El todo o nada en tres partidos
La memoria futbolística es sumamente efímera, de eso no hay ningún tipo de duda, y a orillas del Pisuerga se ha pasado de una euforia supina a una desilusión también grande tras el 2-4 del pasado sábado en el estadio José Zorrilla y ante el Leganés de un Mauricio Pellegrino que fue superior y se llevó merecidamente los tres puntos del feudo blanquivioleta.
El tanto de Siovas al inicio del choque fue un auténtico jarro de agua fría, por no decir helada y ciñéndonos al fresquete que hacía en feudo pucelano en una tarde que vaticinaba el gélido invierno, siempre característico de la capital del Pisuerga.
El segundo de Óscar Rodríguez y el gol de Guido Carrillo tras ese error del que podía ser hasta la fecha el mejor guardameta de la categoría como es Jordi Masip, acabó por apagar a una afición blanquivioleta que se vino abajo y que afronta cabizbaja este final de 2018 que ha sido mágico y que merece la pena valorar para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos.
El Pucela venía de una racha inmaculada con ese triunfo en el Villamarín por 0-1 tras el tanto de Antoñito y ahora se ha metido en una mala de resultados, pero sobre todo de fútbol, que se traduce en dos empates, ante Espanyol y Eibar en Zorrilla y tres derrotas ante Real Madrid y Sevilla a domicilio y Leganés en casa, o lo que es lo mismo 2 de los últimos 15 puntos logrados en juego.
Con 17 puntos, el conjunto de Sergio González es 15º en la tabla con el Athletic, equipo que marca los puestos de descenso, a seis puntos.
Los tres choques antes del parón navideño se antojan sumamente importantes para marcharse con una sonrisa y no con el rostro de preocupación que se atisba en los aficionados blaquivioletas en las últimas jornadas.
Dos visitas a conjuntos vascos, primero a San Sebastián para enfrentarse a una Real Sociedad que viene de caer este domingo inmerecidamente ante el Real Betis, y precisamente ante el Athletic de Bilbao y la visita de todo un Atlético de Madrid a Zorrilla el 15 de diciembre, marcarán el devenir y el estado de ánimo del equipo mientras se come el típico turrón navideño.
El Pucela debe volver a los orígenes. Al trabajo y al esfuerzo para llegar al parón tranquilo y para que los fantasmas se vayan en un año que está siendo de ensueño para el equipo blanquivioleta.