La crónica de sucesos está impregnada cada vez más con hechos delictivos hasta no hace mucho tiempo más propios de grandes urbes, de otras latitudes donde la delincuencia está a la orden del día. Pero la globalización también conlleva la expansión del delito y sus nuevas vertientes, que NOTICIASCYL les detalla cada domingo en una serie, acercándoles los detalles sobre prácticas cada vez más comunes en Salamanca.

Es el caso de los carteristas. Por ejemplo, en España se roban casi 300.000 teléfonos móviles al año. Para llegar a esta cifra los ladrones han desarrollado técnicas cada vez más sofisticadas para engañar a los viandantes, se han agrupado para colaborar y han elegido lugares específicos donde sus técnicas son más efectivas. Por eso es importante conocer cómo actúan.

Por ejemplo, está el atasco en el autobús. Es una de las técnicas más comunes y consiste en que los miembros del grupo de carteristas provocan un atasco de forma artificial en la entrada del vehículo. Mientras la víctima se queda ahí parada y en contacto físico constante con mucha gente, es muy fácil para los ladrones quitarles lo que lleven encima sin que se den cuenta.

También está el robo en el cajero. Esta estrategia es muy peligrosa por la cantidad de dinero que pueden robar de una vez. La víctima se dispone a sacar dinero de un cajero automático y cuando ya ha introducido el número PIN, uno de los ladrones le llama la atención diciendo que se le ha caído un billete. La víctima ve un billete en el suelo, pero no es suyo y mientras explica esto, otro ladrón se acerca sin que se dé cuenta y coge su tarjeta de la máquina. Cuando la víctima se da cuenta, ya no hay nadie y el ladrón ha observado su número PIN, por lo que se dirige a otro cajero rápidamente a sacar todo el dinero posible antes de que la víctima pueda anular su tarjeta.

En estos días de fiestas puede ser común manchar a la víctima. Los carteristas muchas veces consiguen un refresco, un helado o algo similar y fingen que se les cae. Tras haberle manchado simulan estar ruborizados intencionadamente y comienzan a limpiar la ropa. Aprovechando este contacto y esta distracción, muchos ladrones consiguen robar así la cartera, el móvil o cualquier cosa que tenga la persona en sus bolsillos.

Las bandas actúan habitualmente en lugares emblemáticos, principalmente en el casco histórico de Salamanca. Una vez allí, fingen ser turistas y cuando ya saben quién es su objetivo, se acercan y le piden que les saque una foto. Mientras le enseñan cómo funciona la cámara o el móvil, se aproximan lo suficiente para hurtar su cartera o cualquier objeto de valor que lleven. En el mismo contexto que la anterior, a veces los carteristas fingen ser turistas extranjeros. Al acercarse a alguien a preguntar algo, sacan un enorme mapa de la ciudad y, usándolo como distracción, hurtan a esa persona sin que se dé cuenta.

Por otro lado está la escalera mecánica de los centros comerciales. Los ladrones dejan caer algunas monedas y fingen estar preocupados por recogerlas a tiempo. Entonces alguien comienza a ayudarlos. En este contexto hay muchas distracciones: la escalera en movimiento, mucha gente, las monedas... Otro carterista que colabora con el primero, sacando provecho de esta situación, roba sus pertenencias a quien ayuda a recoger lo que se ha caído.

Y qué decir del tumulto. Hay dos estrategias muy diferentes pero con un elemento en común, que se realizan siempre de noche y en una discoteca, bar o local para aprovechar los efectos del alcohol en la víctima. Una de las estrategias consiste en fingir que se produce una pelea y aprovechando la confusión que eso genera, una persona roba a la víctima. La otra estrategia es utilizar a una mujer que finge estar borracha y actuando como si quisiera algo con la víctima, aprovecha esa situación para establecer mucho contacto físico y entonces robarle la cartera y el móvil.

Pero no sólo se hurta al descuido, también cara a cara mediante engaños. A menudo las bandas prefieren no robar directamente, sino engañar a las personas para que les den dinero. Esta técnica consiste en que se ponen un traje para generar confianza y que las víctimas piensen que son personas de clase media-alta y así no levantar sospechas. Una vez hecho esto, fingen que les han robado y piden algo de dinero a la gente para una urgencia como ir al hospital en taxi. A cambio les dan una tarjeta profesional con su nombre, un número de teléfono (todo falso) y les dicen que les llamen para poder devolverles todo. En un programa de la BBC llamado 'Real Hustle', se hizo la prueba de cuanto se podía ganar con esto. Y en esa ocasión lograron ingresar más de 50 libras en una hora. Poderoso caballero es don dinero que afina el ingenio de los malhechores.