Un día entre semana y laborable, era difícil que hubiera un gran ambiente previo y la afición se agolpó en las colas de los accesos a Zorrilla en los últimos minutos antes del partido. Cuando empezó el encuentro, el empuje ofensivo el Pucela elevó la animación en la grada, que coreó el recital de cánticos de aliento hacia el equipo, queriendo poner su granito de arena para la llegada del ansiado gol.

Durante toda la primera parte, aprovechando el ánimo en el juego del equipo, la afición blanquivioleta correspondió a los jugadores con una animación sin descanso. Aplausos en cada ocasión de ataque y vítores en las recuperaciones defensivas. Sólo faltaba el gol.

Con el comienzo de la segunda parte llegó el contratiempo del gol del Levante, un golpe duro para la afición del Valladolid que logró reponerse tan rápido como el equipo. Después llegaron los cinco minutos de éxtasis que culminaron con el golazo de Nacho, un tremendo disparo desde fuera del área que elevó el entusiasmo en la grada y obligó a los incrédulos a frotarse los ojos.

Con el 2-1 hubo quién obvió la tensión de la victoria aún por asegurar y lo que quiso afianzar fue su rápido regreso a casa y un atasco lo más leve posible. Al fin, sonrisas y alegría al salir de Zorrilla desde la vuelta a Primera División.