Pablo Santana y Antonio Palacios sellan un compromiso
Es tiempo invernal, época de cambios en los apoderamientos donde toreros y representantes sellan sus compromisos para próximas temporadas. Ocurre en todos los escalafones del toreo. Y es el caso del matador de toros vallisoletano Pablo Santana que, al margen de dirigir y coordinar su complejo taurino de Alaejos, asesorará la carrera del novillero de La Roda, Antonio Palacios Catalán.
Acertaron ustedes. Efectivamente hay lazos familiares del que suscribe con el novillero manchego. El espigado diestro es nieto de mi entrañable primo carnal Antonio Catalán Moya, fallecido hace unos años. Y, obviamente, tengo el deber familiar y moral de sacarlo a relucir cuando surja la ocasión.
Fue noticia hace unas semanas y se publicó en los distintos medios taurinos. Pero nosotros hemos querido profundizar más y, picados por la curiosidad, nos acercamos hasta el bien cuidado complejo taurino de Santana, en Alaejos, para saludar a ambos y desearles la mejor de las suertes en este difícil y complejo oficio.
Lo de la curiosidad tiene su explicación, porque no entendíamos que el novillero tomase la decisión de instalarse en Alaejos, a la vera de su mentor, lejos de su casa, para iniciar una nueva etapa tras debutar con caballos el pasado año -con rotundo éxito- en un festejo mixto en la feria de su ciudad natal, junto a los matadores de toros Rubén Pinar y Alvaro Lorenzo. “Les dio un repaso”, como se dice en el argot. Es broma, los diestros no tuvieron su tarde y al principiante le salió todo redondo.
Y Pablo Santana nos sacó de la duda: “Nos conocimos por la Redes y me gustó su forma de hacer el toreo, de vestir, de su elegancia torera y le ofrecí la posibilidad de asesorarlo, lo de apoderado son palabras mayores -matiza el diestro pucelano-. Lo cierto es que lo invité a casa para tentar unas becerras y por aquí se ha quedado. Trataremos de ayudarle en todo lo posible para que pueda torear unas cuantas novilladas este año”.
Todo el mundo sabe lo difícil que es alcanzar la gloria en esta bendita y maldita profesión. Y muchos saben también que la mayoría de los novilleros con caballos pagan por anunciarse en un festejo.
Y Santana vuelve a matizar: “Aquí tiene su casa, yo me ofrecí desinteresadamente en todo lo que concierne a su preparación. No pagaremos por torear y gastaremos lo justo en preparar la temporada” (tentaderos, toros a puerta cerrada, etc.).
Antonio Palacios también lo tiene claro en ese sentido: “De pagar por torear nada de nada. Lo que salga, aunque sea poco, que sea con dignidad torera”. Y es que el novillero conoce estos avatares y por ello apenas toreó el año pasado: la mixta, un festival y pare usted de contar. Palacios llegó tardío a la Escuela Taurina de Albacete. Lo hizo con 17 años tras aprobar la ESO por exigencia familiar (ahora tiene 22), aunque ya estuvo a las órdenes del maestro Rojas y Cortés cuando contaba con apenas 13 años. Pero todo se truncó por mal estudiante.
Así lo relataba Ramiro, su padre, quien junto a su esposa Elena, mi prima, se desplazaron a Alaejos justo el día que fuimos a visitar las instalaciones para realizar este reportaje. Buenas gentes mis familiares rodenses -qué voy a decir yo- que, aunque apenados por tener tan lejos a su hijo, lo asumen y entienden la pasión que el chiquillo tiene por el toreo. El futuro lo tiene que decidir él. No obstante en La Roda tiene el negocio que fundó su abuelo, mi primo Antonio Catalán (Tele Roda) e incluso ha realizado prácticas para ganar una perrillas. Todo se verá. El toro pone y quita…
Pero el novillero de La Roda tiene muy claro la decisión tomada de vivir su pasión por el toro a casi 500 kilómetros de su casa: “Pablo me cayó muy bien desde el principio, me ofreció su casa y sus conocimientos desinteresadamente y ahora su amistad, algo que hasta ahora no había conocido tras salir de la escuela de Albacete. La única oferta que tuve fue la de un posible “apoderado” al que tenía que pagarle dos mil euros mensuales…para empezar¡¡”. “Si viviera mi abuelo Antonio”…, mascullaba el novillero.
Ilusión no les falta a ambos. Tanto Santana como Palacios conviven con armonía y han sintonizado desde el principio. Se nota a la distancia que están fascinados por la idea de luchar juntos y empezar una aventura que a ambos les apasiona. Durante el entreno se veían conjuntados.
Daba gusto ver con qué primor manejaba las telas toreras el novillero mientras que escuchaba con atención las sugerencias del veterano torero y ahora en tareas de apoderado. En unos días vendrán los tentaderos de vacas viejas y algún toro defectuoso para “poner a punto el corazón”, según versión de Pablo Santana. Quitar los miedos, vaya.
Nuestra gráfica Natalia Calvo, a pesar del frío y la intensa niebla, disfrutó de lo lindo disparando el botón de su Canon en las distintas poses que iba sugiriendo al novillero: ora en la sala junto a los “trofeos” de Santana, ora capote, ora muleta, ora conversando con Pablo, ora la silla morantista, ora “sultán” (el guardián de la finca). En fin.
Y el remate (en el toreo se diría un remate de Morante) fue un suculento aperitivo almuerzo que nos ofrecieron los anfitriones, regado con un verdejo excelente -gracias Lucía- , en un salón con agradable y candente chimenea -cosa que agradecimos tanto como las viandas-.
Y en pocas semanas la actividad en las instalaciones taurinas de Alaejos será intensa con la visita, entre otros, de los aficionados prácticos del “Taller de Toros”, que inaugurarán y clausurarán sus actividades en este recinto taurino.
Un complejo que, según las previsiones de Pablo Santana, se convertirá en un centro de interpretación de la tauromaquia. Iniciativa sumamente interesante en estos tiempos donde ser taurino está mal visto por cierta sociedad y donde determinada clase política intenta abolir por abolir.
Pues viva la Tauromaquia, sin complejos.
Fotos: Natalia Calvo