Descenso acusado de víctimas por monóxido de carbono en la Comunidad
El número de víctimas por intoxicaciones causadas por monóxido de carbono (CO) registrados por el Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León se redujeron un 10,7 por ciento el pasado invierno al pasar de 159 a 142, mientras que las víctimas bajaron un 14,2 por ciento, desde las 91 a las 78.
Sin embargo, entre octubre de 2018 y marzo de 2019 no se registraron fallecidos frente a los cuatro de la temporada pasada, según los datos facilitados por el Centro de Emergencias 112 de Castilla y León, que sólo en este mes de octubre ya ha registrado tres incidentes con diez afectados, tres de ellos niños.
En concreto, entre octubre de 2018 y marzo de este año, periodo en el que se concentran este tipo de intoxicaciones por el empleo de aparatos de calefacción para combatir el frío, el total de incidentes fue de 78 frente a los 91 del mismo periodo anterior, lo que supone un 14,2 por ciento menos.
En cuanto al número de afectados, también se registró un descenso, dado que en los 78 incidentes resultaron afectadas 142 personas, un 10,7 por ciento menos que en la época anterior, cuando se registraron 17 más, concretamente 159.
Según los datos registrados por el 112, en lo que va de mes de octubre, a pesar de las altas temperaturas registradas para la época del año, ya se han producido tres incidentes.
En concreto, el 14 de octubre cinco personas, dos de ellas menores, sufrieron intoxicación en El Cerro (Salamanca) en un incidente relacionado probablemente con una bombona de butano, mientras que el día 18 dos septuagenarios también resultaron afectados, posiblemente por una intoxicación causada por un brasero de cisco, en Cereceda (Ávila). Finalmente, el pasado día 28 otras tres personas, entre ellas una niña, sufrieron intoxicación por monóxido, que pudo tener su origen en una caldera de pellets, en Benavente (Zamora).
Los mayores números de incidentes el pasado invierno se produjeron en la provincia de León, donde se registraron 27, y Salamanca, con otros 15. En el caso de Burgos se produjo una decena de incidentes, mientras que en Zamora fueron nueve y en Valladolid seis.
Por debajo se situaron Segovia, con cuatro sucesos, seguida de Ávila, con tres, y, finalmente, Palencia y Soria, con dos en cada una de las provincias.
Desde octubre 2015 se han contabilizado once fallecidos por estas causas (uno entre octubre de 2015 y marzo de 2016, seis en el periodo siguiente, cuatro en el posterior y ninguno en el último). El número de incidentes en este periodo, si se tienen en cuenta los últimos de este pasado mes, ha ascendido a 372 con un total de 679 afectados.
Por este motivo, la Agencia de Protección Civil de Castilla y León, además de recordar las medidas de autoprotección generales para evitar estos sucesos, ha hecho especial hincapié en algunas, dado que el monóxido no se percibe, ya que ni se ve ni se huele.
El monóxido de carbono (CO) es un gas tóxico que se caracteriza porque es inodoro, incoloro e insípido, por lo que no se puede detectar con los sentidos. Cuando se produce una combustión, se produce este gas que puede resultar peligroso en espacios cerrados donde hay déficit de oxígeno y puede producirse una intoxicación por su inhalación.
De hecho, ante esta dificultad para su detección, todos los equipos sanitarios van provistos de un detector tanto para no poner en peligro su propia vida cuando acuden a un incidente, al no poder detectarlo, pero además les resulta útil para conocer la causa de la indisposición del paciente, dado que en muchas ocasiones aún no se sabe el motivo de su malestar, han informado a Europa Press fuentes sanitarias.
La causa más frecuente de las intoxicaciones es la mala combustión en aquellos sistemas de calefacción que funcionan con combustibles vegetales como son el carbón, la leña, el cisco o, últimamente, los pellets de madera: braseros, estufas u hornos de leña, glorias, etcétera. A ellos hay que unir, además, el mal funcionamiento de las instalaciones domiciliarias de gas, como son los calentadores.
Consejos
Lo más importante es prevenir este problema y para ello la Agencia de Protección Civil ha recordado que es fundamental mantener una ventilación adecuada en aquellas estancias en las que se instalen calefacciones alimentadas por combustibles vegetales, pero además evitar colocar ese tipo de aparato en dormitorios.
Asimismo, es necesario revisar las chimeneas de aquellas instalaciones de calefacción que las empleen, como por ejemplo los hornos o las estufas de carbón o leña.
En las instalaciones de gas hay que asegurarse de que todos los equipos de calefacción estén instalados correctamente y realizar las revisiones periódicas por parte de un profesional cualificado.
Cuando los aparatos estén en funcionamiento, verificar que la llama que emiten sea del color adecuado (cuanto más azul sea ésta, más perfecta es la combustión).
Es importante que todos los aparatos se encuentren en lugares correctamente ventilados y nunca taponar las rejillas y respiraderos de las distintas estancias de la casa, algo que se hace con frecuencia, por ejemplo los días que hay mucho viento, lo que propicia la falta de oxígeno necesario para una correcta combustión.
La Agencia también recuerda que no se debe cubrir la parte inferior de los hornos de gas, pues se bloquea la circulación de aire y se provoca una combustión incompleta que derivaría en cantidades excesivas de CO.
También resulta peligroso utilizar equipos portátiles como hornillos, barbacoas, etcétera, que queman combustible dentro de espacios cerrados.
Asimismo, se recomienda revisar las chimeneas y conductos de ventilación antes de comenzar la temporada de frío y después de los episodios de nevadas.
Por otro lado, la Agencia ha recordado que los aparatos de calefacción que funcionan con electricidad suponen un riesgo en cuanto a que podrían provocar un incendio, por lo que se recomienda no tener cerca cortinas, ropa de cama, alfombras, etcétera, y no dejarlos enchufados sin supervisión.
Además de la conveniencia de instalar un detector de este gas en las viviendas, Protección Civil ha recordado que no es conveniente dejar el coche con el motor en marcha dentro de un garaje cerrado.
Por qué se produce
La intoxicación se produce porque al inhalar el monóxido de carbono, pasa a la sangre a través de los pulmones y evita que la hemoglobina transporte el oxígeno. La gravedad de la intoxicación dependerá de la concentración del monóxido y del tiempo que se haya estado expuesto.
Los síntomas más habituales que puede presentar un paciente afectado por la inhalación de monóxido de carbono pueden ser mareos, dolor de cabeza, vómitos, calambres y desvanecimientos súbitos.
Por ello, ante el más mínimo indicio de esta situación se recomienda abrir todas las puertas y ventanas que sea posible para facilitar la entrada de oxígeno y la desaparición del gas venenoso y llamar al 112 y explicar la situación con la mayor precisión posible. A este respecto, la Agencia recuerda que al otro lado de la línea hay médicos de emergencias que indicarán cómo actuar hasta la llegada de la asistencia.
De ser posible también se recomienda alejar todo lo que se pueda a las personas intoxicadas del origen del monóxido de carbono y, en caso de una fuente de calefacción por combustible vegetal, como puede ser un brasero o una estufa de leña, se aconseja sacar al exterior de la vivienda si es posible la fuente de origen del monóxido.
En caso de que alguna víctima no respire, Protección Civil señala la necesidad de practicar la reanimación cardiorrespiratoria hasta la llegada de los servicios de emergencia.