Castilla y León estrenó 2021 con las esperanzas volcadas en el proceso de vacunación frente a la COVID-19 y con la falsa sensación de que la pandemia había tocado techo. Salvar las navidades fue un caldo de cultivo que provocó volver a tensionar los hospitales, desalentar a los profesionales sanitarios, nuevas medidas restrictivas para una sociedad agotada con el síndrome pandémico, y más muertes. Se vaticinaba un mes de enero complicado, que fue un punto y seguido para un año complejo en el que no se levantó cabeza y que concluyó con una sexta ola en plena explosión, con récord de contagios, tal y como informa Ical.
Sí, se volvió a tropezar hasta seis veces con la misma piedra, aunque en los últimos casos el impacto del coronavirus sobre la salud fue menor y se surfearon las olas con cierta tranquilidad gracias a la vacuna. Todo, de momento, ya que la nueva variante ómicron llega con fuerza, campa a sus anchas en la Comunidad y apunta a que en días, si no ya, será la predominante.
En 2021, el COVID volvió a eclipsarlo todo, más en la recta final del año, y eso que en octubre se auguraba que todo iba acabando. Sin instrucciones, sin restricciones y a las puertas de una Navidad sin medidas, el virus provocó una nueva Conferencia de Presidentes que volvió a imponer el uso de las mascarillas en las calles y puso su acento en la vacunación y el refuerzo de la Atención Primaria. A mayores, Castilla y León acordó reforzar los rastreos y desplegar unidades móviles de test COVID-19 para aliviar la presión de los centros de salud.
El ejercicio acabó con más de 210.000 contagios y una lista por encima de los 2.000 muertos, para una crisis sanitaria que desde que arrancó en Castilla y León ha infectado a más de 352.000 personas; supera las 6.300 vidas perdidas en los hospitales, y cerca de 12.000 fallecidos confirmados o con síntomas compatibles con la enfermedad.
Problemas endémicos que se agudizan
El año puso sobre el tapete problemas endémicos que ni se olvidaron, ni se solventaron, sino todo lo contrario, se agudizaron: una Atención Primaria contra las cuerdas, en buena parte por la falta de profesionales, pero también por un modelo agotado que reabrió el melón de la reordenación sanitaria, aún sin diagnóstico; falta de médicos en 18 especialidades, nada nuevo bajo el sol desde hace 15 años. Listas de espera en aumento, y caída en los diagnósticos de la patología no-covid, que obliga a una necesidad imperiosa de recuperar la atención en las ciudades y, en especial, en los pueblos que reclamaron hasta la extenuación la reapertura de sus consultorios. Y lo lograron, aunque con el modelo de cita previa.
Ahora la pelota está en manos del nuevo consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, después de que el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, decidiera, en plena cresta de la sexta ola, cesar a la ‘Mejor médica del mundo’, Verónica Casado, quien ha luchado en los dos últimos años a capa y espada para abatir al virus desde el inicio de la crisis sanitaria.
Hoy Castilla y León se enfrenta a otra Navidad con incidencias de contagios por COVID-19 desbordadas, que llegan a triplicar las de hace un año y que ya se están haciendo notar en la ocupación hospitalaria. Todo, con una Atención Primaria contra las cuerdas, que en estos momentos cuenta con más de 36.000 pacientes contagiados, que superan en 6.000 a los de hace un año. Es cierto, que se cuenta con el colchón de la vacuna, la agilización de las terceras dosis, su próxima ampliación a los mayores de 40 años y la deseada inmunización de los niños. Habrá que esperar a que pasen las fiestas para ver sus efectos.