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Mañueco y Gallardo, hasta hace unos meses socios de Gobierno, y ahora enemigos íntimos en la bancada. Esta tarde han vivido en la sesión de control al Ejecutivo su primer tenso debate.

El líder de Vox se ha puesto la camiseta de oposición y le ha recordado al presidente de la Junta los giros que ha dado en sus políticas desde que su formación ya no forma parte de la Junta de Castilla y León: ¿Mañueco es usted de izquierda? ¿Quién es el progre? ¿Su personaje, su persona o ambos? Tengo claro que con Vox no contará para su deriva progre”, ha comenzado el exvicepresidente.

Mañueco ha preferido no entrar en el cuerpo a cuerpo y ha lamentado que ahora Vox busque “el aplauso más fuerte del PSOE” y ha afirmado que Pedro Sánchez “está encantado con ustedes”. “En Vox ya se han olvidado de Sánchez y de las personas de Castilla y León”.

En su turno, Gallardo ha asegurado que “cuando uno habla, legisla y gobierna de forma progre tiene muchas posibilidades de ser un progre” para recordarle que ante este cambio “sus votantes no están tan encantados”.

Así le ha reprochado que escucha a sus “jefes del PP de Madrid” y cambia sus ideas que plasmaron en e acuerdo de Gobierno de hace tres años. “Ha preguntado a sus votantes qué le parece tener un partido abortista, proagenda 2030, a favor de la inmigración ilegal…” para afirmar que “coger los votos de derecha y hacer políticas de izquierda” esto “tiene un nombre: estafa política”.

Gallardo le ha reprochado que con las llamadas de Borja Semper, Cuca Gamarra, Esteban Pons y “el jefe supremo” Feijóo ha restaurado “los viejos privilegios a los sindicatos”, “leyes de memoria histórica, “o incumplir los pactos de derechos a la vida”. Ya que en todos los casos, “agacha la cabeza, acata y acepta”.

Mañueco se defiende

Así, el presidente de la Junta se ha sabido defender contra estas acusaciones mirando también a Madrid. “Está obsesionado con el PP y se equivoca de adversarios. Pregunte a sus votantes si es lo que quieren”, ha afirmado con el mismo argumento que su rival político.

Para recordarle que los que siguen los dictámenes del partido nacional es Vox. “Se fueron porque se lo mandaron de su sede desde Madrid. No cumple a los demás de lo que no han sido capaces. Ahora desde la oposición renuncian a trabajar”, en alusión a no haber aceptado reunirse con el portavoz de la Junta y consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo.

Precisamente García-Gallardo ha reiterado de que no podrá contar con los trece votos de Vox para "hacer políticas de izquierdas".

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