Dicen que quien olvida su pasado corre el riesgo de cometer los mismos errores, pero también que quien olvida su historia pierde una parte de su alma, porque en el vínculo de una tierra generación tras generación está una porción del ser humano, de su forma de ser y sentir, de pensar y vivir. Por eso, recuperar la memoria histórica de los pueblos es una buena costumbre cada vez más patente en la provincia de Salamanca, porque sólo conociendo al detalle el pasado se puede avanzar y progresar hacia el futuro. Así lo han entendido en Tamames, donde anoche se puso en marcha una original ruta teatralizada.

La promotora es Charo García de Arriba, una pucherera ávida por conocer el pasado de su pueblo. “He pasado muchos años buscando en archivos, bibliotecas, internet, y cuando tuve la suficiente información quería contarlo a todos para que la historia no se perdiera en el olvido, porque nuestros antepasados, menos que ninguno, merecen el olvido”, explica a NOTICIASCYL. Pero cuando transmitió su idea encontró un importante respaldo, “la gente se animó a colaborar y surgió esta ruta, nos hicimos nosotros los vestidos, el guión y éste es el resultado”.

Un resultado que congregó a cientos de personas en la iglesia, el punto de partida. Desde allí se repasó la historia de Tamames a través de siete capítulos, desde el siglo XIII hasta el XIX, abarcando desde el origen durante la Reconquista, cuando se otorga el señorío, hasta el resurgimiento del pueblo tras la Guerra de la Independencia. “Un paseo por la historia, por el origen de nuestro pueblo, para recordar nuestras raíces, la memoria de la tierra que nos vio nacer, con ojos capaces de ver más allá de la vista”.

Por ejemplo, cuenta la leyenda que el último rey godo, don Rodrigo, murió en las inmediaciones de la cercana localidad de Segoyuela, en donde había buscado refugio tras la derrota sufrida en la batalla de la laguna de la Janda. De hecho, en un cercano templo de la ciudad portuguesa de Viseu, a menos de 150 kilómetros de la Sierra de Francia, fue encontrada una sepultura con la inscripción ‘Hic requiescit Rudericus rex gothorum’ (aquí descansa Rodrigo, rey de los godos). Este hallazgo puede certificar la presencia de este héroe en la provincia salmantina durante los últimos días de su vida.

De una forma u otra, días después de morir don Rodrigo, en otra laguna, pero ya en lo que actualmente es el término municipal de Tamames, emergió de las calmadas aguas una mano misteriosa empuñando una espada, un hecho que fue entendido como símbolo de la irreductibilidad del poder regio ante la dolorosa derrota sufrida por don Rodrigo. Pero la espada continuó apareciendo en determinadas épocas y entre los vecinos de la zona se comenzó a transmitir que el alma del último rey godo se había quedado emplazada en esta laguna, desafiando a la muerte, y algún día habría de regresar a vengar su derrota.

Pero ésta no es la única leyenda que asocia un héroe con el agua en Tamames. Cuentan los más viejos del lugar que Roldán, sobrino del rey Carlomagno, inició su huida de tierras charras tras ser derrotado por el héroe Bernardo del Carpio, cuyo castillo puede imaginarse a raíz de las ruinas que aún se conservan en la zona de Alba de Tormes. En su trayecto, Roldán pasó por Tamames, donde se dispuso a realizar una parada para descansar y buscar alimentos para su caballo. Al bajar del jamelgo, clavó su lanza junto a una roca y de allí comenzó a manar agua de repente. Hoy día se conoce como la fuente de Roldán, en la que dicen que pueden todavía verse las marcas grabadas por el caballo en la piedra al arrodillarse a beber de este milagroso manantial. Son, por tanto, parajes por los que pasear cada día muchas veces sin saber la historia que alberga su mudo devenir.