Carlos Daniel Casares (Salamanca, 1960) ha estado estrechamente vinculado al municipalismo desde sus primeros años de vida. Implicado en política desde la adolescencia, llegaría a convertirse en el concejal más joven del Ayuntamiento de Valladolid tras las elecciones municipales de abril de 1979, con solo 19 años, las primeras de la recién reinstaurada democracia, en una lista en la que acompañó al histórico alcalde socialista Tomás Rodríguez Bolaños.
Formó parte del Consistorio vallisoletano durante 20 años, hasta 1999, en los que participó del cambio radical que la ciudad vivió en aquellas décadas y, posteriormente, fue coordinador de las Áreas de Política Municipal y Política Institucional en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE y asesor parlamentario del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados. Desde 2018 es secretario general de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), una nueva responsabilidad dentro de ese municipalismo que siempre le ha apasionado.
Pregunta.- Carlos Daniel Casares nació en Salamanca pero creció en Valladolid, ¿qué recuerdos tiene de su infancia y primera juventud?
Respuesta.- Nací en Salamanca, la ciudad de mi madre y de mis abuelos, y tengo recuerdos preciosos de ese periodo. Muy pronto marché a vivir a Valladolid, porque trasladaron a mi padre a trabajar allí, y tengo muchos recuerdos de esa infancia vallisoletana y también de la adolescencia y la juventud.
Una juventud que viví en la ciudad del Pisuerga que, para mí, es como si fuera mi ciudad porque allí es donde tengo a mis amigos y a mi gente y es donde me he "hecho" profesionalmente y políticamente. Es la ciudad que llevo en mi corazón
P.- ¿Cuándo le surgieron las primeras inclinaciones políticas?
R.- Desde que era niño en mi familia empecé a percibir la sensibilidad política que tenían mis padres. Les veía escuchar por la noche Radio Independiente, Radio Moscú y yo no sabía exactamente el motivo por el que escuchaban la radio de esa manera, pero recuerdo que nos decían que no hiciéramos ruido y que procurásemos estar tranquilos. Estoy hablando de finales de los 60 y principios de los 70.
"Desde que soy un chaval me siento comprometido con los valores de la izquierda"
Mi padre siempre fue una persona muy comprometida sindical y políticamente y yo desde que era un crío empecé también a militar. Primero en el Sindicato Democrático de Enseñanza Media (SDEM) y en la Joven Guardia Roja y al poco tiempo, con 15 o 16 años, ya participaba en la dinámica del entorno de las Juventudes Socialistas. Desde que soy un chaval me siento comprometido con los valores de la izquierda y del Partido Socialista Obrero Español.
P.- Un joven Carlos Daniel Casares tuvo un papel protagonista en la victoria de Tomás Rodríguez Bolaños en 1979, ¿qué recuerda de ese momento?
R.- En esas elecciones de 1979 yo era un crío, entré por los pelos en las listas y me convertí en el concejal más joven del Ayuntamiento de Valladolid. En ese momento estaba todo por hacer porque eran ayuntamientos que venían de la herencia del franquismo, ayuntamientos que no eran transparentes, y recuerdo en aquel año 1979 esa alegría que tenía la gente en la calle y ese apoyo de militantes del PSOE, del PCE o de la UGT y otras organizaciones de izquierda.
Fue una alegría compartida porque se había ganado el Gobierno del Ayuntamiento de Valladolid que durante muchos años fue un Ayuntamiento que había sido gestionado por el régimen de Franco. Era una manera de abrir las puertas del Consistorio a la participación de los colectivos, de los movimientos asociativos de los barrios, de las asociaciones juveniles.
Recuerdo perfectamente el discurso de Tomás Rodríguez Bolaños cuando fue nombrado alcalde, un discurso precioso en el que él hablaba de abrir las ventanas y las puertas del Ayuntamiento para que fuera de verdad la caja de resonancia de la sociedad. Y es una fecha que siempre tendré guardada en mi memoria y en mi corazón.
P.- Después, fue concejal durante 20 años, entre 1979 y 1999, en el Consistorio vallisoletano. ¿cómo ha cambiado, a su juicio, el municipalismo vallisoletano durante estas décadas?
R.- Ha cambiado mucho por muchas razones. Cuando entramos en el Ayuntamiento estaba todo por hacer y en cuanto a políticas sociales se tuvo que construir una nueva hoja de ruta y se tuvo que hacer primero desde el discurso y también organizando la casa para que determinados proyectos pudieran gestionarse de la manera más adecuada posible, con los recursos escasos que había.
"El de Valladolid fue un Ayuntamiento emblemático que lideró las mejores políticas sociales"
En 1979 mi responsabilidad fue ser concejal de Juventud y el primer presupuesto que tuve fueron cuatro millones de las antiguas pesetas, muy poco dinero para entonces. Con el tiempo, fue un área que se fue consolidando y reforzando y llegó a ser una de las áreas más potentes de toda la etapa del Gobierno municipal socialista.
Lo mismo pasó con el área de Cultura o la de Deportes, habían estado muy abandonadas y el nuevo Ayuntamiento les dio prioridad e importancia, y poco a poco el Ayuntamiento de Valladolid se fue convirtiendo en un Ayuntamiento emblemático de la izquierda en nuestro país y que lideró las mejores políticas sociales. Fue una ciudad emblemática durante mucho tiempo hasta que en 1995 ganó las elecciones el Partido Popular y mucho de lo que se construyó se cayó como un castillo de naipes.
P.- Quedan poco más de seis meses para las próximas elecciones municipales en las que el socialista Óscar Puente aspira a revalidar mandato, ¿qué perspectivas tiene de estos comicios?
La etapa de Gobierno de la derecha en Valladolid fue una etapa de anestesia en todo lo que tiene que ver con el impulso de políticas sociales, de juventud o de deporte, entre otras, y una vez recuperado el Ayuntamiento con Óscar Puente en 2015 muchas de esas semillas que se sembraron se volvieron otra vez a impulsar y muchos proyectos volvieron a renacer.
Ahora mismo el Ayuntamiento de Valladolid vuelve a liderar las mejores políticas del municipalismo de nuestro país y yo me siento muy reconocido en las políticas del Ayuntamiento que lidera Óscar Puente.
P.- Actualmente, ostenta el cargo de secretario general de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), ¿cuáles son los principales retos que tienen en la actualidad las entidades locales?
R.- La FEMP nació al albur de las primeras elecciones municipales y fue el proyecto municipalista de más importancia que pusieron en marcha los primeros ayuntamientos de la democracia. Se trataba de crear una asociación municipalista para representar sus intereses y para defenderlos adecuadamente. Ya tiene 41 años de historia, mucho recorrido, y estamos viviendo un momento dulce.
Estamos viviendo el momento con mayor proyección a nivel institucional y también a nivel político de la FEMP, porque se están consiguiendo muchas conquistas. Ahora, más que nunca, la FEMP participa de todos los escenarios, conferencias y órganos institucionales donde participan los diferentes poderes del Estado.
"Tenemos un horizonte muy optimista, casi el 30% de los fondos europeos van a entidades locales"
Hemos visto la importancia de la FEMP en la pandemia, en la que ha desempeñado un papel muy importante. Hemos procurado trasladar la mejor información posible diariamente a todos los Gobiernos locales en relación a medidas que se tenían que adoptar de manera urgente. La FEMP ha desempeñado un papel fundamental participando en el Consejo Interterritorial de Salud e impulsando campañas para la ciudadanía.
Nos sentimos muy satisfechos del papel de los ayuntamientos, de ese papel de cercanía y proximidad para procurar dar la mejor respuesta posible a todos los vecinos y especialmente a los más vulnerables, a los que lo han pasado peor. Tenemos un horizonte por delante muy optimista porque casi el 30% de los fondos europeos están destinados directamente a las entidades locales y gracias a estos recursos se están impulsando muchas políticas que tienen que ver con las demandas históricas de los ayuntamientos.
P.- Recientemente defendió en Urueña que todos los municipios de al menos 500 habitantes tengan una biblioteca municipal, ¿por qué es importante para usted esta iniciativa?
R.- Por lo local pasa absolutamente todo, también la cultura. Los ayuntamientos son un pilar sustancial de nuestra democracia y la mayor parte de las bibliotecas, el 93%, son municipales y gestionadas por los ayuntamientos. Tenemos que continuar haciendo todo lo posible para activar el mundo del libro.
Hay más de 5.000 ayuntamientos menores de 1.000 habitantes y hay que continuar haciendo tareas en ese sentido y por eso planteamos esa necesidad en Urueña de que exista una biblioteca en todos los ayuntamientos de al menos 500 habitantes para que todos los vecinos y vecinas puedan disfrutar de la lectura. En los pueblos pequeños también hay que hacer lo posible para que la lectura pueda ser una realidad.
P.- Un aspecto destacado en la acción de la FEMP está siendo la apuesta por la sostenibilidad de las ciudades, ¿cómo valora los pasos que está dando Valladolid en ese sentido?
R.- Valladolid es una ciudad que está liderando las mejores políticas en materia de sostenibilidad, en materia de economía circular y en materia de movilidad. El Ayuntamiento está dando constantemente un impulso a toda la política urbanística, al transporte público urbano y al acceso adecuado de todas las personas a una movilidad sostenible.
"Valladolid está liderando las mejores políticas en materia de sostenibilidad"
Quiero poner en valor una declaración que fue aprobada en Valladolid hace poco más de un año, sobre economía circular, que tiene que ver con las políticas sostenibles en materia de residuos, en materia de reciclaje, en alimentación saludable, y Valladolid está liderando estas políticas en línea con la Declaración de París. Valladolid es punta de lanza de este tipo de iniciativas.
P.- Por último, si lo tiene, ¿cuál es su modelo de ciudad ideal?
R.- El siglo XXI es el siglo de las ciudades y los estudios de Naciones Unidas destacan que en 2050 las dos terceras partes del planeta van a vivir en ciudades. Por tanto, hay que hacer una apuesta real por lo que se conoce como las 6S: ciudades que sean sostenibles, saludables, que sean smart city, solidarias, sociales y seguras.
El objetivo es que estos seis retos se conviertan en una realidad y los Gobiernos locales tienen que hacer una apuesta para que las personas que viven en los pueblos y en las ciudades cada vez vivan mejor, de una manera saludable y comprometida.
El mundo de las ciudades tiene que ver mucho con la solidaridad y de ahí la apuesta por crear ciudades inclusivas, que puedan incorporar a vecinos que vengan de otros países y otros mundos y en las que se puedan integrar de manera adecuada. Las ciudades no tienen fronteras y son internacionales.