El PSOE se encuentra en un momento crítico. A las graves acusaciones de Víctor de Aldama, que implicó en múltiples delitos a ministros del Gobierno de Pedro Sánchez, a la investigación contra la mujer del presidente, Begoña Gómez, y a la reciente imputación de su hermano, se ha sumado el estallido del PSOE de Madrid.
Las divisiones internas han sido la tónica dominante en el seno de los socialistas durante los últimos meses, ejemplificadas en la guerra abierta entre el secretario general del PSOE de Castilla y León, Luis Tudanca, y Ferraz, tras su intento de adelantar las primarias autonómicas, pero el caso madrileño ha ido un paso más allá.
Este miércoles, anunciaba su dimisión el ya ex secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, después de la fuerte presión interna y de denunciar el "linchamiento" que aseguraba haber sufrido por parte de su partido.
Todo ello después de conocerse que Lobato registró en una notaría una serie de chats de WhatsApp relacionados con los presuntos delitos fiscales del novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y cuya posesión le colocó en el disparadero político hasta que, finalmente, presentó su dimisión este miércoles.
La caída de Lobato ha hecho emerger a una figura muy conocida en Castilla y León, el actual ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López (Madrid, 7 de abril de 1973), firme apuesta de Ferraz para sustituir al malogrado exdirigente y que ha jugado un papel clave en la explosión del partido en Madrid.
Fue su jefa de Gabinete, Pilar Sánchez, la que mandó a Lobato la confesión del novio de Ayuso para que la utilizara políticamente contra la presidenta madrileña en la Asamblea de Madrid, algo a lo que Lobato se negó, decidiendo preguntar el origen de la información antes de hacerlo. Una decisión que provocaría su caída.
López, uno de los mejores amigos de Sánchez desde hace décadas, será impuesto por Ferraz para tener bajo su férreo control a la federación madrileña aunque la última palabra la tendría la militancia, que deberá pronunciarse en la primera vuelta de las elecciones al liderazgo del PSOE de Madrid el próximo 11 de enero.
El ministro de Transformación Digital dirigió el PSOE de Castilla y León entre 2008 y 2012, dejando tras de sí un rastro de fracasos electorales en la Comunidad, descosiendo hasta límites insospechados un partido ya débil ante las mayorías absolutas del PP y dando buena muestra de su ambición desmedida.
Un paracaidista llegado de Madrid
López llegó a Castilla y León en el mes de septiembre de 2008, en un momento boyante para el PSOE que acababa de reeditar el Gobierno tras la segunda victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones generales del mes de marzo.
El flamante nuevo secretario general del PSCyL ya era diputado por la provincia de Segovia desde las elecciones de 2004, que llevaron a Zapatero a la Moncloa, pero su vínculo con ese territorio se limitaba a los orígenes de su familia materna, ya que él había nacido en Madrid y había residido siempre en la capital de España.
López era, pues, un paracaidista enviado por la dirección federal del PSOE, en la que contaba con buenos contactos, para tratar de mejorar las perspectivas electorales en un auténtico feudo del PP como Castilla y León, donde el entonces presidente, Juan Vicente Herrera, encadenaba una mayoría absoluta tras otra.
El vínculo del actual ministro con Castilla y León se limitaba a que su familia materna procedía del municipio segoviano de Bercimuel y López acostumbraba a pasar los veranos en la localidad de Riaza, en la misma provincia.
Su abuelo materno era guardia civil y fue trasladado a Madrid, llevándose con él a toda su familia, motivo por el que López nació en la capital. Su familia paterna provenía de Asturias y fue represaliada por el franquismo, viéndose obligada su abuela a escapar a Melilla, donde se casó y nació Ricardo Lopez, el padre del ministro.
Madridista hasta la médula, López es un gran aficionado a todo tipo de géneros musicales, siendo U2 su grupo favorito, y es un prolífico lector, especialmente de ensayo histórico y novela.
Blanco y Sánchez
En la carrera política de Óscar López sobresalen dos figuras de extraordinaria importancia: quien fuera ministro de Fomento entre 2009 y 2011, en el Gobierno de Zapatero, José 'Pepiño' Blanco y el actual jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez.
El ministro de Transformación Digital sintió pronto la inquietud por el debate político y en el instituto formó parte del Consejo Escolar, licenciándose posteriormente en Ciencias Políticas, con la doble especialidad de Estudios Internacionales y Administración Pública por la Universidad Complutense de Madrid.
Además, cursó un año de Erasmus en la Universidad de Newcastle upon Tyne, en el Reino Unido, y realizó estudios de Derecho que no finalizó por decidirse a estudiar un curso de postgrado en Economía Internacional por la Universidad de Newcastle Upon Tyne, además de cursos sobre Unión Europea y Derecho Internacional.
Fue tras finalizar la carrera, en marzo de 1996, tras la derrota del socialista Felipe González frente al popular José María Aznar después de 14 años de Gobierno, cuando López decidió afiliarse al PSOE.
Poco después, comenzó a desempeñarse como asistente del Grupo Socialista el Congreso de los Diputados y conoció a José 'Pepiño' Blanco, que se convertiría en su mentor político.
Después iniciaría un periplo de tres años, entre 1997 y 2000, como asesor en el Parlamento Europeo donde conoció al actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se convertiría en su mejor amigo. Una amistad que le ha dado buenos provechos, entre ellos, su inminente elección al frente del PSOE madrileño.
A su regreso de Bruselas, el nuevo secretario de Organización tras la elección como secretario general del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, su mentor José Blanco, le aupó al puesto de coordinador de la Secretaría Federal del PSOE de 2000 a 2008, que ostentaría hasta su llegada a Castilla y León.
Y desde las elecciones generales de marzo de 2004, que llevaron a Zapatero a la Moncloa, fue diputado cunero por Segovia, la provincia de origen de su familia materna, manteniendo el escaño hasta junio de 2011 cuando, tras las elecciones autonómicas de aquel año, hubo de trasladarse a las Cortes de Castilla y León.
Castilla y León, aciago paso
La buena relación de López con José Blanco, que había configurado en torno a él a un grupo de acólitos entre los que también destacaban Pedro Sánchez y Antonio Hernando, le permitió dar el salto a Castilla y León para tratar de hacer carrera política en la Comunidad, aunque su objetivo siempre estuvo en Madrid.
Pero la arriesgada apuesta de la dirección federal del PSOE de aquel entonces no dio los frutos esperados. El paso de López por la dirección del PSCyL fue aciago y en las únicas elecciones autonómicas a las que se presentó, las de mayo de 2011, consiguió tan solo 29 escaños, el peor resultado del PSCyL hasta aquel momento.
El actual ministro nunca consiguió sobresalir ya que era un personaje al que nadie conocía en Castilla y León, que carecía de carisma y que, aunque sabía moverse en la dinámica interna del partido −como sigue demostrando− no contaba con una proyección pública y no granjeaba grandes simpatías entre los votantes socialistas.
Después de aquellos comicios autonómicos, se convirtió en líder de la oposición en las Cortes de Castilla y León pero, no conforme con su nueva responsabilidad, se postuló para convertirse en uno de los senadores socialistas por designación autonómica y volvió a Madrid, ya que lo que le gustaba era la política nacional.
Sonadas ausencias
Durante su etapa en las Cortes, que compaginó con su puesto de senador, López siguió residiendo en Madrid y eran más que habituales sus ausencias en la Cámara autonómica.
El entonces dirigente del PSCyL no solía estar presente en las Juntas de Portavoces, −costumbre heredada por Tudanca− y tan solo acudía a los plenos de la Cámara a realizar la pregunta oral a Herrera, en intervenciones que demostraban su absoluta distancia con la realidad de la Comunidad.
En aquellos intercambios dialécticos con el entonces presidente de la Junta, López leía la pregunta oral que previamente le habían preparado pero, una vez que Herrera le respondía, se hacía visible el desconocimiento del dirigente socialista, que tenía la cabeza en Madrid, del día a día de Castilla y León.
Las réplicas de López mostraban a las claras ese desconocimiento y esa falta de preparación mientras que Herrera solía vencer con creces esos intercambios dialécticos a un dirigente socialista que no se inmutaba y solo pensaba tenía en la cabeza volver a la capital de España y al Senado.
Redondo y Puente
Fue en aquellos años en las Cortes cuando el actual ministro entabló una gran amistad con la actual titular de Igualdad, Ana Redondo, por aquel entonces viceportavoz del Grupo Socialista en la Cámara y quien le cubría las espaldas en sus habituales ausencias.
La amistad con López fue fundamental para la elección de Redondo como ministra ya que, cuando fue elegida hace un año, el actual titular de Transformación Digital ejercía como jefe de Gabinete de Sánchez, su mejor amigo.
En esa aquellos años también estrechó su relación con el actual ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, que por aquel entonces era concejal en el Ayuntamiento de Valladolid pero que de vez en cuando se pasaba por las Cortes ya que tenía una gran amistad con Redondo.
López, Puente y Redondo terminaron conformando, tras el ascenso de su amigo Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno en junio de 2018, un auténtico triunvirato castellano y leonés con una gran influencia tanto en el PSOE como en el Ejecutivo que sigue llegando hasta el día de hoy.
El escándalo de Ponferrada
Durante su etapa como senador, López dio rienda suelta a su capacidad de maniobra y en febrero de 2012, tras la victoria de Alfredo Pérez Rubalcaba en el 38º Congreso del PSOE y su elección como nuevo secretario general en sustitución de José Luis Rodríguez Zapatero, ser elegido nuevo secretario de Organización del partido.
Tras aquella designación, el actual ministro pudo dejar atrás su etapa en Castilla y León, de la que solo se llevó fracasos parlamentarios y malos resultados electorales, dejando un partido más descosido aún que cuando llegó, y centrarse en su carrera en Madrid, que ha ido desarrollando hasta el momento actual.
Con todo, López fue protagonista de una sonada polémica en Castilla y León siendo ya secretario de Organización de la formación, ya que, en marzo de 2013, urdió desde Ferraz una moción de censura para desalojar al alcalde del PP en Ponferrada, Carlos López, para aupar al socialista Samuel Folgueral.
Una moción de censura para la que Folgueral se valió de los votos de Independientes Agrupados de Ponferrada (IAP), el nuevo partido del exalcalde Ismael Álvarez, condenado por el acoso sexual a la exconcejala Nevenka Fernández y que había sido expulsado del PP.
Aquella situación generó un escándalo a nivel nacional porque un candidato socialista había sido elegido alcalde por el apoyo de una persona por acoso sexual en una moción de censura que, además, tuvo lugar el simbólico día 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
El entonces secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, desautorizó la iniciativa y ordenó retirar la moción, aunque Folgueral se dio de baja del partido y se negó a dimitir como alcalde. Un triste y aciago broche final para el paso de López por Castilla y León.
La apuesta en Madrid
López dejó entrever también su carácter cuando su sucesor, el palentino Julio Villarrubia, que dirigió el PSOE de Castilla y León entre 2012 y 2014 y con el que había mantenido un duro enfrentamiento, perdió las primarias autonómicas contra Luis Tudanca, por aquel entonces candidato de Ferraz y actualmente caído en desgracia.
"¿Sabéis esa incomparable sensación de despertarse y descubrir que sólo era una pesadilla? Pues eso. Hoy, a cenar un exquisito plato frío", publicó en sus redes sociales aludiendo a la venganza consumada con la salida de Villarrubia y la llegada de Tudanca, hombre de la confianza del recién elegido líder del PSOE, Pedro Sánchez.
Después de aquello, la carrera de López en Madrid continuó siendo meteórica. Regresó al Senado entre 2014 y 2018, siendo portavoz del Grupo Socialista entre 2015 y 2016, y en junio de 2018, su amigo Sánchez, recién elegido presidente del Gobierno, le concedió la suculenta Presidencia de Paradores.
Tres años después, en julio de 2021, el jefe del Ejecutivo sacó a López de su destino dorado en Paradores para convertirle en su mano derecha como jefe de Gabinete, tras la salida del gurú Iván Redondo y, finalmente, en septiembre de este año, fue elegido ministro para la Transformación Digital y de Función Pública.
Tras el estallido del PSOE de Madrid, López se ha convertido en la máxima apuesta de Ferraz para sustituir al malogrado Juan Lobato que, con su dimisión, ha allanado el camino del actual ministro de Transformación Digital hacia la dirección de la federación madrileña.
"Mi política no es compatible con la dirección actual", aseguraba Lobato en su despedida, en la que mostraba su total distanciamiento con Sánchez y apuntaba indirectamente a López como una de las figuras clave en su caída al haber sido su jefa de Gabinete la que le mandó la confesión del novio de Ayuso.
El presidente del Gobierno, en cambio, ha hecho una decidida apuesta por un hombre de su total confianza, uno de sus mejores amigos, para sucederle, pero su legado en Castilla y León no hace presagiar un buen futuro para el PSOE madrileño, habida cuenta también de las maniobras con las filtraciones sobre Ayuso.
Óscar López contribuyó a descoser y a dividir el partido en Castilla y León, obtuvo unos catastróficos resultados electorales y es previsible que el futuro del partido en la Comunidad de Madrid sea similar bajo su batuta, habida cuenta de que se enfrentará a una Isabel Díaz Ayuso que cuenta con una cómoda mayoría absoluta.
Un incierto futuro para un paracaidista de la política con una ambición desmedida y un largo historial de éxitos en las tretas internas de partido y de fracasos en el terreno electoral y a la hora de conectar con la militancia y los votantes que son los que, finalmente, tienen la última palabra.