Había agua, y mucha, en la piscina de Silvia Clemente
Los acontecimientos políticos en Castilla y León se suceden a ritmo vertiginoso, de manera que lo que se da como blanco por la mañana, por la tarde puede ser negro con toda naturalidad.
El ‘caso Silvia Clemente’ es una de las mejores pruebas. La segoviana era hasta el jueves por la mañana la presidenta de las Cortes de Castilla y León y una de las figuras punteras del PP regional. Y hete aquí, que mañana, lunes, puede ser presentada como candidata de la formación naranja a presidir la Junta de Castilla y León por el mismísimo secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, que ha convocado una apresurada rueda de prensa en la sede vallisoletana del partido a las 11,15 horas.
De hecho, esta misma noche Silvia Clemente ha sido habilitada por la ejecutiva nacional de Ciudadanos para concurrir como candidata a las primarias de Castilla y León para ser candidata a la Junta. Conque si la dirección nacional está detrás, lo más probable es que Igea acabe reculando en sus pretensiones y anuncie su renuncia a presentarse como candidato. Otra cosa sería por su parte un auténtico suicidio político y un obstáculo a la importantísima 'operación Silvia Clementes' diseñada por sus jefes desde Madrid.
Así pues, entre un hecho y otro, la espantada de Clemente del PP y su nominación por Ciudadanos, habrían transcurrido tan solo cuatro días. Conque, por muy avezado analista político que se sea, resulta imposible vaticinar semejantes terremotos.
A tenor de la velocidad con la que se desarrollan los acontecimientos, todo apunta a que la dimisión de Silvia Clemente no fue un hecho precipitado fruto de un calentón ni un salto al vacío, sino algo muy calculado tras varios contactos a alto nivel con dirigentes de Ciudadanos. Al parecer, Rivera, Arrimadas y Villegas estaban al corriente de dichos contactos, auspiciados por el responsable regional de Comunicación, Pablo Yáñez, que se confirma como el auténtico hombre fuerte de Ciudadanos en Castilla y León.
El portavoz de Ciudadanos en las Cortes de Castilla y León, Luis Fuentes, quien se presumía como candidato natural, y el diputado nacional por Valladolid, Francisco Igea, trataron por todos los medios de parar la operación Silvia Clemente, pero todo apunta a que Villegas dará al traste mañana con sus iniciativas, es decir, con la pretensión acelerada de Igea, en connivencia con Fuentes, de optar a presidir la Junta de Castilla y León. Igea apostó fuerte en el último minuto, pero se nos antoja que ha perdido la partida.
La apuesta de Ciudadanos por Silvia Clemente es, desde luego, de un gran calado político. Es persona de carácter, con una dilatada experiencia política a sus espaldas y una gran conocedora de los entresijos del PP de Castilla y León. Además, es mujer, lo cual le añade un plus diferencial frente a los hombres que presentará el resto de partidos: Alfonso Fernández Mañueco, Luis Tudanca, Pablo Fernández, José Sarrión…
Además, ha quedado acreditada su condición de buena negociadora y de política con gran mano izquierda. Su puesto de presidenta en las Cortes de Castilla y León en esta legislatura, con un mosaico de partidos representados en la cámara como nunca antes se había conocido por estos lares, no ha sido nada fácil. Ha tratado de ser una presidenta justa con todos los grupos parlamentarios y ello le ha granjeado numerosos problemas con los que hasta el jueves eran los suyos. En cambio, todos los grupos de la oposición han elogiado durante estos años su papel como presidenta.
La posible entrada de Silvia Clemente en la disputa por la presidencia de la Junta cambiaría todos los esquemas. Una candidata muy conocida y con mucha personalidad frente a un Luis Fuentes que no ha conseguido convertirse en estos años en el líder regional respetado que muchos esperaban o un Francisco Igea que resulta desconocido para el gran público.
Pero lo mejor vendría después, a la hora de los pactos, en todos los cuales es muy probable que Ciudadanos sea la clave. Habría que ver a Alfonso Fernández Mañueco sentado con su ahora gran enemiga Silvia Clemente para tratar de pergeñar un pacto de gobierno. O a un Luis Tudanca al que, sin duda -oh paradoja-, la Clemente exigiría la presidencia de la Junta de Castilla y León como condición para desbancar al PP después de más de treinta años en el gobierno regional.
Una situación que ni el mejor guionista de Hollywood habría podido imaginarse, tú.