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Homicidio y positivo en drogas en el accidente de Castrobarto

26 agosto, 2018 00:49

La joven de 23 años, L.V.C., que conducía el vehículo que volcó el pasado 15 de julio en el kilómetro 30 de la carretera BU-552, a su paso por Castrobarto (Burgos), y que provocó la muerte de una joven y heridas a otro está siendo investigada por Fuerzas de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil como presunta autora de delitos de homicidio por imprudencia grave, de conducción temeraria con manifiesto desprecio por la vida de los demás, y de lesiones por imprudencia grave, al dar positivo por alcohol y drogas.

Los hechos ocurrieron a las 7.30 horas del citado día, cuando el turismo conducido por la investigada sufría un accidente, debido a que circulaba a una velocidad inadecuada para las condiciones de la vía, lo que le hizo perder el control del vehículo, invadiendo el carril contrario, con una salida de vía por el margen derecho y colisionando finalmente contra un talud de rocas.

Como consecuencia del fuerte impacto, y, debido a que ninguno de los tres ocupantes del vehículo hacía uso del cinturón de seguridad, salieron despedidos por las ventanillas, falleciendo en el lugar uno de ellos y resultando herido grave otro. La conductora investigada tuvo heridas leves.

La conductora del vehículo dio positivo en la prueba de detección de drogas, en consumo de Cocaína y THC, lo que posteriormente ha sido confirmado por el laboratorio. Además, en la prueba de alcoholemia arrojó resultados positivos de 0,33 mg/l en la primera, y 0,27 mg/l en la segunda.

Por ello se ha procedido a investigar a la conductora como presunta autora de delitos de homicidio por imprudencia, de conducción temeraria con manifiesto desprecio por la vida de los demás, y de lesiones por imprudencia grave.

Se han instruido diligencias que han sido entregadas en el Juzgado de Instrucción Nº1 de Villarcayo (Burgos).

Alcohol y drogas
La ingesta de bebidas alcohólicas así como la de drogas y sustancias tóxicas influye en el conductor de un vehículo con la disminución de la capacidad sensorial, de reflejos y de atención en la conducción, desvirtuando la percepción de la realidad, determinando una conducción inapropiada y creando un concreto peligro para la vida propia y del resto de los usuarios de la vía, aumentando exponencialmente la posibilidad de sufrir un siniestro vial.

Estas conductas al volante podrían ser castigadas penalmente con la pena de prisión de tres a seis meses o con la de multa de seis a doce meses o con la de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días, y, en cualquier caso, con la de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años, concluye el comunicado.