Solidaridad, desobediencia y dudas... rescoldos del incendio de Navalacruz
Una vez apagada la llama que han afectado a las dos vertientes de la Sierra de la Paramera, la Sierra de Ávila y los valles del Alberche y Amblés, la solidaridad, la desobediencia, las dudas y las críticas emanan entre los rescoldos del incendio de Navalacruz.
Una provincia en blanco y negro, pesimista... pero también valiente y generosa... y muy querida. Forma parte de España vaciada que ante la adversidad se crece y que volverá a nacer a partir de esas cenizas que hoy cubren uno de los patrimonios naturales más ricos de la Comunidad, pulmón de Castilla y León.
Unas cenizas que irán desapareciendo como el polvo de los muebles de una casa abandonada. A base de esfuerzo, trabajo y compromiso... De hecho, aun cuando las llamas no se habían apagado, la vida comenzaba a brotar con fuerza entre tanto desastre.
Ejemplo de ello es la ATV Esther Rodríguez, una de las 200 profesionales vinculadas al mundo veterinario para auxiliar a los animales, los otros grandes sufridores de este devastador incendio.
Esta enfermera veterinaria se desplazó a la zona el pasado martes para "atender" a esos animales que lo iban necesitando. Bacas, caballos... "Escuchamos las demandas de los ganaderos, de los alcaldes de los municipios afectados y vamos haciendo de todo... incluso bocadillos", explica.
Así, ha controlado las donaciones que han ido llegando en cascada desde otras zonas de Ávila, provincias e incluso comunidades para el ganado para que lleguen a los "más necesitados". "Material sanitario, veterinario, comida para el ganado, agua... es un poco escuchar sus necesidades y echar una mano a los ganaderos", insiste.
Solidaridad bienvenida por los vecinos de los municipios afectados. "Se ha perdido el entorno en la sierra, que aquí básicamente es lo que tenemos, sobre todo los ganaderos han perdido muchísimo... mucho ganado se ha perdido y lo ha vuelto a encontrar, aunque hay parte del ganado que ha muerto. Se han perdido los pastos de la sierra, el pienso, las pacas...". Este inventario lo hace Mario Hernández, vecino de Sotalbo, en declaraciones a Europa Press.
Mario Hernández, que se ha criado desde pequeño por las calles de este municipio 'con quemaduras graves' en el 90 por ciento de su territorio, muestra su gratitud a los efectivos que han estado luchando contra el fuego durante todos estos días.
"Han actuado en condiciones muy difíciles, con un viento fuerte y cambiante", reflexiona para reconocer, con mezcla de orgullo y justificación, que la desobediencia de los vecinos a las órdenes de desalojo ha salvado "muchas casas". "Hemos sido los vecinos los que hemos guiado a la UME y a los servicios de Emergencia por el pueblo. Ganaderos y agricultores con sus tractores han ayudado a hacer cortafuegos... se han salvado muchas casas por desobedecer esa orden y por la actuación de los de aquí y eso se tiene que ver desde fuera", admite.
Y ahora... dudas, escepticismo y demandas. Todas en una misma dirección. "Los de arriba", es decir, la administración. "Lo primero que tienen que hacer es declarar zona catastrófica para que lleguen todas las ayudas posibles a nivel administrativo. Repoblar la zona y que vuelta estar normal lo más rápido posible", reclama.
Mario Hernández recuerda que en esta zona se vive de la tierra. "Es básico", explica, como también lo es, para él y sus vecinos no ocultar la realidad de esta catástrofe. "Que den las cifras exactas", ahonda.
Para el vecino, la administración autonómica no se puede "lavar las manos". "Que dejen las cosas claras con lo que ha pasado para que esto no se vuelva a repetir en un futuro. Que haya una mejor gestión forestal, que se limpien los montes en invierno, muchas cosas de las que se tienen que dar cuenta desde arriba. La culpa no es de la gente de aquí, es suya... y eso es importante", finaliza.