Castilla y León

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La Feria Taurina del 125 Aniversario abre el portón de la incertidumbre

13 septiembre, 2018 08:30

Salamanca siempre fue, que no lo es, un plaza de toros respetada y se hacía respetar. Tanto por los empresarios, como por los ganaderos y, qué menos, por los toreros que se anunciaban. El ciclo taurino de La Glorieta de Salamanca era esperado, por septiembre, como una de las citas importantes en el calendario. Todos los grandes matadores querían pasar por Salamanca, donde destacaba la presencia de los grandes 'mitos' de la ganadería de bravo española. Pérez-Tabernero, Coquilla, Atanasio, Lisardo, Galache, Covaleda, Graciliano... la lista sería mucho más amplia pero baste el ejemplo.

Manuel Chopera, el abuelo, ahora empieza el nieto, siempre fue una persona muy respetada en el mundo del toro y, por ello, confeccionaba carteles del máximo interés. Pobre de aquel que era llamado y no acudía... Eran aquellos tiempos, aún no tan lejanos, de tardes gloriosas con El Viti y Camino y El Cordobés y Diego Puerta. Con Robles y Capea. Con Manzanares y Ortega Cano... y también con Joselito y José Tomás...

Pero ahora, los tiempos dicen, todo ha cambiado. Comienza un ciclo que celebra el 125 aniversario de la Plaza de Toros La Glorieta de Salamanca. Ozú, amigo, casi ná! dirían los de Sevilla. Pero el ciclo se nos presupone algo pobre. Dos corridas de interés, una para salir del paso y la corrida del adiós. Una feria en la que no están todos los que son ni son todos los que están, a decir. Se echan en falta los dos que mejor momento pasan y, casi, de mayor interés en el escalafón, hablamos de Miguel Ángel Perera -por ley, por derecho, por obligación e interés- debería estar en el ciclo, como también Alejandro Talavante, ese torero de gusto, artista, de personalidad infinita y, cómo no, el que mejor torea en este momento. No duelen prendas en decirlo. Independientemente de la Casa Matilla -la todopoderosa-, Talavante merecía y los aficionados merecen que estuviera anunciado.

Y si están algunos jóvenes, no hablamos de Roca Rey, que no han hecho ni merecido estar en La Glorieta, qué tiene que suceder para que a un humilde como Damián Castaño no se le ofrezca la oportunidad de torear en su plaza, con más de seis años de matador tras aquella triunfal alternativa de la mano de su hermano en Gijón cortando dos orejas al toro de su doctorado. Era el 14 de agosto de 2012 y, hasta hoy, a verlas pasar. Las Ferias.

Unos carteles que se irán alabando o lavando según vayan transcurriendo desde la libertad, la independencia y el rigor que merece la información.

La novillada picada abre el ciclo

Todo comienza a las seis de la tarde, de este miércoles, cuando se abra el portón y aparezcan los tres novilleros que se enfrentarán a un hierro siempre interesante y que suele dar juego en utreros, José Cruz, de procedencia Daniel Ruiz, vamos un poco más allá, hembras y semental de Jandilla, y al final, Juan Pedro Domecq, pues eso, el monoencaste, donde queríamos llegar. Dos salmantinos de pueblos bien cercanos, David Salvador, torero fino y de gusto que esperemos haya mejorado con la espada, de La Fuente de San Esteban, y Antonio Grande, de San Muñoz, otro novillero de gusto, de pinceladas de brocha gruesa, de color y pellizco, al que esperamos que mate bien, igualmente. Y finalmente, el que dicen que es la sensación de la temporada, Diego San Román, torero mexicano, por cierto, como el matador Luis David Adame que también aparece en los carteles, ya sabemos eso de las mitades, mitad Chopera mitad Grupo BAL -es decir, México- y a saber qué parte Matilla. San Román apareció -como por arte de magia, que no la hay, poderoso caballero es Don Dinero, escribía Quevedo- en las Fallas de Valencia. Hablan bien del chaval, a esperar. Pero esperando estamos y no sabemos el por qué, a Manuel Diosleguarde, que sí es el que más estás sonando y, además, toreando mucho y bien y abriendo las Puertas Grandes allá donde va... Tordesillas, el lunes, sin ir más lejos. Cosas de las empresas cuando son las dueñas y señoras de los cosos y nadie les obliga ni les exige. Libertad de mercado, pero también, en este mercado existe la oferta, estos y otros carteles, y la demanda, que los compra o no, y ahí los aficionados son los dueños de sus dineros. No sirven las quejas. Por ello, abran juego señores, que suenan clarines y timbales y empieza la tómbola de Salamanca, cachis!