La odisea viajera de dos salmantinos: volcanes, cartones y una gran indignación
El primer día de vacaciones siempre es señal de alegría e ilusión. Las caras se iluminan y algo dentro de nosotros nos dice que algo bueno llega. Despreocupación, un viaje cultural y/o playero o, incluso, una ‘tumbada’ de sofá leyendo, viendo cine o cualquier otra cosa.
Así comenzaron las suyas una pareja de salmantinos el pasado 12 de enero. En su caso con un viaje a Filipinas ya con todos los gastos adelantados y un planning que, lejos de situaciones sobrevenidas, les permitía disfrutar y descansar a partes iguales.
Sin embargo, ni siquiera llegaron a pisar suelo filipino. El destino les tenía preparada una jugada que la compañía Emirates, además, se encargó de multiplicar de manera negativa. De camino de Salamanca a Madrid, de donde salía el vuelo, con escala en Dubai, ya comprobaron que el volcán Taal, a unos 50 kilómetros de Manila y del aeropuerto al que viajaban, había entrado en erupción. Kilómetros de humo, personas evacuadas ante la alarma y, por supuesto, vuelos cancelados.
El conocimiento de ello, repito, lo tuvieron entre Salamanca y Madrid, poco antes de que embarcaran hacia Dubai. De hecho, según comentan, en facturación no sabían nada sobre el tema y en el embarque les instaron a hacer la escala hasta Dubai y que allí recibirían instrucciones pese a que ya existía la noticia de que había vuelos que se estaban cancelando.
Pese a ello, montaron en el avión e hicieron las más de 7 horas de vuelo que separan ambas ciudades, con la esperanza de que el humo remitiera y pudieran viajar a Manila. Sin embargo, el aterrizaje ya les alertó con lo que era lógico. Por mensaje de texto, sobre las 22 horas, la compañía anunció que el vuelo había sido cancelado. Un vuelo que salía a las 3:50 hora local, 00:50 hora española.
Con la cancelación oficial fue cuando comenzó la odisea principal. Si ya no entendían cómo estaban en Dubai conociéndose esto desde Madrid, no imaginaban lo que les esperaba. Desde la zona en la que se encontraban tras bajar del avión, les dirigieron pasadas unas horas a una sala a todos los damnificados en plena noche y tras un viaje intenso. Y lejos de ubicarles en un hotel o darles ciertas comodidades, les dejaron allí cerca de siete horas. Un avión entero de Emirates en una sala. Personas mayores, bebés, como el de una pareja zamorana también en la misma situación… Todos juntos esperando información.
Una información que, por cierto, iba a llegar en un par de horas pero que nunca hubo. Apenas les dieron unos cartones, que tuvieron que pedir, unas mantas cochambrosas, una botella de agua, un refresco caliente y dos magdalenas. Sin preguntar, si quiera, si alguien necesita otro alimento por enfermedad.
Sin información se pasó la noche con la única tranquilidad de que todos los allí presentes estaban en la misma situación. Pero a las 10, hora local, hasta esa tranquilidad finalizó. Emirates decidió ‘dispersar’ a todos con unos vales de comida (desayuno o hamburguesa) por megafonía. Ni siquiera alguien de la compañía acudió a entregar los vales.
De esta manera, ya con doce horas de aeropuerto e incertidumbre a la espalda, se dirigieron a un mostrador que se encontraba dentro del control. Las colas eran interminables así que, suponen que por ello, les dirigieron a otro ya fuera del control sin ningún aviso. Allí, después de un interminable tiempo, les dieron la oportunidad de viajar a Manila 24 horas después de lo que tenían que haberlo hecho, aunque tampoco sin la seguridad de que el vuelo acabara llegando a un aeropuerto que, por otro lado, estaría viviendo momentos de caos. Para más circunstancias, el planning elaborado en Filipinas ya se hubiera perdido por lo que decidieron, ante la ausencia de certidumbre, en regresar a Madrid, donde llegaron cerca de las 21 horas. Más de 36 horas para dormir entre cartones y comer una hamburguesa en Dubai.
Pero, evidentemente, muchos de los temas aquí acontecidos son insalvables por la acción humana. No así el trato recibido por una compañía como Emirates durante y después del ‘no vuelo’. Más de quince días después de lo ocurrido, ambos siguen intentando la devolución del dinero de unos billetes que no han disfrutado. Mientras, lo contratado en Filipinas ya ha sido reembolsado, Emirates no ha respondido ni a un correo enviado por los afectados que, además, cuentan con un seguro que recoge hasta las erupciones volcánicas.