José Luis Alonso de Santos (Valladolid, 1942) comenzó a dedicarse al teatro de manera casual. "Desde niño me apasionó la literatura, nunca busqué especializarme en un género en concreto, pero al final terminas dedicándote a lo que te llevan las circunstancias de la vida y los encargos sociales", asegura, en una entrevista con EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León. Después de más de 50 años de carrera, el autor ha sido reconocido con el Premio Max de Honor 2022, un galardón que recogerá el próximo 6 de junio en el Teatre Principal de Maó.
Este vallisoletano nacido en el seno de una familia humilde de la ciudad, en el barrio de Santa Clara, pero residente en Madrid desde su juventud, ha publicado durante su dilatada carrera obras exitosas llevadas al cine como 'La estanquera de Vallecas' (1981) y 'Bajarse al moro' (1985). Además, ha sido galardonado con el Premio Nacional de Teatro y el Premio Nacional de las Letras, entre otros, y ha dirigido instituciones como la Academia de las Artes Escénicas de España o la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD).
El próximo 6 de junio recibirá el Premio Max de Honor a toda su trayectoria. ¿Qué significa para usted este galardón?
Cuando eres mayor y te dan un premio de este tipo te da una sensación sobre todo de coherencia. Es un premio por una vida más o menos razonable, dentro de un mundo como el artístico en el que es tan dificil ser razonable. Es un premio al conjunto de todo lo que he hecho dentro del teatro, a mi larga trayectoria y a mis diferentes trabajos: he sido actor, profesor, investigador, director y sobre todo autor.
"Este es un premio a una coherencia y a una continuidad."
Mi sensación es sobre todo que es un premio a una continuidad, en la línea de lo que aprendí desde que era joven y que no he abandonado hasta este momento. A una coherencia y continuidad en mis objetivos. Además, para mí es un premio más valioso aún porque el jurado lo componen compañeros y lo que más valora un cirujano del corazón, por ejemplo, es que le valoren otros cirujanos del corazón. La prensa suele valorar más el éxito momentáneo mientras que los compañeros valoran toda una vida.
Recientemente recibió el Premio Villa del Libro, en la localidad vallisoletana de Urueña. ¿Tiene un valor especial para usted que le premien en su tierra?
Por supuesto. Además es la primera vez que se da allí un premio de teatro, y el hecho de que el primero me lo hayan dado a mí, además en Urueña, que es un lugar que quiero mucho, es algo que tiene mucho valor. Este premio me lo dan, además, por un trabajo en concreto, 'Los jamones de Stalin', que se va a publicar y estrenar próximamente y la gente podrá juzgarla por su cuenta. Espero que la gente me dé también un premio particular leyéndola o asistiendo a la representación, que es el gran premio para un autor, es el mayor reconocimiento que se puede recibir.
¿Se sigue sintiendo apegado a Valladolid a pesar de llevar varias décadas residiendo en Madrid?
Sin duda. Yo he dicho a veces que no escribo en español, que escribo en 'vallisoletano', y es verdad. Yo estudié en el Instituto Zorrilla de Valladolid, me hice romántico entonces y escritor de poesía en aquella época. En Valladolid es, además, donde se me formó el lenguaje. Yo digo siempre que aprendí a hablar en castellano oyendo a la gente más popular de Valladolid, que hablan todos como académicos, hablan maravillosamente bien.
"Yo no escribo en español, escribo en 'vallisoletano'."
Para mí el lugar del mundo donde mejor se habla el español –el de El Quijote, el de Cervantes o el de Lope– sin duda es Valladolid. Uno de mis mayores referentes, además, es el gran escritor vallisoletano de todos los tiempos, que es José Zorrilla. De él he aprendido todo lo que he podido, he escrito mucho sobre Zorrilla, y siempre he sido un gran seguidor suyo.
¿Cómo ha cambiado el teatro en España desde que empezó su labor creativa, hace ya más de cinco décadas?
El teatro es un arte, y el arte siempre vive mejores o peores momentos en función de como le va a la sociedad. La sociedad a veces protege más a la cultura, realmente, no de boquilla, porque hablar todo el mundo habla mucho. Pero otra cosa es la realidad. Y la realidad tiene mucho que ver, desgraciadamente, con la economía. Si no hay para pan no va a haber para ópera, y en España arrastramos en los últimos años un problema económico terrible que se refleja también en el arte.
"Vamos camino de ser individuos insociables, y eso no le viene bien al teatro."
Otro factor de cambio han sido los cambios en las costumbres. Se ha acostumbrado a la gente a quedarse en casa viendo la televisión y socialmente vamos camino de ser individuos insociables, y eso no le viene bien al teatro. Al teatro le viene bien la gente que vive, que viaja, que se comunica. Todo lo moderno y todas las aportaciones vienen bien, pero nunca va a ser igual ver las Pirámides de Egipto en el móvil que verlas allí. Experiencias como ir al teatro hacen comunidad y una sociedad, por encima de todo, es una comunidad.
¿Cree que la cultura tiene suficiente apoyo de las autoridades hoy en día?
Yo pienso que no. Pienso que hay un simulacro, una apariencia, nadie habla en contra de la cultura, pero eso no se refleja en los presupuestos culturales. La cultura parece a veces el primo que ha venido del pueblo y que no saben donde meter, un jarrón que es muy bonito, pero en realidad es mucho más que eso.
"Las estructuras de poder en España no defienden de verdad la cultura."
Las estructuras de poder en España no defienden de verdad la cultura. Los ministros de Cultura suelen ser ministros de Propaganda del Gobierno, no tienen nada que ver con la cultura y yo, evidentemente, no me siento muy representado por el ministro de Cultura actual.
¿Tiene algún proyecto a corto plazo?
Ser escritor tiene una ventaja, y es que no influye la edad. Para ser actor, por ejemplo, es muy dificil porque hay un esfuerzo físico, pero para escribir, bueno, decía Cervantes que no se escribe con las canas si no con el entendimiento, y este no se reduce con los años.
Ser escritor es levantarte por la mañana y escribir, igual que ser labrador es levantarte por la mañana e ir a tus tierras. Y para mí escribir es ir a mis tierras y trabajar en ellas. Y lo que llevo haciendo toda mi vida es levantarme por la mañana, desayunar y escribir, porque si no no sería un escritor. Es mi vida y es mi tarea.
"El teatro es mi forma natural de vivir."
Lo que he hecho en mi vida ha sido mi tarea, consciente de que eran mis tierras y de que mi cultivo eran las palabras. Y me he dedicado a cultivar las palabras, las ficciones y las historias y lo sigo haciendo. Porque ha sido la forma de llenar mi vida, y ha sido una forma que a mí me hacía feliz. He trabajado siempre en algo que me gustaba. Para mí trabajar en ello no es ningún esfuerzo, es un premio.
Tengo la suerte y el privilegio de trabajar en lo que más me gusta. Es mi profesión y mi destino como ayuda a la humanidad, desde mi pequeña parcela. Yo he trabajado con algo toda mi vida que he notado que me salía de forma natural, me dedico al teatro y a escribir porque es mi forma natural de vivir.
¿Qué balance general hace de su carrera después de tanto tiempo?
He hecho una pequeñísima tarea dentro de una montaña que es enorme, pero he hecho lo que he podido. Me siento coherente, en mi trabajo me he tenido respeto y he procurado siempre buscar lo mejor y hacer lo mejor para todos. No he trabajado para mí, he trabajado para otros. Y he procurado darles lo mío: mis palabras y mi teatro.
Y eso lo he hecho siempre con todo mi cariño y todo mi entusiasmo de intentar hacerlo lo mejor posible. Porque siempre he sido un prisionero y un enfermo de la búsqueda de lo mejor.