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Las llamadas más surrealistas e increíbles que reciben los teleoperadores

26 agosto, 2018 22:36

¿Cuántas veces le han llamado por teléfono de una compañía para intentar captarle como cliente o de la suya propia para ofrecerle algún cambio en su contrato? ¿Cuántas en horarios intempestivos? Incontables, ¿verdad? Pues ahora haga un ejercicio de empatía y póngase al otro lado de la línea, porque los teleoperadores no sólo están para vender, también para atender las quejas y reclamaciones de sus clientes. En ocasiones, con llamadas tan surrealistas como inverosímiles y maleducadas.

Solicitudes en ocasiones imposibles de creer, más propias de monólogos de Faemino y Cansado. Aquí tienes algunos de los ejemplos más curiosos de llamadas que reciben los teleoperadores. Están las llamadas de quienes preguntan por un número en concreto, como si fuera un servicio de información. Por ejemplo, abundan las llamadas de personas preguntando por la asociación de palomas de Madrid, debe ser que abundan por la capital de España y están hartas de tanta ave. Pero también están las llamadas de quienes consideran que un teleoperador es una enciclopedia, por ejemplo preguntando cómo se mata un cochinillo, o un vidente, preguntando cuánto va a gastar el cliente este mes.

En esta línea están las personas con inquietudes amorosas. Por ejemplo, quienes llaman para preguntar por el número de teléfono más barato para llamar, ligar y hasta encontrar un marido. En otras ocasiones el contacto ya se ha producido, pero de una forma más lasciva. Constantes son los casos de mujeres que llaman preguntando por qué se ha elevado tanto la factura ese mes y resulta que alguien ha comprado pornografía en exceso. Mujeres preguntando, y hombres también, que haberlos haylos estos casos, y no como las meigas.

Las quejas por las facturas llevan en ocasiones a situaciones casi cómicas. Desde quienes aseguran que le han robado el teléfono pero no presentaron la correspondiente denuncia y se enredan dando largas hasta quienes afirman que el teléfono llamó solo, que “habrá sido un poltergeist de esos”. O "será el teléfono Hawai este", también denominado Jaguar por algunos clientes para referirse a la marca de terminales chinos.

En otras ocasiones llaman haciéndose pasar por otra persona, pero claro, si es un hombre poniendo voz de mujer o niños con voz de abuelos, se nota demasiado. Y no faltan los ‘erre que erre’, emulando a Paco Martínez Soria en la famosa película, llamando insistentemente para reclamar un euro o incluso céntimos que consideran han pagado de más sin que les correspondiera.

También hay situaciones irritantes, porque abundan los clientes maleducados que directamente, antes de exponer su queja o reclamación, menosprecian, insultan y amenazan. Generalmente con mucha prepotencia, considerando que quienes están al otro lado del teléfono son persona analfabetas que deben estar a su servicio. Son más de lo que parece, poniendo a prueba la paciencia y la profesionalidad de los teleoperadores.

Y después están los despistados. Por ejemplo, quienes llaman para quejarse porque cuando debían recibir un teléfono nuevo no estaban en casa y cómo hacen ahora. Pues muy fácil, llamando a la empresa de transportes en lugar de la compañía de telefonía. Cada una tiene su labor, aunque haya quienes no la diferencien. Porque los hay hasta que llaman porque no les funciona la aplicación de mensajes WhatsApp, que es independiente de cualquier compañía, o para que le digan las contraseñas de Facebook o Gmail, que las han olvidado.

También están quienes llaman porque no tienen internet en casa pero resulta que se les había olvidado subir los plomos de la electricidad, quienes preguntan por un antirobo para la pantalla (se refieren en realidad al seguro del teléfono) y quienes desean saben la lista de números que les han llamado. Ahí está en la memoria un caso muy singular, el de una señora a la que se le explica que eso puede verlo ella de forma muy sencilla, yendo a llamadas entrantes. “¿Y eso dónde está, al lado de Marchena?”, fue su respuesta. Ya ven, de todo hay en la viña del Señor. Y para gustos, los colores.