Castilla y León, destino de 'birdwatching' para los amantes de la ornitología
- La comunidad se convierte en referente europeo en turismo de observación de aves.
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El birdwatching u observación de aves se ha erigido como un nuevo modelo de turismo de naturaleza. Una opción más como destino, en la que Castilla y León cuenta con un gran potencial para acoger a visitantes de todas las partes del mundo.
Su amplia extensión territorial le aporta ecosistemas propicios para recibir, en función de la temporada, a numerosas especies de aves. Una oportunidad para la difusión de la biodiversidad de la Comunidad, que es cada vez mejor vista por los amantes de la naturaleza.
Son más de 94.000 kilómetros cuadrados de patrimonio natural en Castilla y León. A lo largo y ancho de la Comunidad, casi 220 especies de aves surcan los cielos. Un atractivo turístico gracias a la biodiversidad que además genera actividad económica en el medio rural a través de su gestión y conservación.
Son múltiples las rutas asociadas al birdwatching en la Comunidad. En función del punto geográfico, las especies a observar son distintas unas de otras. Una variedad que convierte a Castilla y León en un destino de repetición también, creando así un amplio abanico de oferta turística que potencie al medio rural.
Además, esta modalidad de turismo de naturaleza se ve reforzada por el turismo rural, seña de identidad de la Comunidad, líder a nivel nacional. Son innumerables las rutas para poder observar las aves en el territorio. Muchas son conocidas a nivel nacional e incluso internacional.
Quizás, uno de los lugares más característicos para el avistamiento de aves son las Lagunas de Villafáfila, en Zamora. Aves acuáticas y esteparias nos asombrarán en su hábitat natural. Se caracteriza por la presencia de la avutarda, sisón, cernícalo primilla, aguilucho cenizo, el ánsar común, la grulla durante el invierno o la cigüeñuela.
Un amplísimo espacio que pertenece a la Red Natura 2000 y que es uno de los principales destinos de birdwtaching, no solo en Castilla y León, sino a nivel nacional, hasta el punto de ser un referente para este tipo de turismo en nuestro país.
Una de las especies de ave más espectaculares, por su elegancia, figura y comportamiento es el águila real. La podremos encontrar en las Arribes del Duero, en Salamanca, donde estará acompañada de aves de roquedos y del monte mediterráneo.
Cigüeña negra, alimoche, buitre leonado, milano real, roquero solitario o vencejo real son otras de las especies que se pueden observar en el Parque Natural de Arribes del Duero.
En la parte norte de Castilla y León, los observadores podrán disfrutar de la presencia de los treparriscos, el gorrión alpino, el pito negro, el halcón peregrino o la cigüeña blanca.
La Montaña Palentina es un gran escenario para avistar a estas especies, pero en esta misma provincia también nos encontramos la laguna de La Nava y Boada. En este caso, dejaremos atrás las aves de montaña y bosque atlántico para pasar a las aguas acuáticas y esteparias.
La garza imperial, el aguilucho cenizo, la avoceta, la avefría o la avutarda son algunas de las especies que hallaremos en este paisaje natural que se contrapone a la bella Montaña Palentina. Dos escenarios opuestos, pero en un mismo punto geográfico que dotan de riqueza diversa al lugar.
Otros rincones más desconocidos, pero no por ello exentos de belleza, pueden ser los hayedales del Valle de Laciana, en la provincia de León. Halcón abejero, la chocha perdiz, urogallo, pico mediano o el mosquitero musical habitan la zona dando movimiento a los cielos que cobijan los bosques del lugar.
Cada año, la Junta de Castilla y León, a través de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, realiza un cuenteo del censo de aves acuáticas que llegan o están en la Comunidad. El año pasado, los datos arrojaban casi 183.000 ejemplares.
De ellas, alrededor de un tercio se encontraban en las Lagunas de Villafáfila. Del total de ejemplares, se registraron durante 2023 un total de 83 especies acuáticas diferentes. Algunas destacan por ser escasas en el interior peninsular, como es el caso de los correlimos tridáctilos o las agujas colipintas.
Además, de Villafáfila, Castilla y León también cuenta con otras reservas de importante riqueza avícola. Hablamos del Azud de Riolobos, un pantano artificial que se construyó para abastecer de agua a los proyectos de regadío de la zona.
Con el tiempo, se convirtió en un enclave idóneo para la reproducción y observación de aves. El año pasado fueron casi 37.000 ejemplares los que la Consejería de Medio Ambiente registró en la zona. Datos que le colocan como el segundo punto más importante de la Comunidad para el birdwatching.
El zampullín común, la perdiz roja o el somormujo lavanco son algunas de las aves acuáticas que se dejan ver por la zona. No obstante, la más abundante es el ánade azulón, que también es la especie más abundante en los humedales de todo el territorio autonómico.
En Castilla y León hay un total de 70 zonas de especial protección para las aves y más de 290 humedales están catalogados en el registro. Prueba de la importancia de este atractivo turístico para la región es la Feria Ornitológica de Castilla y León (Ornitocyl).
Un evento que lleva repitiéndose siete años y que cada edición reúne a amantes del birdwatching y profesionales del sector. El año pasado se recibieron cerca 5.000 visitas y para la edición que se ha celebrado este 2024 ha habido un total de 23 expositores participantes.
Rincones donde las instituciones, entidades y empresas que desarrollan diferentes proyectos y buscan dar a conocer sus trabajos en este ámbito que se complementan durante tres días con conferencias especializadas con expertos del primer nivel.
Parte de la culpa de la riqueza ornitológica de Castilla y León y, consecuentemente, de su fama para este turismo a nivel internacional, es el hecho de que España aglutine al 30% de las especies endémicas de Europa.
Una casuística que se da a la gran diversidad paisajística del país. Desde los bosques de montaña, los pastizales de sabana o los humedales, costeros e interiores, este último caso los de Castilla y León.
Un aspecto que ensalza a Castilla y León gracias a su enorme patrimonio natural. Desde las montañas leonesas o palentinas, a las llanuras de Valladolid y los humedales de Zamora o Segovia.
Una variedad natural a la que miles de aves migratorias llegan que cada año y que escogen Castilla y León para su trayecto. Además, que atrae hasta aquí, por ende, a amantes de la ornitología llegados desde todos los puntos del planeta, pero especialmente de nuestro país y Europa.
Una oportunidad para potenciar el turismo de naturaleza en la Comunidad, que cuenta con otros tantos atractivos gracias a su patrimonio y amplísima biodiversidad de fauna y flora.