La primera medalla de oro olímpica se entregó en 1904 en los Juegos Olímpico de San Luis en Estados Unidos. En la antigua Grecia eran laurel y olivo, en los Juegos modernos se comenzó a dar este metal por la tradición militar que se entregaban a los mejores de las tropas. Pues bien, Castilla y León también tiene sus propias medallas de oro, aunque solo ocho ‘privilegiados’ pueden decir que las ostentan. Y de ellos, solo una es mujer.
Las medallas que entrega la Junta de Castilla y León tienen como finalidad “recompensar a aquellas personas o entidades por actuaciones notables prestadas en defensa de la identidad e intereses generales de la comunidad autónoma”. Como curiosidad, no es posible entregarla a mientras se encuentren en el ejercicio de su cargo, pero sí concederla a autoridades de otras regiones españolas o de otros países por motivos de cortesía o reciprocidad, según se recoge en el Bocyl de 1997 con firma del que fuera presidente Juan José Lucas.
Hay medallas de oro y de plata, aunque solo se puede entregar una anualmente de la de mayor valor, y tres de las de menor. Cuando tienes la medalla en tu poder, tienes derecho a ocupar lugares preferentes en los actos organizados por la Junta de Castilla y León.
La medalla de oro es considerada la condecoración regional de mayor rango. Su insignia consiste en una medalla de pecho, realizada en el metal asociado a cada categoría, con un diámetro que no puede exceder los 50 milímetros y sujeta con una cinta de color carmesí. En su anverso figura el escudo de Castilla y León realizado en esmalte. En el reverso puede leerse la leyenda 'Medalla de Castilla y León' y el nombre del titular.
Hasta la fecha, la Junta de Castilla y León ha otorgado ocho medallas de oro de la Comunidad: el 24 de septiembre de 1987 fue Juan de Borbón quien lo estrenó. El último ha sido José Vicente de los Mozos.