Agentes de la Policía Nacional, entre los que figuran funcionarios de la comisaría provincial de Soria, han desarticulado una organización criminal dedicada, presuntamente, al fraude bancario mediante el duplicado de tarjetas SIM en base a una denuncia presentada en Soria el año pasado, en la que la víctima denunciaba haber sufrido 4 transferencias bancarias no autorizadas que le supusieron un perjuicio de 46.500 euros.
Usurpaban la identidad de sus víctimas a través de la falsificación de documentos oficiales y engañaban a los empleados de tiendas de telefonía para conseguir el duplicado de las tarjetas SIM, tarjetas donde recibían los mensajes de confirmación de seguridad de los bancos que les permitían vaciar las cuentas de sus víctimas.
Hay ocho detenidos asentados en Cataluña que actuaban en toda España mediante mensajes maliciosos y haciéndose pasar por un banco. De esta manera, es como obtenían información personal y los datos bancarios de acceso a las cuentas de las víctimas a las que usurpaban su identidad a través de la falsificación de documentos oficiales. Con ello engañaban a los empleados de tiendas de telefonía para conseguir el duplicado de las tarjetas SIM para tener acceso a los mensajes de confirmación de seguridad del banco. El siguiente paso era operar en la banca online y acceder a las cuentas bancarias para proceder a su vaciado tras recibir los mensajes de confirmación de seguridad de los bancos.
Las primeras pesquisas tuvieron lugar en marzo del año pasado cuando los agentes recibieron dos denuncias por transferencias bancarias fraudulentas en distintos puntos geográficos de España. Los perjudicados denunciaron que habían accedido sin su consentimiento a la banca online para realizar movimientos bancarios. Las pesquisas condujeron a los investigadores a la provincia de Barcelona, donde los ahora detenidos blanqueaban el dinero defraudado operando a través de transferencias bancarias y plataformas digitales de pago instantáneo.
Manipulaban la fotografía del DNI
El modus operandi utilizado por la organización versaba primeramente sobre la variante más tradicional del método phishing, es decir, a través de SMS, correo electrónico o mensajería instantánea en los que se hacían pasar por una persona o empresa de confianza para conseguir información confidencial como contraseñas bancarias, números de tarjetas de crédito o incluso copias del DNI. Al no disponer del documento físico, pero sí una fotocopia, trataban de simular una apariencia física similar al legítimo propietario del DNI que aparecía en la fotografía y así convencer a los empleados. Mediante este método lograban usurpar la identidad de las víctimas para solicitar un duplicado de la tarjeta SIM.
Tras la obtención de la tarjeta SIM, las víctimas perdían la señal de cobertura en sus teléfonos, ya que al activar el duplicado la misma quedaba inmediatamente desactivada quedando la línea en poder de los arrestados, momento en el que los estafadores recibían los mensajes del banco con las claves necesarias para autorizar transacciones. Utilizaban para ello bancos online de diversos países de Europa, e incluso a nombre de víctimas para dificultar la trazabilidad y localización del dinero.