobre otros condicionantes.
Aquellos niños crecieron y buscaron nuevas oportunidades en otras zonas de Salamanca e incluso fuera de la provincia. A finales del siglo XX llegaron nuevos vecinos, algunos relacionados con el narcotráfico, y desde entonces Los Alambres es más conocido por las redadas policiales que suelen llevarse a cabo cada cierto tiempo para desmantelar supermercados de droga. Así, al igual que otros barrios como Buenos Aires, lucha para convertirse en un gueto donde la mayoría vive bajo el dominio de unos pocos