Vivir con el corazón de otro: “Me quitaron una pera pocha y me pusieron un Ferrari”
Teresa González lleva cinco años “de ilusión y valorando la vida” después de ser sometida a un trasplante en el Clínico de Valladolid: “Todos los días me imagino a la donante y hablo con ella”
7 junio, 2023 07:00Noticias relacionadas
El destino tiene giros dramáticos. A Teresa González Vergara, en 2018 y con 57 años, le diagnosticaron un problema en el corazón “lo tenía demasiado grande” que hacía obligatorio un trasplante. Casi al mismo tiempo, su hermano con otra miocardiopatía dilatada estaba en la misma situación. Una enfermedad genética que, cruelmente, les afectó en el mismo tiempo. Teresa, natural de Madrigal de las Altas Torres (Ávila), pero residente en Mata de Cuéllar (Segovia) ingresó en el Hospital Clínico de Valladolid un 20 de marzo, su hermano falleció cuatro días después.
Fue un golpe duro pero que no pudo con su optimismo y sus ganas de vivir. Teresa es de vitalidad positiva de toda la vida y afrontó su problema con ilusión. “Si otra persona me iba a dar su corazón yo no podía bajar los brazos”, comenta. Así, cinco años después, luce mejor que nunca, con más vitalidad y con muchas ganas de vivir. “Valoro cada momento, cada comida, cada cosa que hago”, comenta a El Español Noticias de Castilla y León.
Teresa es el reflejo de la importancia que tiene la donación de órganos, que hoy celebra su día nacional, en concreto, el día nacional del donante de órganos y tejidos. Todo cambió para ella. “Piensas que vas a tener calidad de vida, pero lo ha superado”. La recuperación fue espectacular en 15 días ya estaba bien y ha sido un regalo de la vida que no puedo desaprovechar”, asegura. En su caso, el fallecimiento de una chica muy joven, casi de la edad de su hija, fue la que obró el “milagro” con su corazón. Algo que ella no olvida. “Todos los días hablo con ella y le doy las gracias”, comenta.
"Pensaba que iba a tener calidad de vida, pero la realidad lo ha superado con creces"
El reloj pasa muy lento cuando estás esperando un órgano para ser trasplantado. Un tren de vida que se intenta coger, pero que pasa y pasa por diferentes estaciones. Así fue esa tensa espera para Teresa González. Esperanzadora cada vez que sonaba el teléfono y angustiosa cada vez que comprobaba que no era del hospital. Incluso llegó a pensar en tirar la toalla cuando dos corazones pasaron por delante de sus ojos. El primero porque era incompatible, el segundo porque venía desde Oviedo y por la situación climatológica no pudo llegar. “Por suerte le sirvió a otra persona”, apunta. A la tercera fue la vencida. Como no, la llamada provocó un reguero de lágrimas. “No era consciente de la suerte que tenía”. Y es que en estos casos es más complicado encontrar a una persona que pueda realizar la donación que la persona lo asimile bien.
Eso sí, los comienzos no fueron fáciles. Costó ver sus problemas de corazón. “Al principio me dijeron que era depresión, como a mi hermano, luego tiroides, no daban con ello…”, recuerda con tristeza. Hasta que la médica de cabecera tomó el asunto con fuerza y ordenó las pruebas pertinentes. Fue derivada a Valladolid y gracia al servicio de cardiología, para el que solo tiene alabanzas, todo fue muy rápido. Poco a poco fue conociendo lo que supone esta enfermedad. Tiene tres pasos. Primero llega la medicación; en caso de no funcionar, se piensa en el marcapasos, y lo último, el trasplante. El caso de esta segoviana tuvo que ser el más drástico. “Fueron días duros, no sabes qué va a pasar contigo”, sin embargo, sus médicos le dieron muchas esperanzas. A los 28 días logró salir del hospital y comenzar su nueva vida. “Me dijeron que me habían quitado una pera pocha y me llevaba un Ferrari. Y así fue”, afirma. Y es que Teresa se encuentra mejor que nunca, con los achaques típicos, y, sobre todo, con los cuidados necesarios.
Un trasplantado de corazón puede hace vida normal. Por supuesto que cuidando con detalle lo que come y sus hábitos de vida y de limpieza. Nada diferente a lo que pueda hacer cualquier ciudadano. Aunque en su caso Teresa asegura que tiene mucho cuidado con las bacterias y algunos hábitos. Ella ya llevaba mascarilla cuando en 2020 apareció un virus llamado covid-19. Una época en la que pasó a ser su principal prioridad. “Eso me dijo el médico, que ahora mismo era yo, yo, yo y después yo”, mientras recuerda el gran apoyo que tuvo en su marido y en su hija.
Bautista: “24 años después y trasplantado, aquí estoy”
En estos asuntos desempeña un papel vital las asociaciones, algo que apunta la segoviana, que cuando fue diagnosticado su caso se quedó en “shock” y no sabía qué hacer. En el caso de Castilla y León y de Valladolid cuenta con la Asociación de Trasplantados de Corazón de Castilla y León con Emilio Bautista, también trasplantado de corazón durante 24 años, al frente.
Bautista recuerda cómo ha evolucionado todo en este tema. “Los avances son tremendos, ahora te puede diagnosticar rápido y lo ven todo”, afirma, mientras recuerda los métodos arcaicos que se usaba allá por 1999, cuando fue diagnosticado su problema. En su caso estuvo 31 días ingresado.
Asimismo lanzan un mensaje de apoyo para la Sanidad pública, ahora que tanto se habla de listas de espera y de falta de profesionales en las zonas rurales, tanto Emilio como Teresa reconocen que nunca les han postpuesto ni una consulta. “Cardiología funciona muy bien”, aseguran. La Asociación de Trasplantados de Corazón de Castilla y León está para “asesorar y aconsejar” a los pacientes que se tienen que someter a una operación de este tipo e incluso para ayudar en aspectos como encontrar un lugar para las familias que acompañan a los enfermos hasta Valladolid. Y Emilio se pone de ejemplo, pues “24 años después y trasplantado, aquí estoy”. Y recuerda la visita que él vivió en el hospital del eterno José María Pindado y su compañero César.
"La donación salva vida, y es el mejor regalo que puedes hacer”
El presidente recuerda que por culpa del covid “se nos ha ido mucha gente” por la propia enfermedad con “mucha gente con defensas bajas” y porque eran transportados en ambulancias con más personas. El único ‘pero’ que pone es que cada vez son más las personas trasplantadas y “necesitamos más cosas” y la redimensión de los equipos no es al mismo ritmo. Bautista recuerda que “en teoría” la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) dictamina que la donación es obligatoria, pero es luego la familia la que decide si acepta o no. Por eso, hace un llamamiento a las familias: “La donación salva vida, y es el mejor regalo que puedes hacer”, asegura de corazón.
Castilla y León, solidaria
La Coordinación de Trasplantes de la Junta de Castilla y León refleja en su último informe que el número de donantes de órganos en los primeros tres meses del año se ha situado en 27, dato que resalta de nuevo la solidaridad de los castellanos y leoneses, conscientes de que los órganos de un donante -se han generado 84, con 42 riñones, 24 hígados, 6 corazones y 12 pulmones- pueden salvar vidas o mejorar el bienestar de un enfermo.
Por hospitales, el número de donantes de órganos entre enero y marzo ha sido el siguiente: Ávila 1, Burgos 6, León 3, Palencia 1, Salamanca 4, Segovia 1, Hospital Clínico Universitario de Valladolid 3 y Hospital Universitario Río Hortega 8 (Bierzo, Soria y Zamora no han registrado ningún donante en este periodo).
La actividad trasplantadora registrada en el primer trimestre del año indica que se han realizado 34 implantes renales, correspondiendo 12 al Complejo Asistencial Universitario de Salamanca y 22 al Hospital Clínico Universitario de Valladolid. El centro charro ha realizado además dos trasplantes renales de vivo/cruzado.